La Feria del Libro ha terminado, y aunque hoy todavía estaremos ocupados vaciando la caseta y devolviendo los ejemplares sobrantes a la oficina, tengo un poco de tiempo para contar cómo nos fue en el tramo final y aventurar una primera evaluación.
Antes de nada, os copio la lista de los títulos más vendidos en la Feria de 2010. Es provisional, pues se basa en los datos tomados durante la Feria, y sabemos que éstos contendrán errores (que se subsanarán en las cuentas finales al contrastar el número de ejemplares vendidos con el dinero ingresado: suelen faltar de los primeros y sobrar de lo segundo, lo que revela errores de anotación que pueden resolverse muy fácilmente), pero dudo que la lista final con las cifras corregidas resulte en un orden sustancialmente diferente. También incluye más títulos que
la lista equivalente de 2009, para reflejar que este año se vendieron muchos más ejemplares de más títulos (véase más abajo la evaluación del resultado económico). Esto permite además aportar más información, al evitar que los excelentes resultados de los títulos de Sapkowski eclipsen demasiado al resto. Como en el caso de la lista del año pasado, indico el sello editorial o el formato si estuvieron a la venta varias ediciones de un mismo título:
1. La dama del lago 2 (Alamut), de Andrzej Sapkowski
2. La dama del lago 2 (Bibliópolis), de Andrzej Sapkowski
3. El águila en la nieve, de Wallace Breem
4. El último deseo (coleccionista), de Andrzej Sapkowski
5. El último deseo (Alamut), de Andrzej Sapkowski
6. Trilogía del Imperio, de Isaac Asimov
7. Los tejedores de cabellos, de Andreas Eschbach
8. Las fuentes del paraíso, de Arthur C. Clarke
9. Bóvedas de acero, de Isaac Asimov
10. Visión ciega, de Peter Watts
11. Esperanza del venado, de Orson Scott Card
12. El viaje de Hawkwood, de Paul Kearney
13. La dama del lago 1 (Alamut), de Andrzej Sapkowski
14. Narrenturm, de Andrzej Sapkowski
15. La era de Drácula, de Kim Newman
16. El robot completo, de Isaac Asimov
17. La historia de tu vida, de Ted Chiang
18. Ángeles asesinos, de Michael Shaara
19. La red de Indra, de Juan Miguel Aguilera
20. La dama del lago 1 (Bibliópolis), de Andrzej Sapkowski
21. Relatos completos 1, de Isaac Asimov
22. Hijos de Esparta, de Nicholas Nicastro
23. La espada del destino (Alamut), de Andrzej Sapkowski
24. Hôtel Transylvania, de Chelsea Quinn Yarbro
25. El sol en esplendor, de Sharon Kay Penman
26. Ángeles de acero, de Nicholas C. Prata
27. El cuerpo de la casa, de Orson Scott Card
28. La espada del destino (coleccionista), de Andrzej Sapkowski
29. La edad de oro, de John C. Wright
30. A punta de espada, de Ellen Kushner
31. El enviado de Roma, de Wallace Breem
32. Bautismo de fuego (Alamut), de Andrzej Sapkowski
33. La estación del crepúsculo, de Kate Wilhelm
34. La tarde dorada, de Andrzej Sapkowski y Gallego Bros
35. Tiempo de odio (Alamut), de Andrzej Sapkowski
Hay que precisar que este año se nos volvió a agotar
Visión ciega antes del final de la Feria (concretamente, el segundo fin de semana), y esta vez agotado del todo, es decir, que no había ya ejemplares que recuperar de la distribuidora. Calculo que, de haber dispuesto de este título hasta el final de la Feria, probablemente se habría acabado situando entre
Trilogía del Imperio y
Los tejedores de cabellos.
Lo que me lleva a la primera sorpresa que me he llevado al recopilar la lista: hay que ver cuánta ciencia-ficción hay en las primeras diez posiciones. Y no se trata de un espejismo de ranking: entre
Los tejedores de cabellos,
Las fuentes del paraíso,
Bóvedas de acero y
Visión ciega (excluyo
Trilogía del Imperio porque es un pequeño fenómeno cuyas ventas no son representativas de las del género), suman un número de ejemplares igual a las dos ediciones de
La dama del lago 2. Guau. Esto sí que no me lo esperaba. Por un lado, a lo largo de los años he ido desesperando paulatinamente de poder vender ciencia-ficción buena a sus destinatarios naturales (he comprobado que, en este género, lo que a mí me parece extraordinario, al lector común -¡de género!- le parece poco menos que incomprensible); por otro, se trata de un género al que parece difícil sumar nuevos lectores, al contrario que sucede con la fantasía. Para más inri, varios de esos títulos que hemos vendido francamente bien en esta Feria (y en la pasada) tuvieron una distribución realmente mediocre en su fecha de lanzamiento comercial, como si ni el distribuidor, ni los libreros ni los lectores supieran qué pensar de ellos (caso de
Los tejedores de cabellos y
Bóvedas de acero), o están sufriendo esa escasa distribución ahora mismo (
Las fuentes del paraíso). Pero parece que, cuando los lectores alcanzan a ver ejemplares de estos títulos... los compran. Esto hace verdaderamente difícil resignarse a una distribución insuficiente, pues las pruebas empíricas apuntan a que el problema está en la colocación en librerías y no en la falta de lectores: no creo que pueda sostenerse seriamente la hipótesis de que la Feria del Libro de Madrid sea un nido de fanáticos de la ciencia-ficción.
Naturalmente, parte de estas buenas ventas se deben a que, como explicaba en
anteriores entradas, ya comprobamos el año pasado que algunos títulos eran susceptibles de ser recomendados con éxito a los lectores, y este año hemos redoblado los esfuerzos sobre esos mismos títulos. Pero no todo puede achacarse a nuestra innegable capacidad de seducción: otra sorpresa de esta Feria, conexa con la primera, es la cantidad de gente que, ante nuestro anuncio de que teníamos títulos de novela histórica, fantasía y ciencia-ficción, contestaban que preferían este último género. No llevé las cuentas, pero me llamó mucho la atención que era una elección asumida con mucha normalidad, sin rastro de la vergüenza que suponemos que se asocia a la preferencia por un género que no ha conseguido tener buena prensa. Y relacionada con ésta, otra sorpresa menos agradable: de esos centenares de personas que reconocían su afinidad por este género, muy pocas conocían de antemano nuestros sellos editoriales. ¡Y eso que llevamos publicando ciencia-ficción desde 2002! Esto me conduce a una pregunta que me he hecho en los últimos años (como cualquier editor que haya trabajado en este campo) y que no pretendo responder aquí: ¿qué demonios ha sucedido antes de mi época para que haya esta separación entre el género y sus lectores? ¿Cuál es el pecado original de la ciencia-ficción en España?
En cuanto a la experiencia del último tramo de la Feria, como es notorio la semana ha estado extraordinariamente pasada por agua. El lunes empezaron a caer unas gotas, y aunque ha habido claros (notablemente el viernes y el domingo), la sensación era que no paraba de llover, y a ratos diluviaba (el miércoles y el sábado a la hora de cierre cayeron sendas trombas). Todo ello sobre una feria al aire libre, sin apenas sitios donde guarecerse, y rodeada de un enorme parque igualmente desprovisto de refugio. En suma: es un pequeño milagro que, a pesar de todo, cada día hubiera público en la Feria. Y otro milagro que las cifras de ventas, que llevaban
un rumbo tan prometedor, no se desplomasen del todo.
A esto hay que añadir que las firmas de Sapkowski, que fueron muy bien el viernes y el sábado por la mañana, se cancelaron el sábado por la tarde a iniciativa del autor, que llegó empapado a nuestra caseta y al grito de "
Force majeure!" se fue para el hotel a secarse. (Luego me contó que tiene problemas muy serios de salud con los resfriados, porque si le da un ataque de tos tiene espasmos que le han llegado a romper costillas, y de ahí su inquietud.) A pesar de que no me hizo ninguna gracia quedarme sin una de las firmas programadas en nuestra caseta, y aún menos tener que incumplir otro compromiso con una librería, no puedo evitar simpatizar con Sapkowski: a un escritor al que se invita a Madrid en el mes de junio nunca se le ocurriría que le vamos a tener yendo de charco en charco por una feria claramente no preparada para la lluvia. Afortunadamente, el domingo amaneció soleado y Sapkowski pudo acudir al resto de sus firmas. Con todo, nuestro polaco favorito acabó exhausto, y dado que ya tiene una cierta edad me planteo seriamente limitar sus compromisos en la próxima visita. Cuesta creerlo cuando se lo ve hecho un huracán de vitalidad, pero algún día, más pronto de lo que pensamos y deseamos, Sapkowski nos visitará por última vez.
Como conclusión, y pasando a un tono menos fúnebre, podemos constatar que, a pesar de la lluvia, de la ausencia temporal de Sapkowski en una firma crucial, de la laxitud del público en la segunda semana de la Feria, de nuestro propio agotamiento y de la localización relativamente peor de nuestra caseta este año, las cifras preliminares arrojan un aumento de los ingresos de la Feria de un 26% sobre los del año pasado. Es una proporción que entra en los márgenes de
los objetivos que me marqué, y por lo tanto permite felicitarse por lo que a todas luces ha sido un éxito. El año que viene, por lo que a mí respecta, estaremos de nuevo en la Feria del Libro de Madrid e intentaremos mejorar aún más nuestros resultados. Con nuestros títulos y lo que vamos aprendiendo sobre cómo ofrecerlos a los lectores, creo que lo conseguiremos.