Éstas son las novedades de octubre en Alamut y Bibliópolis:
Los viajes de Joenes, de Robert Sheckley (Bibliópolis Fantástica nº 44)
Con la publicación de Los viajes de Joenes se llena el importante hueco editorial de la falta de obras en catálogo de un grande de la ciencia-ficción como Robert Sheckley. Los viajes de Joenes es una sátira extraordinariamente divertida e incisiva sobre los Estados Unidos de los años sesenta vistos desde la pujante civilización polinesia surgida en el futuro. Sheckley no deja títere con cabeza en esta personal versión de Cándido: su Joenes es igualmente un inocente que, armado con conocimientos teóricos, se enfrenta al mundo real. La influencia de esta novela es probablemente mayor fuera del género que dentro de él; puede percibirse, por ejemplo, en obras de aire netamente sheckleyano como Guía del autostopista galáctico de Douglas Adams o ¡Tierra! de Stefano Benni. En el volumen se incluye también la colección de relatos La tienda de los mundos, inédita en castellano.
El color del dinero, de Walter Tevis (Malabares nº 3)
Walter Tevis retomó al final de su vida al protagonista de su primera novela, El buscavidas (publicada en Alamut, colección Marelle), para narrar cómo le había ido a Eddie Felson el Rápido tras su agónico y definitivo triunfo sobre el gran Minnesota Fats en el agotador juego del billar continuo. Si El buscavidas era la lucha de un hombre joven por descubrir su auténtica valía, El color del dinero es la historia crepuscular de un hombre maduro que se pregunta si sus dotes juveniles, y todo lo que conllevaban, se han perdido para siempre, en el contexto de un mundo y un juego muy diferentes a aquéllos donde triunfó. Eddie descubrirá que, a pesar de haber pasado años adormecidos, su instinto por el juego y su apetito por ganar sólo necesitan un empujón para volver a despertar. La película de Martin Scorsese centra su trama en la relación con el personaje interpretado por Tom Cruise, pero en la novela Eddie no se enfrenta a un joven con talento pero sin sabiduría, sino a sí mismo. Una grandísima novela no sólo apta para los interesados en el billar.
Camino sin retorno, de Andrzej Sapkowski (Alamut Serie Fantástica nº 33)
Andrzej Sapkowski es lo más grande que le ha pasado al género fantástico en décadas, y esta colección de su obra corta demuestra por qué. Desde el space opera de "Battle Dust" hasta el terror de "Tarandarei!", pasando por la política-ficción de "En el cráter de la bomba", la versión retorcida de Alicia en el País de las Maravillas de "La tarde dorada" o la fantasía histórica de "Lo que sucedió en Mischief Creek", estos relatos prueban que Sapkowski puede tocar todos los temas que se le ocurran, y hacerlo bien sin dejar de ser inconfundiblemente él mismo. Un relato, "Spanienkreuz", es original de la edición española. El volumen se complementa con interesantísimas introducciones del autor a cada cuento, una valiosa mirada sobre el proceso de escritura y la relación de Sapkowski con el fandom polaco y el género fantástico. Existía una edición de este libro en Bibliópolis, pero los lectores nos pedían que lo editásemos también en Alamut: aquí lo tenéis.
jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Cubierta de El color del dinero
Ésta es la cubierta de El color del dinero de Walter Tevis, donde se narra el retorno de Eddie Felson el Rápido veinte años después de El buscavidas. Resulta inevitable recordar las películas que se han basado en ambos libros, las dos con Paul Newman de protagonista, pero en mi opinión las obras de Tevis tienen bastante más sustancia.
Dos buenas noticias: una, que con El color del dinero reanudamos la publicación de nuestro sello Malabares, en el que este semestre editaremos otras interesantes novedades; y la otra, que en la novela no sale el personaje que interpretó Tom Cruise en la película.
martes, 28 de septiembre de 2010
Edición coleccionista de Geralt de Rivia
Anónimo dijo:
Otro Anónimo preguntó:
Me alegra poder contaros que las siguientes entregas de la edición coleccionista de la Saga de Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski saldrán antes de Navidades de este año. En concreto, encontraréis en las librerías próximamente Tiempo de odio y Bautismo de fuego. El resto de los volúmenes de la saga estarán disponibles en edición coleccionista en 2011.
Gracias por la Saga de Geralt de Rivia. Estoy esperando a continuarla cuando sigáis (espero) con la edición coleccionista. Creo que vale la pena pagar un poco más (tan solo 3€) por un acabado mucho mejor. ¿Tenéis en mente hacerla? Si no tenéis en mente seguirla pues habrá que conformarse. Gracias de todas maneras.
Otro Anónimo preguntó:
¿Se sabe alguna cosa sobre la publicación de los siguientes libros de la saga en edición de coleccionista? ¡Gracias!
Me alegra poder contaros que las siguientes entregas de la edición coleccionista de la Saga de Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski saldrán antes de Navidades de este año. En concreto, encontraréis en las librerías próximamente Tiempo de odio y Bautismo de fuego. El resto de los volúmenes de la saga estarán disponibles en edición coleccionista en 2011.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Novedad: Luminoso, de Greg Egan
Hoy se pone a la venta Luminoso de Greg Egan, una de las mejores colecciones de relatos que ha dado la ciencia-ficción. Aquí tenéis la presentación que hice de este título, y aquí su ficha completa.
Si Luminoso se vende razonablemente bien, estamos preparados para editar otros títulos de Egan, porque este autor nos encanta y tiene todavía mucho inédito.
sábado, 25 de septiembre de 2010
Reseña de La red de Indra, de Juan Miguel Aguilera
El diario belga Le Soir publicó la siguiente reseña de la edición francesa de La red de Indra:
La red de Indra
Mi traducción:
La red de Indra
Mi traducción:
"Juan Miguel Aguilera nos lleva lejos. Por los siglos y los milenios. Con su última novela, La red de Indra, el escritor español nos ofrece una verdadera y gran historia de la buena vieja ciencia-ficción. Que produce vértigo al hacernos recorrer el tiempo de un futuro muy lejano que a la vez nos remite al mismo nacimiento de nuestro mundo.
Todo comienza en Canadá. Bajo el suelo de los Territorios del Noroeste, se descubre una geoda de dos kilómetros de diámetro. Hecha de diamante negro. De dos mil millones de años de antigüedad. Nada humano, vaya. Un equipo de militares y civiles la estudian en el mayor de los secretos.
"La esfera es la forma perfecta", explica Aguilera, a quien encontramos en los Imaginales de Epinal. "Y además, puede contener cualquier cosa." Ésta está hueca. En el interior flota un cilindro. En el cilindro, un anillo azul, una singularidad, como un agujero negro. Por accidente o por sabotaje, un vehículo robotizado daña la esfera, que se defiende emitiendo un campo de fuerza que la rodea, englobando a todo el equipo. Éste queda atrapado en su interior. Y la temperatura, ya fría en esas tierras canadienses, baja, baja y baja. ¿Qué hará Jim, el jefe del equipo, qué harán Laura y Neko, los físicos? El joven Neko propone pasar a través del agujero negro para no resignarse a morir de frío. Y para salir, quizá, a otro mundo u otro tiempo.
Esta historia de cf se apoya en una base científica sólida. "Me siento fascinado por la ciencia. La adoro. Una de mis aficiones es leer revistas científicas. Mi formación de base es en bellas artes, soy diseñador industrial. Y realizo muchos dibujos para representar los universos que imagino."
Puede no entenderse todo el aspecto científico de La red de Indra, este vals de agujeros negros y milenios. Pero basta con dejarse llevar, por supuesto: eso no resta nada a la pertinencia del escenario. Y a la calidad de la narración. Porque si Aguilera desea anclarse en una física plausible, más que nada quiere hacer evolucionar a las personas en ese universo, ver las reacciones de estos hombres y mujeres de carne y hueso llevados a situaciones que les sobrepasan. Jim y Laura estuvieron casados en una época. Neko es brillante, intuitivo, pero un poco despectivo. Y hay un traidor en el grupo.
"Siempre procuro usar seres reales en mis historias, darles una impresión de realismo. No quiero héroes americanos asépticos que no comen, que no tienen necesidades fisiológicas. Yo prefiero darles necesidades humanas, eso los hace más verdaderos."
En sus novelas protohistóricas (La locura de Dios, Rihla, El sueño de la razón) y en sus historias de cf (Mundos y demonios, La red de Indra), Aguilera imagina el encuentro con otras civilizaciones (extranjeras en la historia, extraterrestres en la cf) e intenta ante todo hacerlas entender, incluso si las diferencias son tan enormes que dan miedo. "Lo que resulta apasionante es ver la evolución de las sociedades. El contacto con los extraterrestres de las historias de cf y con los aztecas en Rihla supone lo mismo. Aprendemos a captar lo que no entendemos al principio, lo que nos parece monstruoso, porque los "aliens" son inteligentes y no son irracionales."
jueves, 23 de septiembre de 2010
Vida y muerte de las suscripciones
Anónimo preguntó:
Desconozco el sistema que mencionas, pero entre 2002 y 2007 ofrecí a los lectores suscripciones a Bibliópolis Fantástica (con algunas ofertas especiales para otras colecciones de Bibliópolis).
En abstracto, la idea suena muy bien: como una de las excepciones al precio fijo de los libros en España es la suscripción en fase de prepublicación, las suscripciones permiten descuentos mayores que los que es posible ofrecer tras la edición del libro (un máximo del 10%). Como contrapartida, los lectores deben pagar por adelantado, y la oferta consiste en paquetes o tandas de títulos fijos: las suscripciones no permiten adquirir exactamente los libros que uno quiera y sólo ésos, ni tampoco comprar títulos ya publicados. Con todo, si el editor ordena una cierta oferta de libros dentro de una colección, es precisamente para invitar a los lectores a adquirir todos o casi todos los títulos, por lo que ofrecer tandas es consistente con la idea de colección; y además las suscripciones pueden flexibilizarse: en los últimos años permití, por ejemplo, que se adquiriesen anticipadamente cuatro títulos a elegir entre una lista de ocho (lo que presuponía el interés de los lectores por al menos uno de cada dos títulos: nada exagerado, creo).
El resultado fue limitado: el máximo de suscriptores que se alcanzó fue de algo más de cincuenta (por debajo de lo que esperaba, y desde luego por debajo de lo que sería necesario para que las suscripciones fueran un canal de venta alternativo realmente suficiente; aunque el efecto financiero de una cincuentena de suscriptores renovando a la vez tampoco era despreciable); pero sobre todo, la base de suscriptores se fue erosionando con el tiempo: mientras que no todos los suscriptores renovaban, pocos nuevos lectores aprovechaban esta oferta. ¿Por qué?
Sin duda podría haber ofrecido un mejor servicio: a menudo los libros aparecían en las librerías antes de que los suscriptores los recibieran; y el prolongado retraso en la salida de títulos como El corcel de Carol Emshwiller o Los viajes de Joenes de Robert Sheckley (ambos felizmente publicados hoy) no hizo ningún bien a la confianza de los sufridos suscriptores. Pero, admitiendo estos fallos, mi hipótesis es que mis suscripciones fueron víctimas de un fenómeno más amplio: frente a las expectativas de quienes creían que internet favorecería la venta directa, los lectores fueron dejando de preferir la compra planeada y se volcaron en la compra por impulso (que se produce fundamentalmente en las librerías). En lo anterior también influyó el deterioro progresivo del mercado que tuvo lugar a lo largo de la pasada década, por supuesto; pero las suscripciones, que tendrían que haber sido una defensa contra este deterioro, se convirtieron, en su decadencia, en un síntoma de la nueva situación.
En resumen: ofrecí mis libros más baratos a los lectores más interesados y comprometidos (y las suscripciones incluían incluso libros extra, y gratis), y mantuve esa oferta durante el tiempo suficiente (cinco años) para ver cómo evolucionaba la respuesta del público. La conclusión fue que las prácticas de compra de los lectores se alejaban progresivamente del modelo de suscripción, y en consecuencia dejé de ofrecerlo.
¿Habéis pensando alguna vez implantar en la edición de libros un sistema de preorder como el que tiene GMT Games?
Desconozco el sistema que mencionas, pero entre 2002 y 2007 ofrecí a los lectores suscripciones a Bibliópolis Fantástica (con algunas ofertas especiales para otras colecciones de Bibliópolis).
En abstracto, la idea suena muy bien: como una de las excepciones al precio fijo de los libros en España es la suscripción en fase de prepublicación, las suscripciones permiten descuentos mayores que los que es posible ofrecer tras la edición del libro (un máximo del 10%). Como contrapartida, los lectores deben pagar por adelantado, y la oferta consiste en paquetes o tandas de títulos fijos: las suscripciones no permiten adquirir exactamente los libros que uno quiera y sólo ésos, ni tampoco comprar títulos ya publicados. Con todo, si el editor ordena una cierta oferta de libros dentro de una colección, es precisamente para invitar a los lectores a adquirir todos o casi todos los títulos, por lo que ofrecer tandas es consistente con la idea de colección; y además las suscripciones pueden flexibilizarse: en los últimos años permití, por ejemplo, que se adquiriesen anticipadamente cuatro títulos a elegir entre una lista de ocho (lo que presuponía el interés de los lectores por al menos uno de cada dos títulos: nada exagerado, creo).
El resultado fue limitado: el máximo de suscriptores que se alcanzó fue de algo más de cincuenta (por debajo de lo que esperaba, y desde luego por debajo de lo que sería necesario para que las suscripciones fueran un canal de venta alternativo realmente suficiente; aunque el efecto financiero de una cincuentena de suscriptores renovando a la vez tampoco era despreciable); pero sobre todo, la base de suscriptores se fue erosionando con el tiempo: mientras que no todos los suscriptores renovaban, pocos nuevos lectores aprovechaban esta oferta. ¿Por qué?
Sin duda podría haber ofrecido un mejor servicio: a menudo los libros aparecían en las librerías antes de que los suscriptores los recibieran; y el prolongado retraso en la salida de títulos como El corcel de Carol Emshwiller o Los viajes de Joenes de Robert Sheckley (ambos felizmente publicados hoy) no hizo ningún bien a la confianza de los sufridos suscriptores. Pero, admitiendo estos fallos, mi hipótesis es que mis suscripciones fueron víctimas de un fenómeno más amplio: frente a las expectativas de quienes creían que internet favorecería la venta directa, los lectores fueron dejando de preferir la compra planeada y se volcaron en la compra por impulso (que se produce fundamentalmente en las librerías). En lo anterior también influyó el deterioro progresivo del mercado que tuvo lugar a lo largo de la pasada década, por supuesto; pero las suscripciones, que tendrían que haber sido una defensa contra este deterioro, se convirtieron, en su decadencia, en un síntoma de la nueva situación.
En resumen: ofrecí mis libros más baratos a los lectores más interesados y comprometidos (y las suscripciones incluían incluso libros extra, y gratis), y mantuve esa oferta durante el tiempo suficiente (cinco años) para ver cómo evolucionaba la respuesta del público. La conclusión fue que las prácticas de compra de los lectores se alejaban progresivamente del modelo de suscripción, y en consecuencia dejé de ofrecerlo.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Cubierta de Camino sin retorno
Ésta es la cubierta de la edición en Alamut de Camino sin retorno de Andrzej Sapkowski, un título que hasta ahora sólo existía en Bibliópolis (donde fue publicado en 2007). La ilustración de Alejandro Colucci representa a uno de los personajes que podréis encontrar en el interior, y la maqueta es de Alejandro Terán.
Camino sin retorno recoge la obra corta de Sapkowski no perteneciente a la Saga de Geralt de Rivia (aunque dos relatos, "Camino sin retorno" y "Algo termina, algo comienza", están relacionados con ella). Incluye entre otros los estupendos cuentos "La tarde dorada" (una versión netamente sapkowskiana de Alicia en el País de las Maravillas), "En el cráter de la bomba" (política-ficción polaca, y sin embargo perfectamente trasladable a otros contextos) o "Lo que sucedió en Mischief Creek" (sobre la brujería en la América colonial). Merece la pena destacar que el último cuento incluido en la colección, "Spanienkreuz", es original de la edición española. Próximamente tendréis más información sobre cuándo se pondrá a la venta este libro.
martes, 21 de septiembre de 2010
Novedad: Relatos completos 2, de Isaac Asimov
Ya está a la venta Relatos completos 2 de Isaac Asimov, la segunda entrega en nuestro ambicioso proyecto de recopilación de las colecciones originales de cuentos del Buen Doctor; 512 páginas de puro placer asimoviano.
Aquí tenéis la presentación que le dediqué en este blog, aquí encontraréis la ficha completa de este título, y a continuación os doy la lista de todos los textos incluidos en él:
Al estilo marciano
"Al estilo marciano"
"Juventud"
"Lo profundo"
"Engañabobos"
Con la Tierra nos basta
"El pasado muerto"
"Las bases del éxito en la ciencia-ficción"
"Sufragio universal"
"Treta tridimensional"
"Cosas de niños"
"El lugar acuático"
"Espacio vital"
"El mensaje"
"Satisfacción garantizada"
"Las llamas del infierno"
"La última trompeta"
"Cómo se divertían"
"El bromista"
"El bardo inmortal"
"Algún día"
"Los sinsabores del autor"
"Soñar es un asunto privado"
Nueve futuros
"¡Me las invento, sin más!"
"Profesión"
"Sensación de poder"
"La noche moribunda"
"Estoy en Puertomarte sin Hilda"
"Los buitres piadosos"
"Todos los males del mundo"
"Mi nombre se escribe con S"
"La última pregunta"
"El niño feo"
"Notas de rechazo"
lunes, 20 de septiembre de 2010
Los reyes heréticos en grandes superficies
Anónimo dijo:
Gracias por la advertencia. Hemos consultado a la distribuidora, que nos ha respondido lo siguiente: Los reyes heréticos de Paul Kearney se puede encontrar en librerías desde el pasado martes 14, como estaba previsto, pero la distribución en grandes superficies como la que mencionas se ha retrasado hasta mañana, martes 21.
Hay que decir que este tipo de retraso no es habitual, y que la distribuidora debería habernos avisado para que a nuestra vez advirtiésemos a los lectores. Pero nos alegra poder deciros que a partir de mañana sí que podréis encontrar Los reyes heréticos en cualquier punto de venta.
Quería comentarte que después de tu anuncio de ayer (martes 14) sobre la disponibilidad de Los reyes heréticos, esta mañana (miércoles 15) en la FNAC (en Madrid) me han dicho que "ni idea", por no estar no estaba ni en el ordenador. ¿Qué pasa con la distribución? ¿Cómo es el proceso? No sé, me resulta desconcertante que un libro del que la propia editorial dice que está en la calle y... nada de nada.
Gracias por la advertencia. Hemos consultado a la distribuidora, que nos ha respondido lo siguiente: Los reyes heréticos de Paul Kearney se puede encontrar en librerías desde el pasado martes 14, como estaba previsto, pero la distribución en grandes superficies como la que mencionas se ha retrasado hasta mañana, martes 21.
Hay que decir que este tipo de retraso no es habitual, y que la distribuidora debería habernos avisado para que a nuestra vez advirtiésemos a los lectores. Pero nos alegra poder deciros que a partir de mañana sí que podréis encontrar Los reyes heréticos en cualquier punto de venta.
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Turtledove, historia alternativa, Los guerreros de Dios
Anónimo dijo:
Mi propio interés por Turtledove es menor que el tuyo: me parece que sus novelas suenan más interesantes contadas que leídas (aunque éste es un juicio apresurado, ya que sólo he leído tres o cuatro volúmenes de su serie Worldwar). A pesar de esto, lo que me impide leerle más extensamente y quizá encontrar una obra que me guste es la extensión de sus libros: con frecuencia son larguísimos... y no terminan. Hace mucho tiempo que decidí que no publicaría libros de extensión excesiva que no lo merecieran página a página. Quiero decir que si un autor es capaz de escribir quinientas páginas sublimes, yo encantado; pero me desesperan los autores que extienden una novela interesante de doscientas páginas a quinientas. Cuando me encuentro con un libro así, desisto de publicarlo sin más dudas.
En cuanto a la temática de la historia alternativa, me interesa y ya tenemos comprados los derechos de un título señero: Lo que el tiempo se llevó, de Ward Moore.
Por último, Los guerreros de Dios de Andrzej Sapkowski, la segunda entrega de la Trilogía de las Guerras Husitas tras Narrenturm, saldrá a la venta antes de la próxima Feria del Libro de Madrid, si se cumplen mis planes.
Soy fan de la historia alternativa desde que leí por primera vez a Harry Turtledove, por desgracia no es fácil encontrar obras de este autor traducidas al castellano (Britania conquistada, En presencia de mis enemigos, algunos relatos)... No digamos ya los nuevos escritores que están despuntando en el género como Sophia McDougall o Guy Saville. ¿Hay posibilidades de que veamos algún título de este género en vuestra editorial? Un saludo y gracias. P.D.: ¿Para cuándo el segundo volumen de Narrentum?
Mi propio interés por Turtledove es menor que el tuyo: me parece que sus novelas suenan más interesantes contadas que leídas (aunque éste es un juicio apresurado, ya que sólo he leído tres o cuatro volúmenes de su serie Worldwar). A pesar de esto, lo que me impide leerle más extensamente y quizá encontrar una obra que me guste es la extensión de sus libros: con frecuencia son larguísimos... y no terminan. Hace mucho tiempo que decidí que no publicaría libros de extensión excesiva que no lo merecieran página a página. Quiero decir que si un autor es capaz de escribir quinientas páginas sublimes, yo encantado; pero me desesperan los autores que extienden una novela interesante de doscientas páginas a quinientas. Cuando me encuentro con un libro así, desisto de publicarlo sin más dudas.
En cuanto a la temática de la historia alternativa, me interesa y ya tenemos comprados los derechos de un título señero: Lo que el tiempo se llevó, de Ward Moore.
Por último, Los guerreros de Dios de Andrzej Sapkowski, la segunda entrega de la Trilogía de las Guerras Husitas tras Narrenturm, saldrá a la venta antes de la próxima Feria del Libro de Madrid, si se cumplen mis planes.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Reseña de El privilegio de la espada, de Ellen Kusner
Ha aparecido la siguiente reseña de El privilegio de la espada de Ellen Kusnner:
El privilegio de la espada
Como contaba la propia Kushner en el posfacio de A punta de espada, inicialmente su intención no era continuar esta novela. Aunque los personajes eran irresistibles, y aunque el mundo quedaba sólo esbozado, la autora opinaba que estaba bien así, que hay una cierta belleza en las cosas que sólo quedan sugeridas y en las vidas que sólo conocemos en parte, y que no había que ceder a las ansias de los lectores de saber más. (Y si preguntaban "¿y qué pasó después?", la respuesta era: "Al año siguiente hubo una plaga en la ciudad y murieron todos".) Desde 1987, año de publicación de A punta de espada, habrían de transcurrir tres lustros para volver a encontrarse con la ciudad sin nombre de la Ribera y la Colina.
El detonante fue el interés de Delia Sherman, esposa de Kushner y también escritora, en explorar el trasfondo histórico del mundo de Richard de Vier y Alec Campion. El resultado fue La caída de los reyes, escrita a cuatro manos y una de las novelas más impresionantes que he leído sobre las raíces míticas de una sociedad donde la magia ha desaparecido. Esta aportación temática era la solución a la duda de cómo evitar la secuelitis, el continuar la historia por continuarla, y además, para mayor seguridad, Richard y Alec sólo aparecen como figuras del pasado, ya que la trama sucede unos sesenta años tras A punta de espada. Los protagonistas, el académico Basil de Cloud y el aristócrata Theron Campion, viven una historia de amor marca de la casa, pero su relación tiene unas resonancias telúricas que hacen de sus escarceos algo mucho más profundo y peligroso que los alegres retozos de Richard y Alec (aunque los impulsos suicidas de este último les daban, qué duda cabe, un punto de interés adicional).
Como tercer y por el momento último elemento de la serie (sin contar los diversos relatos cortos situados en el mismo mundo, entre los que destaca el fenomenal "La muerte del duque"), Kushner escribó El privilegio de la espada, que de hecho había empezado antes de publicar La caída de los reyes, pero no terminó hasta unos años más tarde. Situada unos quince o veinte años después de A punta de espada, en ella encontramos a Alec Campion convertido en el poderoso duque de Tremontaine, una posición que le permite desplegar su excentricidad hasta límites inconcebibles. Entre otras cosas, se permite acoger a su sobrina Katherine y desafiar las reglas de su sociedad convirtiéndola en espadachina. Para los que habíamos leído antes La caída de los reyes, es particularmente fascinante asistir a la formación de la que en este último libro será la formidable duquesa de Tremontaine.
A editar esta serie en español, optamos por publicar los tres títulos en su orden cronológico interno, en lugar del de publicación. Así, A punta de espada apareció en 2005, El privilegio de la espada en 2006 y La caída de los reyes en 2007. Merece la pena destacar que el año de publicación original de El privilegio... es precisamente 2006: el éxito de A punta de espada nos animó a leer su continuación en borrador, antes de su publicación en inglés, y ofrecérselo a los lectores españoles sin más dilación.
Un aspecto a destacar de nuestra edición de estos libros es sin duda las ilustraciones de cubierta de Alejandro Terán: la de A punta de espada, inspirada en una imagen que se encuentra en la propia página web de la autora (pero que no correspondía a ninguna cubierta de este libro), sin duda fue decisiva para las buenas ventas de este título. La de El privilegio de la espada nos dio mucha guerra hasta que quedó como queríamos (fuimos tan lejos como para tomar como imagen de la Ribera los cuadros de un artista francés que Kushner decía que representaban perfectamente ese ambiente), y me siento muy contento con ella, aunque por alguna razón este título no alcanzó el éxito del primero. ¿Perdimos lectores porque el personaje de cubierta era espadachina y no espadachín? Siempre me lo he preguntado. Por último, la cubierta de La caída de los reyes tenía que mantener el estilo de la serie, pero al mismo tiempo sugerir la presencia de un nuevo elemento, la magia, ausente en las anteriores novelas, y Terán se superó a sí mismo. La novela no se vendió particularmente bien, en parte porque con la segunda entrega ya habíamos perdido a muchos de los lectores de la primera, y en parte porque el tono adulto y tenso de la última novela no casaba, para los lectores que esperaban más de lo mismo, con la frescura de las primeras. Pero siempre he pensado que la ilustración de Terán es de las más hermosas que le hemos publicado, y con frecuencia me la quedo mirando, meneo la cabeza y me digo que a veces no hay forma de acertar.
En suma, editar esta serie ha sido una bonita experiencia editorial: se pudo sacar completa rápidamente, en su orden de lectura, y aportando unas cubiertas de nuestra cosecha que le daban un valor adicional. Y, en lo personal, son de los libros que más orgulloso estoy de haber publicado, porque me parece que marcan un camino a seguir de fantasía no convencional que además puede ser muy popular.
El privilegio de la espada
Como contaba la propia Kushner en el posfacio de A punta de espada, inicialmente su intención no era continuar esta novela. Aunque los personajes eran irresistibles, y aunque el mundo quedaba sólo esbozado, la autora opinaba que estaba bien así, que hay una cierta belleza en las cosas que sólo quedan sugeridas y en las vidas que sólo conocemos en parte, y que no había que ceder a las ansias de los lectores de saber más. (Y si preguntaban "¿y qué pasó después?", la respuesta era: "Al año siguiente hubo una plaga en la ciudad y murieron todos".) Desde 1987, año de publicación de A punta de espada, habrían de transcurrir tres lustros para volver a encontrarse con la ciudad sin nombre de la Ribera y la Colina.
El detonante fue el interés de Delia Sherman, esposa de Kushner y también escritora, en explorar el trasfondo histórico del mundo de Richard de Vier y Alec Campion. El resultado fue La caída de los reyes, escrita a cuatro manos y una de las novelas más impresionantes que he leído sobre las raíces míticas de una sociedad donde la magia ha desaparecido. Esta aportación temática era la solución a la duda de cómo evitar la secuelitis, el continuar la historia por continuarla, y además, para mayor seguridad, Richard y Alec sólo aparecen como figuras del pasado, ya que la trama sucede unos sesenta años tras A punta de espada. Los protagonistas, el académico Basil de Cloud y el aristócrata Theron Campion, viven una historia de amor marca de la casa, pero su relación tiene unas resonancias telúricas que hacen de sus escarceos algo mucho más profundo y peligroso que los alegres retozos de Richard y Alec (aunque los impulsos suicidas de este último les daban, qué duda cabe, un punto de interés adicional).
Como tercer y por el momento último elemento de la serie (sin contar los diversos relatos cortos situados en el mismo mundo, entre los que destaca el fenomenal "La muerte del duque"), Kushner escribó El privilegio de la espada, que de hecho había empezado antes de publicar La caída de los reyes, pero no terminó hasta unos años más tarde. Situada unos quince o veinte años después de A punta de espada, en ella encontramos a Alec Campion convertido en el poderoso duque de Tremontaine, una posición que le permite desplegar su excentricidad hasta límites inconcebibles. Entre otras cosas, se permite acoger a su sobrina Katherine y desafiar las reglas de su sociedad convirtiéndola en espadachina. Para los que habíamos leído antes La caída de los reyes, es particularmente fascinante asistir a la formación de la que en este último libro será la formidable duquesa de Tremontaine.
A editar esta serie en español, optamos por publicar los tres títulos en su orden cronológico interno, en lugar del de publicación. Así, A punta de espada apareció en 2005, El privilegio de la espada en 2006 y La caída de los reyes en 2007. Merece la pena destacar que el año de publicación original de El privilegio... es precisamente 2006: el éxito de A punta de espada nos animó a leer su continuación en borrador, antes de su publicación en inglés, y ofrecérselo a los lectores españoles sin más dilación.
Un aspecto a destacar de nuestra edición de estos libros es sin duda las ilustraciones de cubierta de Alejandro Terán: la de A punta de espada, inspirada en una imagen que se encuentra en la propia página web de la autora (pero que no correspondía a ninguna cubierta de este libro), sin duda fue decisiva para las buenas ventas de este título. La de El privilegio de la espada nos dio mucha guerra hasta que quedó como queríamos (fuimos tan lejos como para tomar como imagen de la Ribera los cuadros de un artista francés que Kushner decía que representaban perfectamente ese ambiente), y me siento muy contento con ella, aunque por alguna razón este título no alcanzó el éxito del primero. ¿Perdimos lectores porque el personaje de cubierta era espadachina y no espadachín? Siempre me lo he preguntado. Por último, la cubierta de La caída de los reyes tenía que mantener el estilo de la serie, pero al mismo tiempo sugerir la presencia de un nuevo elemento, la magia, ausente en las anteriores novelas, y Terán se superó a sí mismo. La novela no se vendió particularmente bien, en parte porque con la segunda entrega ya habíamos perdido a muchos de los lectores de la primera, y en parte porque el tono adulto y tenso de la última novela no casaba, para los lectores que esperaban más de lo mismo, con la frescura de las primeras. Pero siempre he pensado que la ilustración de Terán es de las más hermosas que le hemos publicado, y con frecuencia me la quedo mirando, meneo la cabeza y me digo que a veces no hay forma de acertar.
En suma, editar esta serie ha sido una bonita experiencia editorial: se pudo sacar completa rápidamente, en su orden de lectura, y aportando unas cubiertas de nuestra cosecha que le daban un valor adicional. Y, en lo personal, son de los libros que más orgulloso estoy de haber publicado, porque me parece que marcan un camino a seguir de fantasía no convencional que además puede ser muy popular.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Cubierta de Los viajes de Joenes
Ésta es la cubierta de Los viajes de Joenes de Robert Sheckley, que se pondrá a la venta el mes próximo. La ilustración es obra de Stephen Youll, y el diseño de Alejandro Terán.
Los viajes de Joenes es un título que prometí publicar hace ya unos años (es el número 44 de la colección Bibliópolis Fantástica), y me alegra mucho que por fin se resolvieran los problemas que lo impedían, y que estaban relacionados con la situación de los derechos de Sheckley tras su muerte.
Además de la novela del mismo título, ya conocida pero con nueva traducción, este volumen incluye la colección La tienda de los mundos, inédita como tal en castellano.
O mucho me equivoco o nuestra edición será, cuando salga, la única en catálogo de la obra de Sheckley en nuestro país, por lo que constituirá una excelente oportunidad para que todos aquellos lectores que sólo conozcan a este autor por su fama puedan leerlo por fin.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Shaara, Dick, Aldiss, Kessel, Watts y novela negra
Anónimo cogió aliento y dijo:
No me extraña que los títulos que citas te resulten difíciles de encontrar, pero no porque estén agotados, sino porque son, respectivamente, de 2007 y 2006. Y si en las librerías suele costar ver novedades de hace seis meses, imagínate de hace tres y cuatro años...
Pero sí, Ángeles asesinos de Michael Shaara y Dioses y generales de Jeff Shaara se venden razonablemente bien... ¡a pesar de no poderse encontrar! (Eso sí, el único de los dos realmente bien vendido es el primero; las ventas del segundo son más discretas, aunque también constantes.) Esto es lo que me gusta llamar un pequeño milagro, y afortunadamente tengo un puñado de libros con los que el milagro ha pasado y sigue pasando.
Y no sé si tu pregunta final iba en este sentido, pero efectivamente reeditar un libro es, en ocasiones, una buena manera de relanzar su presencia en librerías (sólo durante unos meses, claro). Tenemos lista una nueva edición de Ángeles asesinos y la distribuiremos cuando saquemos The Last Full Measure de Jeff Shaara, el último título de la trilogía de la Guerra de Secesión. Pero eso no sucederá tan pronto como planeábamos, porque la traducción de The Last... no estará lista hasta finales de año, por lo que su publicación (y la distribución de la nueva edición de Ángeles asesinos) tendrá que esperar a 2011.
No me consta que Minotauro haya dado por concluida la publicación de la obra de Philip K. Dick, ni mucho menos. Y, en todo caso, puestos a editar obras "raritas", prefiero ir a las mayores rarezas: sus novelas mainstream, empezando por En territorio de Milton Lumky.
La comparación con Keith Roberts me resulta problemática en dos aspectos. En primer lugar, es uno de mis escritores favoritos. Y no, no me refiero sólo a los de género. En mi experiencia lectora subjetiva e incompleta, es Aldiss quien es inferior a Roberts. Diferencia de opinión, supongo. En segundo lugar, con los títulos que publiqué de Roberts (y de algunos otros autores igualmente literarios) ya salí comercialmente trasquilado, así que me encantaría que aparecieran más libros de esa calidad, pero... que los edite otro: yo ya he cumplido con la causa. (A renglón seguido, me contradigo: ya me gustaría a mí ser tan tajante, pero probablemente acabaré cayendo de nuevo. Quizá hasta con Aldiss.)
Es difícil que publiquemos algo más de Kessel, la verdad, porque por mucho que a mí también me encantara American Apocalypse(TM), la otra novela que tiene susceptible de publicación ya apareció en español de la mano de Roca bajo el título de El amor en tiempos de los dinosaurios (en inglés, Corrupting Dr. Nice). El título español, por cierto, está tomado de la edición francesa; no soy quien para arrojar la primera piedra, porque American Apocalypse(TM) se titulaba originalmente Good News from Outer Space (!).
¿Se vendió muy mal? Hombre, muy mal no; sólo regular. Lo justo para perder un dinerillo nada insignificante con ella. Creo que es interesante señalar que, a pesar de este resultado comercial insatisfactorio, yo habría vuelto a publicar a Kessel, que me parece un escritor de lo más inteligente, pero la agente española de su agente americano (en este caso, como en muchos otros, hay dos niveles de representación entre el autor y el editor) nunca me dio la oportunidad, ya que vendió los derechos de Corrupting Dr. Nice a Roca sin informarme y sin darme la oportunidad de hacer una contraoferta. Lo cierto es que esta descortesía evitó, con cierta seguridad, que siguiera perdiendo dinero con Kessel: supongo que tengo que agradecérselo a la agente (por mucho que en su momento no me hiciera ninguna gracia). Una maniobra muy parecida de otra agente me impidió seguir publicando a John C. Wright, cuyos títulos habían sumado pérdidas considerables... y yo estaba dispuesto a seguir perdiendo. Incorregible que es uno; menos mal que me pararon los pies.
Se vende sorprendentemente bien para ser ciencia-ficción tan pura y sin adulterar, aunque como ya expliqué en esta entrada, tengo mis dudas de si no será por el empaquetado. Y bueno, Visión ciega es ahora candidata al Ignotus de la AEFCFT, que no es un premio precisamente de exquisitez literaria, sino más bien de popularidad, así que habrá que convenir que una cierta masa crítica de lectores la ha disfrutado. A mí me parece un novelón de los que justifican la afición a la ciencia-ficción. De hecho, devolviéndote franqueza por franqueza, me atrevo a decirte que si no te gustan ni Watts ni Egan, es que no te gusta la cf de verdad. Puede que te guste la cf en su vertiente más sociológica, o la que se escribía hace unas décadas, o puede que te guste el fantástico (todo lo cual no sólo es muy respetable, sino que yo lo comparto); pero el género en su versión más puntera y depurada no es lo tuyo. Tampoco pasa nada: estás bien acompañado.
No es el mío: no soy lector de novela negra, y puesto que casi todo lo que publico depende directamente de mi criterio, no me animo a editar libros cuya valía y perspectivas comerciales me cuesta calibrar. Por otra parte, los experimentos que sí que he hecho de publicación de novela negra (Muerte en Breslau y Fin del mundo en Breslau de Marek Krajewski: elecciones que deben más a mi relación especial con Polonia -vaya, que son recomendaciones de José María Faraldo- que a mi inexistente interés por el género) han resultado en considerables batacazos de ventas. Con ésta y otras informaciones en la mano, yo apostaría que la auténtica conexión entre los tres géneros que citas es que, en cada caso, el éxito descomunal de un puñado de autores eclipsa la realidad cotidiana de las escasas ventas de casi todas las novedades.
Una curiosidad, yo vivo en Valencia y no sé qué pasa, pero las obras Dioses y generales y Ángeles asesinos de Shaara... son casi imposibles de encontrar. Dice usted que se venden muy bien... debe ser así, porque ya le digo que en Valencia son dificílismas de encontrar. ¿Hay reediciones?
No me extraña que los títulos que citas te resulten difíciles de encontrar, pero no porque estén agotados, sino porque son, respectivamente, de 2007 y 2006. Y si en las librerías suele costar ver novedades de hace seis meses, imagínate de hace tres y cuatro años...
Pero sí, Ángeles asesinos de Michael Shaara y Dioses y generales de Jeff Shaara se venden razonablemente bien... ¡a pesar de no poderse encontrar! (Eso sí, el único de los dos realmente bien vendido es el primero; las ventas del segundo son más discretas, aunque también constantes.) Esto es lo que me gusta llamar un pequeño milagro, y afortunadamente tengo un puñado de libros con los que el milagro ha pasado y sigue pasando.
Y no sé si tu pregunta final iba en este sentido, pero efectivamente reeditar un libro es, en ocasiones, una buena manera de relanzar su presencia en librerías (sólo durante unos meses, claro). Tenemos lista una nueva edición de Ángeles asesinos y la distribuiremos cuando saquemos The Last Full Measure de Jeff Shaara, el último título de la trilogía de la Guerra de Secesión. Pero eso no sucederá tan pronto como planeábamos, porque la traducción de The Last... no estará lista hasta finales de año, por lo que su publicación (y la distribución de la nueva edición de Ángeles asesinos) tendrá que esperar a 2011.
Otra cuestión. Ahora que Minotauro parece dar por concluida la obra de Dick, ¿hay alguna posibilidad de que las novelas que quedan por publicar (caso de Tiempo desarticulado, Esperando el año pasado, Gestarescala o El mundo contra reloj, entre otras) puedan publicarse? Como son obras mas "raritas", igual hay suerte y os dejan publicarlas.
No me consta que Minotauro haya dado por concluida la publicación de la obra de Philip K. Dick, ni mucho menos. Y, en todo caso, puestos a editar obras "raritas", prefiero ir a las mayores rarezas: sus novelas mainstream, empezando por En territorio de Milton Lumky.
No sé si habéis considerado publicar algo del genial Brian Aldiss. Creo que es un autor perfecto para Bibliópolis o Alamut. De hecho, si habéis publicado a Keith Roberts (bastante inferior al gran Aldiss), creo que Aldiss sería una opción perfecta.
La comparación con Keith Roberts me resulta problemática en dos aspectos. En primer lugar, es uno de mis escritores favoritos. Y no, no me refiero sólo a los de género. En mi experiencia lectora subjetiva e incompleta, es Aldiss quien es inferior a Roberts. Diferencia de opinión, supongo. En segundo lugar, con los títulos que publiqué de Roberts (y de algunos otros autores igualmente literarios) ya salí comercialmente trasquilado, así que me encantaría que aparecieran más libros de esa calidad, pero... que los edite otro: yo ya he cumplido con la causa. (A renglón seguido, me contradigo: ya me gustaría a mí ser tan tajante, pero probablemente acabaré cayendo de nuevo. Quizá hasta con Aldiss.)
¿Vais a publicar en el futuro algo de John Kessel? American Apocalypse(TM) me pareció maravillosa. ¿Se vendió muy mal?
Es difícil que publiquemos algo más de Kessel, la verdad, porque por mucho que a mí también me encantara American Apocalypse(TM), la otra novela que tiene susceptible de publicación ya apareció en español de la mano de Roca bajo el título de El amor en tiempos de los dinosaurios (en inglés, Corrupting Dr. Nice). El título español, por cierto, está tomado de la edición francesa; no soy quien para arrojar la primera piedra, porque American Apocalypse(TM) se titulaba originalmente Good News from Outer Space (!).
¿Se vendió muy mal? Hombre, muy mal no; sólo regular. Lo justo para perder un dinerillo nada insignificante con ella. Creo que es interesante señalar que, a pesar de este resultado comercial insatisfactorio, yo habría vuelto a publicar a Kessel, que me parece un escritor de lo más inteligente, pero la agente española de su agente americano (en este caso, como en muchos otros, hay dos niveles de representación entre el autor y el editor) nunca me dio la oportunidad, ya que vendió los derechos de Corrupting Dr. Nice a Roca sin informarme y sin darme la oportunidad de hacer una contraoferta. Lo cierto es que esta descortesía evitó, con cierta seguridad, que siguiera perdiendo dinero con Kessel: supongo que tengo que agradecérselo a la agente (por mucho que en su momento no me hiciera ninguna gracia). Una maniobra muy parecida de otra agente me impidió seguir publicando a John C. Wright, cuyos títulos habían sumado pérdidas considerables... y yo estaba dispuesto a seguir perdiendo. Incorregible que es uno; menos mal que me pararon los pies.
Ah, supongo que mi opinión sobre Watts y su Visión ciega es rara, pero... a mí me pareció insoportable, claro que también me parece insoportable Greg Egan, por ejemplo, y está muy bien considerado... ¿De verdad se vende tan bien Vision ciega?
Se vende sorprendentemente bien para ser ciencia-ficción tan pura y sin adulterar, aunque como ya expliqué en esta entrada, tengo mis dudas de si no será por el empaquetado. Y bueno, Visión ciega es ahora candidata al Ignotus de la AEFCFT, que no es un premio precisamente de exquisitez literaria, sino más bien de popularidad, así que habrá que convenir que una cierta masa crítica de lectores la ha disfrutado. A mí me parece un novelón de los que justifican la afición a la ciencia-ficción. De hecho, devolviéndote franqueza por franqueza, me atrevo a decirte que si no te gustan ni Watts ni Egan, es que no te gusta la cf de verdad. Puede que te guste la cf en su vertiente más sociológica, o la que se escribía hace unas décadas, o puede que te guste el fantástico (todo lo cual no sólo es muy respetable, sino que yo lo comparto); pero el género en su versión más puntera y depurada no es lo tuyo. Tampoco pasa nada: estás bien acompañado.
Por último, tambien quería preguntaros si habéis considerado la posibilidad de publicar novela negra clásica americana o novela negra española (que creo que es algo que falta en el mercado). Lo digo porque no sé dónde leí que la ciencia-ficcion, el terror y la novela negra están íntimamente relacionados, de forma que al que le gusta un género le suelen gustar los tres, ése es mi caso.
No es el mío: no soy lector de novela negra, y puesto que casi todo lo que publico depende directamente de mi criterio, no me animo a editar libros cuya valía y perspectivas comerciales me cuesta calibrar. Por otra parte, los experimentos que sí que he hecho de publicación de novela negra (Muerte en Breslau y Fin del mundo en Breslau de Marek Krajewski: elecciones que deben más a mi relación especial con Polonia -vaya, que son recomendaciones de José María Faraldo- que a mi inexistente interés por el género) han resultado en considerables batacazos de ventas. Con ésta y otras informaciones en la mano, yo apostaría que la auténtica conexión entre los tres géneros que citas es que, en cada caso, el éxito descomunal de un puñado de autores eclipsa la realidad cotidiana de las escasas ventas de casi todas las novedades.
martes, 14 de septiembre de 2010
Novedad: Los reyes heréticos, de Paul Kearney
Por fin se ha puesto a la venta Los reyes heréticos de Paul Kearney, la continuación tras El viaje de Hawkwood de la serie Las Monarquías de Dios. Sabemos que muchos lectores estaban esperando este título con auténtica ansiedad, y sólo puedo decir que os aseguro que no quedaréis decepcionados.
Aquí encontraréis la ficha completa de este libro, aquí el mapa del continente de Normannia con una presentación de las fuerzas en conflicto, y aquí tres reseñas de El viaje de Hawkwood (y una que abarca también Los reyes heréticos).
Las Monarquías de Dios está destinada a figurar como una de las mejores series de fantasía de todos los tiempos. Aprovechad para empezar con ella ahora que sólo está comenzando, y mañana podréis contar que estuvisteis aquí desde el mismísimo principio.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Tres reseñas de El viaje de Hawkwood (y más)
En las últimas semanas han aparecido en diversos medios tres reseñas de El viaje de Hawkwood de Paul Kearney, la primera entrega de Las Monarquías de Dios:
El viaje de Hawkwood en El Guardián del Capítulo
El viaje de Hawkwood en Sagacomic
El viaje de Hawkwood y Los reyes heréticos en Wertzone (en inglés)
Quiero agradecer a los autores de estas reseñas el excelente recibimiento que han dado a Las Monarquías de Dios (en la línea de la reseña más madrugadora, la de Via News: parece que hay consenso en que esta serie es formidable), y desearles que disfruten la segunda entrega, Los reyes heréticos, al menos tanto como la primera.
En cuanto a la reseña en inglés, ojo, sólo deben leerla aquéllos que ya hayan terminado el segundo volumen de la serie, porque incluye insinuaciones sobre el desarrollo de los personajes que pueden preferir no conocer de antemano. Pero para los lectores indecisos que busquen una descripción somera de cómo se va desplegando el arco argumental de la obra de Kearney, es un buen resumen que además enumera concisa y convincentemente las (muchas) virtudes de Las Monarquías de Dios.
El viaje de Hawkwood en El Guardián del Capítulo
El viaje de Hawkwood en Sagacomic
El viaje de Hawkwood y Los reyes heréticos en Wertzone (en inglés)
Quiero agradecer a los autores de estas reseñas el excelente recibimiento que han dado a Las Monarquías de Dios (en la línea de la reseña más madrugadora, la de Via News: parece que hay consenso en que esta serie es formidable), y desearles que disfruten la segunda entrega, Los reyes heréticos, al menos tanto como la primera.
En cuanto a la reseña en inglés, ojo, sólo deben leerla aquéllos que ya hayan terminado el segundo volumen de la serie, porque incluye insinuaciones sobre el desarrollo de los personajes que pueden preferir no conocer de antemano. Pero para los lectores indecisos que busquen una descripción somera de cómo se va desplegando el arco argumental de la obra de Kearney, es un buen resumen que además enumera concisa y convincentemente las (muchas) virtudes de Las Monarquías de Dios.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Cubierta de Luminoso
Aquí tenéis la cubierta de Luminoso, la genial colección de relatos de Greg Egan que publicaremos este mes. En esta ocasión tanto la ilustración como los rótulos son obra de Hararca (www.hararca.com), que ha hecho un excelente trabajo representando la ominosa frontera del defecto en las matemáticas que está en el centro del relato "Luminoso", que da nombre a la colección. Un aspecto imponente para un libro que ningún buen aficionado a la ciencia-ficción debería perderse.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Tercera parte de La Guerra de las Rosas
Cris preguntó:
Anónimo preguntó:
Mi entrada en respuesta a las preguntas de un lector sobre nuestros títulos de novela histórica ha provocado un cierto revuelo (sí, amigos: cuatro comentarios -más un quinto eliminado porque contravenía mis criterios de moderación- sobre un mismo tema en pleno mes de agosto es un revuelo) en torno a la aparición del tercer volumen de La Guerra de las Rosas de Sharon Kay Penman, que se titulará Por la gracia de Dios. Como se desprende de la literalidad de mi respuesta, claro que publicaremos este título. ¿Cuándo? En principio, en algún momento entre enero y mayo de 2011. Según se acerque esa época, podré precisar más.
Otro Anónimo exhortó:
Más que fe, lo mío es contumacia. Sencillamente, nunca he dejado a medio publicar una serie cuyos títulos terminen con un "continuará", y no voy a empezar ahora. El coste de esta postura es de unos miles de eurillos, y la experiencia me dice que los lectores no lo agradecen demasiado, pero... no me animo a quebrar mi propia regla. Y, por supuesto, siempre queda la esperanza de que haya más lectores como tú.
Un tercer Anónimo coincidió:
Ojalá tuvieras razón. Pero los datos de ventas de las anteriores trilogías que culminé por puro empeño personal (Juego de enigmas de Patricia A. McKillip, Viriconium de M. John Harrison y La edad de oro de John C. Wright) indican lo contrario. Probablemente, porque para cuando sale el tercer volumen, ya no se pueden encontrar en el mercado los dos anteriores, salvo en puntos muy concretos que no generan un volumen suficiente de ventas como para justificar la operación. En todo caso, dentro de unos meses veremos. ¡Me encantaría estar completamente equivocado!
Pero se publicará la tercera parte de La Guerra de las Rosas, ¿no?
Anónimo preguntó:
Pues me ha gustado mucho La Guerra de las Rosas. ¿Para cuándo publicaréis el tercer volumen? Lo espero con impaciencia.
Mi entrada en respuesta a las preguntas de un lector sobre nuestros títulos de novela histórica ha provocado un cierto revuelo (sí, amigos: cuatro comentarios -más un quinto eliminado porque contravenía mis criterios de moderación- sobre un mismo tema en pleno mes de agosto es un revuelo) en torno a la aparición del tercer volumen de La Guerra de las Rosas de Sharon Kay Penman, que se titulará Por la gracia de Dios. Como se desprende de la literalidad de mi respuesta, claro que publicaremos este título. ¿Cuándo? En principio, en algún momento entre enero y mayo de 2011. Según se acerque esa época, podré precisar más.
Otro Anónimo exhortó:
Ten fe, Luis, en mi caso no he comprado el volumen 1 de La Guerra de las Rosas porque estoy esperando a que se publiquen los tres.
No es que tenga desconfianza de que no se vayan a publicar o en señal de "castigo" porque no me haya gustado la división. Es simplemente que puesto que es un solo libro prefiero leérmelo del tirón. Seguro que no soy único en esto.
Más que fe, lo mío es contumacia. Sencillamente, nunca he dejado a medio publicar una serie cuyos títulos terminen con un "continuará", y no voy a empezar ahora. El coste de esta postura es de unos miles de eurillos, y la experiencia me dice que los lectores no lo agradecen demasiado, pero... no me animo a quebrar mi propia regla. Y, por supuesto, siempre queda la esperanza de que haya más lectores como tú.
Un tercer Anónimo coincidió:
Lo mismo digo sobre La Guerra de las Rosas. Yo esperaré a que estén publicados los tres para comprarlos. Supongo que las ventas mejorarán sensiblemente cuando así sea.
Ojalá tuvieras razón. Pero los datos de ventas de las anteriores trilogías que culminé por puro empeño personal (Juego de enigmas de Patricia A. McKillip, Viriconium de M. John Harrison y La edad de oro de John C. Wright) indican lo contrario. Probablemente, porque para cuando sale el tercer volumen, ya no se pueden encontrar en el mercado los dos anteriores, salvo en puntos muy concretos que no generan un volumen suficiente de ventas como para justificar la operación. En todo caso, dentro de unos meses veremos. ¡Me encantaría estar completamente equivocado!
martes, 7 de septiembre de 2010
Novedad: La fragata Cockerel, de Dewey Lambdin
Ayer se puso a la venta La fragata Cockerel de Dewey Lambdin, sexta entrega en la serie de aventuras navales de Alan Lewrie. Encontraréis la presentación de este título aquí.
lunes, 6 de septiembre de 2010
El escritor S., en ABC Cultural
El pasado sábado apareció en el suplemento literario ABC Cultural una columna de Andrés Ibáñez sobre un tal S., escritor. En el siguiente enlace tenéis el escaneado de la página en cuestión:
El escritor S.
Se trata de una de las reivindicaciones más hermosas que he leído sobre el autor y su obra, y me parece muy oportuna en estos tiempos en que hay un acuerdo general sobre que es un gran escritor de fantasía... y ya está. El problema de encerrarlo en el nicho del género es que, como indica Ibáñez, así se restringe el círculo de los lectores posibles. Y, ventas perdidas aparte, eso me apena, porque también restringe las interpretaciones posibles de su obra: una mayoría de los lectores de género pondrán el acento, necesariamente, en los elementos menos interesantes de sus libros. Limitar el valor de S. al lugar (alto) que pueda ocupar en la jerarquía del fantástico comercial me parece hacerle claramente de menos. Más justamente, los lectores de fantástico debemos sentirnos afortunados por haber tenido el privilegio de asistir, antes que nadie, a la aparición y crecimiento de un autor que mañana será considerado un clásico incontrovertible de la literatura.
El escritor S.
Se trata de una de las reivindicaciones más hermosas que he leído sobre el autor y su obra, y me parece muy oportuna en estos tiempos en que hay un acuerdo general sobre que es un gran escritor de fantasía... y ya está. El problema de encerrarlo en el nicho del género es que, como indica Ibáñez, así se restringe el círculo de los lectores posibles. Y, ventas perdidas aparte, eso me apena, porque también restringe las interpretaciones posibles de su obra: una mayoría de los lectores de género pondrán el acento, necesariamente, en los elementos menos interesantes de sus libros. Limitar el valor de S. al lugar (alto) que pueda ocupar en la jerarquía del fantástico comercial me parece hacerle claramente de menos. Más justamente, los lectores de fantástico debemos sentirnos afortunados por haber tenido el privilegio de asistir, antes que nadie, a la aparición y crecimiento de un autor que mañana será considerado un clásico incontrovertible de la literatura.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Reseña de Los tejedores de cabellos, de Andreas Eschbach
Ha aparecido la siguiente reseña de Los tejedores de cabellos de Andreas Eschbach:
Los tejedores de cabellos
A la mayoría de mis lectores no hará falta contarles que Los tejedores de cabellos, publicado en 2004, fue uno de los títulos de ciencia-ficción más celebrados de Bibliópolis. Como La historia de tu vida de Ted Chiang, publicado en la misma época, conoció una distribución escasísima que luego han salvado los lectores que, sin prisa pero sin pausa, han ido comprando poco a poco los ejemplares de nuestra edición, en un goteo que continúa hasta el día de hoy y que no tiene visos de detenerse.
Es muy reconfortante que los lectores reivindiquen el interés de una novela que no tuvo suerte comercial en su lanzamiento, pero este éxito pospuesto y prolongado tiene también una lectura negativa, de la que en su momento tomé buena nota: si un libro puede ser tan celebrado como lo fue Los tejedores de cabellos y sin embargo tardar tantísimo tiempo en resultar rentable, no se puede depender únicamente de este tipo de títulos para sostener la editorial.
En lo meramente literario, hay tres características que me gustaría destacar de esta obra. La primera, que el estilo de Andreas Eschbach es de un despojamiento casi absoluto, lo que hace depender la eficacia de la novela sobre todo de su estructura, como detallaré a continuación. Seguramente esta sencillez superficial no ha hecho ningún daño a la fama de Los tejedores de cabellos, que gracias a ella puede ser recomendada eficazmente a lectores neófitos en la ciencia-ficción con la misma seguridad que las obras de Isaac Asimov o Arthur C. Clarke. Pero para mí fue una sorpresa, ya que la leí para evaluarla en la edición francesa (no leo alemán), y la traducción al francés había "mejorado" sustancialmente, por así decirlo, el estilo de Eschbach. Cuando empecé a recibir los primeros capítulos de la traducción de José María Faraldo, mi sorpresa fue absoluta; llegué a escribir al autor para comprobar que no nos estábamos dejando ningún rasgo de su estilo en el camino. Otro tema relacionado con éste y en el que no entraré más que para citarlo es lo sorprendentemente retro del escenario, cuyos gadgets tecnológicos vienen a ser los mismos que los de la ciencia-ficción estadounidense de medio siglo antes: por ejemplo, las astronaves intergalácticas se pilotan... con palancas y botones.
En cuanto a la peculiar estructura de Los tejedores de cabellos, es un rasgo que no pasa desapercibido para ningún lector; es habitual leer que se lo califica de fix up, es decir, de reunión de relatos sueltos sobre el mismo tema, lo que me parece un error evidente: los capítulos de la novela de Eschbach, aunque en buena parte funcionarían independientemente, fueron escritos para ser leídos de corrido y en el orden en que aparecen en el libro, como prueba el que no se publicaran originalmente por separado. Sencillamente, hay lectores que confunden la estructura-organización (como forma de plasmación de una idea) con la estructura-disposición (como resultado de proceso de producción del texto), e identifican la segunda cuando en realidad nos encontramos ante la primera. Mi impresión es que, lejos de ser resultado de una mera acumulación, la estructura de Los tejedores de cabellos permite contar una historia que sería muy difícil, si no imposible, contar de otra forma. O al menos, esta estructura parece tan sencilla y natural, se adapta tan bien a su tema, que resulta muy difícil no pensar que es la forma más eficaz de contar su relato. Mi fascinación por dicha estructura, por cierto, viene de antes de publicar a Eschbach: es parecida a la que prefería Keith Roberts (en Pavana, Los gigantes de caliza o Tierra de cometas). Se trata, creo yo, de la forma adecuada para relatos que exceden la vida de una persona o que tratan sobre fuerzas impersonales.
Por último, también se ha escrito mucho sobre las connotaciones políticas y culturales de Los tejedores de cabellos (hay un buen resumen de ellas en el artículo de presentación de Faraldo). Es cierto que uno diría que en esta novela hay algo profundamente alemán, de la misma manera que identificamos algo esencialmente eslavo en Sapkowski, o esencialmente inglés en el citado Roberts. Cada lector puede interpretar a su gusto si el emperador omnipotente de Eschbach es un trasunto de los kaisers o si la obediencia ciega de los tejedores de cabellos es un reflejo de la sumisión al nazismo, pero dejo anotado aquí el momento en que yo sentí un escalofrío de reconocimiento: cuando los revolucionarios penetran en el almacén de alfombras de cabellos, la sensación de sorpresa horrorizada es la misma que acompaña a la entrada de los aliados en los campos de exterminio.
Los tejedores de cabellos
A la mayoría de mis lectores no hará falta contarles que Los tejedores de cabellos, publicado en 2004, fue uno de los títulos de ciencia-ficción más celebrados de Bibliópolis. Como La historia de tu vida de Ted Chiang, publicado en la misma época, conoció una distribución escasísima que luego han salvado los lectores que, sin prisa pero sin pausa, han ido comprando poco a poco los ejemplares de nuestra edición, en un goteo que continúa hasta el día de hoy y que no tiene visos de detenerse.
Es muy reconfortante que los lectores reivindiquen el interés de una novela que no tuvo suerte comercial en su lanzamiento, pero este éxito pospuesto y prolongado tiene también una lectura negativa, de la que en su momento tomé buena nota: si un libro puede ser tan celebrado como lo fue Los tejedores de cabellos y sin embargo tardar tantísimo tiempo en resultar rentable, no se puede depender únicamente de este tipo de títulos para sostener la editorial.
En lo meramente literario, hay tres características que me gustaría destacar de esta obra. La primera, que el estilo de Andreas Eschbach es de un despojamiento casi absoluto, lo que hace depender la eficacia de la novela sobre todo de su estructura, como detallaré a continuación. Seguramente esta sencillez superficial no ha hecho ningún daño a la fama de Los tejedores de cabellos, que gracias a ella puede ser recomendada eficazmente a lectores neófitos en la ciencia-ficción con la misma seguridad que las obras de Isaac Asimov o Arthur C. Clarke. Pero para mí fue una sorpresa, ya que la leí para evaluarla en la edición francesa (no leo alemán), y la traducción al francés había "mejorado" sustancialmente, por así decirlo, el estilo de Eschbach. Cuando empecé a recibir los primeros capítulos de la traducción de José María Faraldo, mi sorpresa fue absoluta; llegué a escribir al autor para comprobar que no nos estábamos dejando ningún rasgo de su estilo en el camino. Otro tema relacionado con éste y en el que no entraré más que para citarlo es lo sorprendentemente retro del escenario, cuyos gadgets tecnológicos vienen a ser los mismos que los de la ciencia-ficción estadounidense de medio siglo antes: por ejemplo, las astronaves intergalácticas se pilotan... con palancas y botones.
En cuanto a la peculiar estructura de Los tejedores de cabellos, es un rasgo que no pasa desapercibido para ningún lector; es habitual leer que se lo califica de fix up, es decir, de reunión de relatos sueltos sobre el mismo tema, lo que me parece un error evidente: los capítulos de la novela de Eschbach, aunque en buena parte funcionarían independientemente, fueron escritos para ser leídos de corrido y en el orden en que aparecen en el libro, como prueba el que no se publicaran originalmente por separado. Sencillamente, hay lectores que confunden la estructura-organización (como forma de plasmación de una idea) con la estructura-disposición (como resultado de proceso de producción del texto), e identifican la segunda cuando en realidad nos encontramos ante la primera. Mi impresión es que, lejos de ser resultado de una mera acumulación, la estructura de Los tejedores de cabellos permite contar una historia que sería muy difícil, si no imposible, contar de otra forma. O al menos, esta estructura parece tan sencilla y natural, se adapta tan bien a su tema, que resulta muy difícil no pensar que es la forma más eficaz de contar su relato. Mi fascinación por dicha estructura, por cierto, viene de antes de publicar a Eschbach: es parecida a la que prefería Keith Roberts (en Pavana, Los gigantes de caliza o Tierra de cometas). Se trata, creo yo, de la forma adecuada para relatos que exceden la vida de una persona o que tratan sobre fuerzas impersonales.
Por último, también se ha escrito mucho sobre las connotaciones políticas y culturales de Los tejedores de cabellos (hay un buen resumen de ellas en el artículo de presentación de Faraldo). Es cierto que uno diría que en esta novela hay algo profundamente alemán, de la misma manera que identificamos algo esencialmente eslavo en Sapkowski, o esencialmente inglés en el citado Roberts. Cada lector puede interpretar a su gusto si el emperador omnipotente de Eschbach es un trasunto de los kaisers o si la obediencia ciega de los tejedores de cabellos es un reflejo de la sumisión al nazismo, pero dejo anotado aquí el momento en que yo sentí un escalofrío de reconocimiento: cuando los revolucionarios penetran en el almacén de alfombras de cabellos, la sensación de sorpresa horrorizada es la misma que acompaña a la entrada de los aliados en los campos de exterminio.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Bad Voltage, de Jonathan Littell
David preguntó:
Sí. En su momento, animado como recuerdas por el éxito de Las benévolas (del que, por cierto, pasados unos pocos años apenas parece quedar nada: así de dura es la vida del best seller de moda), me hice con un ejemplar de Bad Voltage, a ver qué tal se las había apañado este autor con el cyberpunk. De entrada, me pareció innecesariamente complicada, pues sus protagonistas, lo que parece la típica pandilla de marginales urbanos, hablan una jerga de difícil traducción. Como además no me emociona nada seguir las modas, sino más bien todo lo contrario (algo que tarde o temprano me pasará factura, imagino), desistí de su lectura.
Espoleado por tu pregunta, recientemente he vuelto a coger el ejemplar que dejé en la estantería y mi impresión ahora es más favorable: disfruto más de la jerga críptica que se ha inventado Littell para recrear el ambiente de su cultura urbana nativa posindustrial (posiblemente en esto me ha influido la serie The Wire), aunque desde luego el problema de cómo traducirla sigue siendo importante. No he avanzado más que unos capítulos y no sé a ciencia cierta si seguiré adelante... pero que Littel esté ahora menos de moda es, francamente, un aliciente.
¿Habéis pensado en aprovechar el "éxito" de Jonathan Littell con su Benévolas para sacar su primera novela? Se trata de un cyberpunk retro titulado Bad Voltage, que por lo que he leído tiene algo...
Sí. En su momento, animado como recuerdas por el éxito de Las benévolas (del que, por cierto, pasados unos pocos años apenas parece quedar nada: así de dura es la vida del best seller de moda), me hice con un ejemplar de Bad Voltage, a ver qué tal se las había apañado este autor con el cyberpunk. De entrada, me pareció innecesariamente complicada, pues sus protagonistas, lo que parece la típica pandilla de marginales urbanos, hablan una jerga de difícil traducción. Como además no me emociona nada seguir las modas, sino más bien todo lo contrario (algo que tarde o temprano me pasará factura, imagino), desistí de su lectura.
Espoleado por tu pregunta, recientemente he vuelto a coger el ejemplar que dejé en la estantería y mi impresión ahora es más favorable: disfruto más de la jerga críptica que se ha inventado Littell para recrear el ambiente de su cultura urbana nativa posindustrial (posiblemente en esto me ha influido la serie The Wire), aunque desde luego el problema de cómo traducirla sigue siendo importante. No he avanzado más que unos capítulos y no sé a ciencia cierta si seguiré adelante... pero que Littel esté ahora menos de moda es, francamente, un aliciente.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Novedades de septiembre 2010
Éstos son los títulos que aparecerán a lo largo del mes de septiembre tanto en Alamut como en Bibliópolis:
La fragata Cockerel (Alan Lewrie, 6), de Dewey Lambdin (Bibliópolis Histórica nº 10)
Sexta entrega de las aventuras navales de Alan Lewrie, de las que hemos publicado cuatro (cinco con ésta) en Bibliópolis Histórica y una en la Serie Histórica de Alamut (lo que no es lo ideal, desde luego, pero nos vino impuesto por las circunstancias). Dewey Lambdin, cuya serie ya abarca quince volúmenes y sigue en marcha, le ha quitado mucha rigidez a las sagas navales con estas narraciones de la vida de su peculiar héroe Alan Lewrie. No en vano, Lambdin es estadounidense, no inglés, por lo que sus novelas sobre la Armada real británica de finales del siglo XVIII resultan bastante menos chauvinistas y bastante más procaces de lo habitual. En mi opinión, funcionan muy bien como fantasías compensatorias (en este sentido, y sólo en éste, son a los lectores masculinos lo que la novela romántica a los femeninos), pero además están llenas de pequeños detalles sorprendentes en la reconstrucción histórica. Por ejemplo: ¿alguien se ha preguntado qué sucedió con los colonos americanos que, en la guerra de independencia estadounidense, se pusieron del lado de la Corona? Leyendo El almirante francés, la segunda entrega de la saga, lo sabréis. Traduce Núria Gres, la misma traductora del resto de la serie, cuyo trabajo ha sido muy alabado por los lectores especializados.
Los reyes heréticos (Las Monarquías de Dios, 2), de Paul Kearney (Alamut Serie Fantástica nº 31)
El viaje de Hawkwood nos presentó un continente, Normannia, trasunto de la Europa renacentista, que vive el florecimiento de la Era de los Descubrimientos y padece las amenazas del cisma religioso y la pujanza de un poderoso imperio oriental. En Los reyes heréticos asistimos, en paralelo, a la exploración del misterioso Continente Occidental (cuyo pasado esconde sorpresas muy inquietantes), la redención militar del desertor Corfe (una suerte de Lord Jim) en la defensa de Torunna y las desesperadas maniobras de los reyes cismáticos para que sus reinos sobrevivan a la ofensiva religiosa. Todo un espectáculo a escala colosal, y sin embargo cimentado en los detalles, en una profunda familiaridad con las herramientas de la guerra, la diplomacia y la intriga que a menudo se echa en falta en la fantasía. Como era quizá inevitable, de esta serie los lectores han dicho: "Las Monarquías de Dios es Canción de Hielo y Fuego con pólvora, menos puntos de vista y un ritmo mucho más rápido" (en el foro de westeros.org).
Relatos completos 2, de Isaac Asimov (Alamut Serie Fantástica nº 32)
Tras la suerte de prólogo a la obra corta asimoviana que fue la primera entrega de los Relatos completos (que contenía los tres volúmenes de El joven Asimov), esta segunda recoge las primeras colecciones de relatos que cimentaron la fama de su autor: Al estilo marciano (1955), Con la Tierra nos basta (1957) y Nueve futuros (1959). Más de treinta cuentos de un Asimov en plena forma, que recopiló en estas selecciones los mejores textos de su época de escritor para revistas. La traducción, que es completamente nueva, corre a cargo de Manuel de los Reyes, que está haciendo un trabajo espléndido al dar nuevo lustre a los relatos de Asimov, e ilustra la cubierta Maciej Garbacz, un artista excepcional de paisajes espaciales.
Luminoso, de Greg Egan (Bibliópolis Fantástica nº 66)
Egan no necesita presentación, pues, a pesar de la alta exigencia de su narrativa, ha sido profusamente editado en España. Este éxito relativo se explica quizá porque la ciencia-ficción de altos vuelos sigue manteniendo un atractivo que, para los que la apreciamos, está entre los mayores placeres literarios. Y no hay mejores muestras de este placer que los relatos de Egan (quizá sólo superado, y por los pelos, por ese otro gigante del relato intelectualmente escalofriante que es Ted Chiang). Luminoso es su segunda recopilación, tras Axiomático, y está al menos al mismo nivel. Traduce Carlos Pavón, quizá el mayor experto español en la obra de Egan.
La fragata Cockerel (Alan Lewrie, 6), de Dewey Lambdin (Bibliópolis Histórica nº 10)
Sexta entrega de las aventuras navales de Alan Lewrie, de las que hemos publicado cuatro (cinco con ésta) en Bibliópolis Histórica y una en la Serie Histórica de Alamut (lo que no es lo ideal, desde luego, pero nos vino impuesto por las circunstancias). Dewey Lambdin, cuya serie ya abarca quince volúmenes y sigue en marcha, le ha quitado mucha rigidez a las sagas navales con estas narraciones de la vida de su peculiar héroe Alan Lewrie. No en vano, Lambdin es estadounidense, no inglés, por lo que sus novelas sobre la Armada real británica de finales del siglo XVIII resultan bastante menos chauvinistas y bastante más procaces de lo habitual. En mi opinión, funcionan muy bien como fantasías compensatorias (en este sentido, y sólo en éste, son a los lectores masculinos lo que la novela romántica a los femeninos), pero además están llenas de pequeños detalles sorprendentes en la reconstrucción histórica. Por ejemplo: ¿alguien se ha preguntado qué sucedió con los colonos americanos que, en la guerra de independencia estadounidense, se pusieron del lado de la Corona? Leyendo El almirante francés, la segunda entrega de la saga, lo sabréis. Traduce Núria Gres, la misma traductora del resto de la serie, cuyo trabajo ha sido muy alabado por los lectores especializados.
Los reyes heréticos (Las Monarquías de Dios, 2), de Paul Kearney (Alamut Serie Fantástica nº 31)
El viaje de Hawkwood nos presentó un continente, Normannia, trasunto de la Europa renacentista, que vive el florecimiento de la Era de los Descubrimientos y padece las amenazas del cisma religioso y la pujanza de un poderoso imperio oriental. En Los reyes heréticos asistimos, en paralelo, a la exploración del misterioso Continente Occidental (cuyo pasado esconde sorpresas muy inquietantes), la redención militar del desertor Corfe (una suerte de Lord Jim) en la defensa de Torunna y las desesperadas maniobras de los reyes cismáticos para que sus reinos sobrevivan a la ofensiva religiosa. Todo un espectáculo a escala colosal, y sin embargo cimentado en los detalles, en una profunda familiaridad con las herramientas de la guerra, la diplomacia y la intriga que a menudo se echa en falta en la fantasía. Como era quizá inevitable, de esta serie los lectores han dicho: "Las Monarquías de Dios es Canción de Hielo y Fuego con pólvora, menos puntos de vista y un ritmo mucho más rápido" (en el foro de westeros.org).
Relatos completos 2, de Isaac Asimov (Alamut Serie Fantástica nº 32)
Tras la suerte de prólogo a la obra corta asimoviana que fue la primera entrega de los Relatos completos (que contenía los tres volúmenes de El joven Asimov), esta segunda recoge las primeras colecciones de relatos que cimentaron la fama de su autor: Al estilo marciano (1955), Con la Tierra nos basta (1957) y Nueve futuros (1959). Más de treinta cuentos de un Asimov en plena forma, que recopiló en estas selecciones los mejores textos de su época de escritor para revistas. La traducción, que es completamente nueva, corre a cargo de Manuel de los Reyes, que está haciendo un trabajo espléndido al dar nuevo lustre a los relatos de Asimov, e ilustra la cubierta Maciej Garbacz, un artista excepcional de paisajes espaciales.
Luminoso, de Greg Egan (Bibliópolis Fantástica nº 66)
Egan no necesita presentación, pues, a pesar de la alta exigencia de su narrativa, ha sido profusamente editado en España. Este éxito relativo se explica quizá porque la ciencia-ficción de altos vuelos sigue manteniendo un atractivo que, para los que la apreciamos, está entre los mayores placeres literarios. Y no hay mejores muestras de este placer que los relatos de Egan (quizá sólo superado, y por los pelos, por ese otro gigante del relato intelectualmente escalofriante que es Ted Chiang). Luminoso es su segunda recopilación, tras Axiomático, y está al menos al mismo nivel. Traduce Carlos Pavón, quizá el mayor experto español en la obra de Egan.
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