martes, 24 de abril de 2012

Habla el traductor: Sólo el acero, de Richard Morgan

Comenzamos con esta entrada una nueva sección que esperamos que dé mucho de sí. Vamos a invitar a nuestros traductores habituales a que nos cuenten algo sobre el trabajo que les ha supuesto traducir alguno de los títulos recientes que hemos publicado, y así, con un poco de suerte, obtendremos un vistazo a su tarea, que a menudo resulta poco visible para el lector (¡cuando precisamente el resultado de su trabajo, la traducción, es lo único que el lector ve de un libro dado!). Esperamos contribuir así a dar protagonismo a nuestros traductores, de los que nos sentimos orgullosos, y a dar a conocer algunos de los entresijos de su labor.

Para esta primera entrega, hemos pedido a Manuel de los Reyes que nos hable de la traducción de Sólo el acero de Richard Morgan, y esto es lo que nos ha contado:

* * *

Circula entre los traductores literarios una suerte de proverbio apócrifo que vendría a expresar la siguiente idea: "El título de una novela es lo último que se traduce, y lo primero que cambia la editorial". Medio en broma, medio en serio (puesto que la mayoría de las veces el título es lo primero que se traduce, siquiera con carácter provisional, y las editoriales ni mucho menos alteran siempre la decisión del traductor), los años de experiencia prestan un matiz muy personal a mi interpretación de este humorístico dicho.

Por una parte, es cierto que el título del documento sobre el que uno trabaja puede variar hacia la mitad o incluso el final de la fase de traducción, bien porque las musas no estuvieran completamente despiertas en el momento de empezar a trabajar, bien porque el desarrollo de los acontecimientos (la aclimatación a la voz del narrador, la sintonización con el léxico y el tono de la historia, etcétera) aconseje revisar una decisión que al pasar de las páginas se demuestre prematura o no del todo atinada.

Comencé a darle vueltas a la traducción del título en cuanto recibí el encargo de traducir The Steel Remains, antes incluso de que el libro llegara a mis manos. En principio, parecía evidente que consistía en un juego de palabras (puesto que steel puede funcionar como sustantivo o como adjetivo, y remains podría ser tanto sujeto como predicado), pero a veces uno ve fantasmas donde no los hay. Unas sucintas pesquisas por internet bastaron para que se recrudeciera mi desconfianza: la novela en la que continúan las aventuras de Ringil Ojos de Ángel se llama The Cold Commands, título que comparte ambigüedad semántica con su antecesor.

Esta aparente confirmación de mis sospechas iniciales se produjo antes de que el autor anunciara el título de la siguiente entrega de la serie (The Dark Defiles), rompiera con la polisémica tradición que sentaban las novelas anteriores e invalidara mi traducción provisional de The Steel Remains: Queda la espada, donde, con algo de imaginación, ese «queda» podía funcionar como verbo y como adjetivo, a elegir.

De modo que mi primera traducción del título dio paso sobre la marcha a una segunda, menos constreñida por la autoimpuesta obligación de conservar un juego de palabras artificial, y aun a una tercera... ninguna de las cuales es la que finalmente acompaña a la espectacular ilustración de Larry Rostant para la edición española de The Steel Remains. Por lo que a mí respecta, desde que se anunció la próxima salida de Sólo el acero me cuesta referirme por otro título a esta novela. Suena bien, tiene fuerza y resulta sumamente evocador. Que surgiera de mi imaginación o no es lo de menos. Al fin y al cabo, "el título de una novela es lo último que se traduce"...

Sí que me gustaría resaltar dos aspectos a los que presté una atención especial durante el proceso de traducción de Sólo el acero. Por una parte, la elaboración del inevitable glosario de términos inventados consustancial a toda traducción de literatura fantástica, una labor tremendamente divertida con la que me he esforzado por hacer justicia a la excepcional imaginación del autor. Y por otra, el minucioso cuidado puesto en la correcta traslación a nuestro idioma de toda la terminología armamentística que salpica las páginas de la novela.

Me consta que una considerable proporción de aficionados al género lamentan que, en ocasiones, los anacronismos y la terminología simple y llanamente mal empleada los sacan de la historia que están leyendo. Un arma mal bautizada o una maniobra de combate pobremente descrita pueden agriarle la experiencia a cualquiera, de modo que he hecho todo lo posible para eliminar esa posibilidad. Ahora únicamente falta que esos denuedos den el fruto deseado.

Cabe mencionar también que, a la hora de despejar alguna que otra duda sobre terminología, fue inestimable la colaboración del mismo Richard Morgan, el cual, cuando le escribí para pedirle ayuda con el significado exacto de un par de palabras extrañas, respondió a mi correo con toda amabilidad... y en un correctísimo español. Uno espera siempre que su trabajo sea del agrado de los lectores, pero creo que es la primera vez que un autor podrá juzgar por sí mismo qué le parece mi traducción de su obra. Una responsabilidad añadida, sin duda, pero también un irresistible aliciente.

5 comentarios:

  1. Gran sección, sin duda muy interesante para los lectores y espero que también para los traductores.

    Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  2. En vuestro caso además esta sección sirve para sacar pecho de vuestro magnifico equipo de traductores. Con respecto al titulo he de comentar que Solo el acero tiene mucha mas fuerza que Queda la Espada. Por tanto a priori me quedo con este titulo. Sobre todo me gusta el cambio de espada por acero.

    Krackk

    ResponderEliminar
  3. Un sección muy interesante. Y mejor aún si el primero en hablar es Manuel. ¡Grande!

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante saber de los traductores que son los grandes desconocidos la mayoría de las veces...
    Me ha encantado el artículo y las anécdotas durante el trabajo. Richard Morgan contestando en español, que caña :P

    ResponderEliminar
  5. Magnífica sección ésta que comienza con este artículo. A los aficionados nos interesa conocer todo el proceso de editar una obra de ficción.

    Buena idea poner en valor la labor de los traductores, cuyo trabajo permanece siempre en la "sombra" aunque, paradógicamente, es su trabajo lo único que leemos: finalmente disfrutamos con lo que ha escrito el traductor.

    ¡Felicidades por la sección!

    Faraday74

    ResponderEliminar