viernes, 29 de octubre de 2010

Reseña de Los reyes heréticos, de Paul Kearney

Ha aparecido una nueva reseña de Los reyes heréticos de Paul Kearney, esta vez en Via News:

Los reyes heréticos

Como saben los habituales de este blog, Los reyes heréticos (segunda parte de la serie Las Monarquías de Dios) es una de nuestras novedades que mejores críticas está cosechando y que más interés despierta entre nuestros lectores. La primera parte de Las Monarquías de Dios, titulada El viaje de Hawkwood, fue también muy bien recibida.

Actualmente estamos trabajando en la tercera entrega de la serie, Las guerras de hierro, que si todo va bien podría aparecer en los primeros meses de 2011. Llegaremos así al ecuador de esta saga de fantasía adulta, realista y con un marcado aire épico y aventurero.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Las cuentas del libro (y otros demonios)

Palomares dijo:

Por otra parte, me gustaría preguntar qué cantidad de libros vendidos consideras un batacazo; y de igual manera, a partir de qué cantidad se compensan los costes. Leyéndote saca uno la conclusión de que la mayor parte de los libros dan pérdidas o duramente compensan la inversión -a lo mejor yo sólo me quedo en la memoria con los fracasos; imagino que los éxitos compensan esas pérdidas-. ¿Es cierto?

Cuando uno es un editor que se deja el pellejo en lo que edita, como es mi caso (y esto no es inmodestia: decir que uno tiene un compromiso con su trabajo que va más allá del deber no es atribuirse un mérito, sino reconocer una debilidad), la mala suerte comercial de cualquier libro es una tragedia. Esto explica en parte la conclusión que sacas de mis comentarios: por poco que me fuera mal, ya sería relevante. Pero en buena medida también se explica porque realmente la proporción de títulos de resultados malos, regulares o indiferentes es bastante alta.

Tradicionalmente achaco estos resultados, cuando se producen, a tres factores: errores de planteamiento por mi parte, fallos en la distribución y decadencia del mercado. Lo primero no hace falta explicarlo: es cuando un libro ha sido bien distribuido y tiene buena recepción crítica, y sin embargo no se vende: entonces la culpa es mía, por editar algo sin interés para una mayoría de los lectores. Hay pocos casos en los que se pueda afirmar esto último incontrovertiblemente, porque la respuesta del mercado suele quedar eclipsada por la calidad de la distribución (un libro mal distribuido que no se vende, ¿habría podido venderse de distribuirse mejor? Nadie lo sabrá jamás), que cuando es insuficiente o descuidada es responsable de un buen porcentaje de malos resultados. Por último, es importante saber cuando se edita fantástico que se trata de un mercado en decadencia, afectado no sólo por fenómenos de concentración propios de esta época que nos ha tocado vivir (por ejemplo, unos pocos autores venden muchísimo, lo que produce una falsa imagen de prosperidad), sino que también está perjudicado por fenómenos singulares de este campo: la desaparición paulatina de los lectores que seguían colecciones, la conversión del fandom de lectores en un fandom de escritores o la desintegración de los medios que aglutinaban a los aficionados. Todo esto hace que la publicación de fantasía y ciencia-ficción deba abordarse siendo consciente de la estrechez del nicho.

¿Cuáles son los números que delimitan esos márgenes? Os doy algunas cifras genéricas. Pongamos una tirada de 2.000 ejemplares para un libro nuevo en rústica de extensión media (256-320 páginas); en principio, esta tirada es un estándar bastante habitual (las editoriales con más capacidad de distribución, habitualmente parte de grandes grupos, han solido tirar un poco más de entrada; y las que ya le han visto las orejas al lobo tiran un poco menos: en Bibliópolis Fantástica tiramos menos desde 2009). Redondeando, el anticipo sobre los derechos de autor supone unos 2.000 euros; el anticipo sobre la traducción, otros 2.000; la imprenta, unos 3.000; la ilustración y maqueta de cubierta, unos 500; la maqueta interior, la revisión y la supervisión unos 1.500; otros gastos, unos 500 euros más. Es decir, que la inversión para poner ese libro en la calle es de 9.500 euros. (Hay otro gasto posible, el de la promoción, por ejemplo mediante la visita de un autor extranjero; esto puede añadir otros 500 o 1.000 euros al coste del libro, pero no lo tendré en cuenta porque es una práctica relativamente infrecuente.) Ahora veamos el precio: oscilará, según épocas y editoriales, entre los 17 y los 21 euros, así que quedémonos con una media de 19. Cada ejemplar vendido a través de una distribuidora reporta a la editorial el 45% de su precio sin IVA; es decir, en nuestro ejemplo, 8,55 euros. Es fácil ver entonces que para cubrir la inversión, este libro ideal debería vender algo más de 1.100 ejemplares.

¿Con cuánta frecuencia un título mío ha vendido 1.100 o menos ejemplares? Con demasiada (pero ya digo: uno solo sería demasiado para un editor sentimental). ¿Son todo eso batacazos? No, claro, ni mucho menos: un libro que vende 900 o 1.000 ejemplares no es un negocio, pero tampoco te hunde. Los batacazos son los libros que venden 600 o 500 ejemplares: en el ejemplo anterior, supondrían unas pérdidas de 4.000 o 5.000 euros. En esta categoría se encuentran los finales de trilogías a los que me refería en esta entrada, pero esto es normal: si los primeros libros de una serie no van realmente bien, los siguientes irán escalonadamente peor, hasta llegar al nivel del batacazo. Lo realmente preocupante es que, a la hora de publicar una novedad cualquiera, con el paso de los años se ha ido haciendo más probable que se consume el batacazo en lugar de que las ventas se queden en un nivel suficiente, por lo que ha sido necesario publicar de forma más conservadora y recortar gastos.

Por lo que sé de mi competencia, estas cifras de costes y ventas son bastante generalizables. ¿Cómo sobreviven entonces las editoriales especializadas en este clima de estrechamiento del mercado? De tres formas: una, perteneciendo a un gran grupo editorial que realice economías de escala (por lo que algunos de los costes de mi desglose son más bajos); dos, disponiendo de su propia distribuidora o librería (por lo que en lugar de obtener el 45% del precio, obtienen un 70 o incluso un 100%); y tres, editando sistemáticamente a autores muertos hace más de 70 años (y cuya obra está por tanto en dominio público) o a autores españoles (para ahorrarse el gasto de traducción y, con frecuencia, también los derechos de autor). Los lectores observadores se habrán percatado de que Bibliópolis y Alamut no se encuentran en ninguna de esas tres categorías. Su supervivencia es, en este contexto, un milagro... y un milagro con nombre polaco; las ventas de los muchos títulos que sí dieron algún beneficio no hubieran permitido compensar los resultados de los títulos que tuvieron pérdidas (al menos, no a corto plazo), de no ser por el éxito continuo de Sapkowski.

Como conté en esta entrada, en 2008 se impuso una corrección de rumbo, pero dado que los tres males señalados (un mercado que se estrecha, una distribución que funciona a ratos sí y a ratos no, y un editor que se deja llevar por el entusiasmo más de lo que debiera) siguen estando ahí, si es que no se han acentuado, probablemente se avecina una reformulación más radical de mi actividad editorial. Entre tanto, es importante recordar que para mí los libros pasados, fueran bien o mal comercialmente, no son mero trabajo ya hecho y descartado, sino hitos de mi historia personal, mis intereses y mis ilusiones; hitos vivos, porque están en catálogo, y cada día los lectores descubren algunos y viven hoy la alegría y el placer que me dieron en el pasado. En este sentido, comparto la popular idea de que el catálogo de un editor (un editor con intereses literarios, se entiende) es su obra, y hasta cierto punto crearlo tiene sentido en sí mismo. Pase lo que pase, la creación de mi catálogo sigue siendo una aventura apasionante.

martes, 26 de octubre de 2010

Novedades de noviembre 2010

Éstas son las novedades de noviembre en Alamut y Bibliópolis:

Kapuscinski. Una biografía literaria, de Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek (Malabares nº 4)

La biografía que Nowacka y Ziatek han dedicado a Kapuscinski no sólo es la primera que se ha publicado sobre el famoso reportero y escritor polaco, sino que además es una concienzuda exploración del personaje desde su obra. Conocemos a Kapuscinski como niño de la guerra y seguimos su carrera como periodista poco ortodoxo en la Polonia de los años cincuenta, como reportero en el África del final de la colonización y la Sudamérica de la época de las guerrillas, y finalmente como escritor mundialmente famoso y autoridad moral. A cada paso, vemos las huellas en su obra de su militancia juvenil, su desilusión con la ideología revolucionaria y el nacimiento de un estilo nuevo, entre la literatura y el periodismo, que le daría la fama. En estos tiempos de biografías sensacionalistas que buscan excitar la curiosidad malsana del público, Kapuscinski. Una biografía literaria supone la documentada, reflexiva y apasionante recreación de la evolución paralela de un hombre (falible) y su obra (inmortal).

Tiempo de odio (edición coleccionista), de Andrzej Sapkowski (Alamut Serie Fantástica nº 34)

El cuarto volumen de la Saga de Geralt de Rivia aparece ahora en edición coleccionista con toda la calidad que los lectores están acostumbrados a esperar de Sapkowski. En la estructura interna de la saga, Tiempo de odio forma una suerte de díptico con la anterior entrega, La sangre de los elfos: donde aquélla era planteamiento, ésta es nudo y, en parte, desenlace. Asistimos aquí a la reunión de los magos en la isla de Thanedd y a la disputa entre las facciones de hechiceros, resuelta con dramáticas consecuencias. Geralt recibirá sendas heridas, física y moral, que le conducirán a una interesantísima deriva vital en los siguientes volúmenes. Nunca la vida del héroe ha sido tan dura, nunca los errores se han pagado tan caros, nunca la fantasía ha sido tan real como bajo la pluma de Sapkowski.

Bautismo de fuego (edición coleccionista), de Andrzej Sapkowski (Alamut Serie Fantástica nº 35)

La quinta entrega de la Saga de Geralt de Rivia plantea una situación harto conocida de la fantasía épica: la formación de una compañía de viajeros dedicados a una búsqueda. Pero era de esperar que Sapkowski no se conformase con el tópico y buscase subvertirlo. Así, un Geralt afectado por las lecciones duramente aprendidas en Tiempo de odio se resistirá todo lo posible a recibir la ayuda de sus amigos; y cuando lo haga, se verá implicado con individuos que representan aquello contra lo que ha luchado como brujo y como protector de Ciri. Destaca además en este volumen de la saga la recreación de una criatura fantástica muy popular cuyo nombre no puede ser desvelado, un magnífico ejemplo de cómo abordar un tema clásico y sacarle un maravilloso partido.

Las cenizas de Ovidio, de David Wishart (Alamut Serie Histórica nº 11)

Marco Corvino es hijo de un importante personaje de la Roma imperial, acostumbrado como patricio a los privilegios de su posición. Lamentablemente, ha decidido echar su vida a perder y se resiste a seguir la carrera política que su familia espera de él. No obstante, es consciente de algunas de sus obligaciones, y cuando una de sus clientes, la hijastra del exiliado poeta Ovidio, acude a él para negociar el retorno de las cenizas de su padrastro a Roma, Corvino no parará hasta averiguar las razones que hacen que los más poderosos círculos del imperio se opongan a conceder incluso ese último e inofensivo privilegio a un enemigo muerto. Narrada con un estilo anacrónico que sería chocante si no resultase tan divertido, Las cenizas de Ovidio es como una novela negra clásica donde se sustituyen las mujeres fatales por las matronas no menos letales, los sicarios de gatillo fácil por los ex legionarios a sueldo, y los peces gordos corruptos por... vaya. Al mismo tiempo, los misterios que explora Corvino a su desenfadada manera son auténticos enigmas que desconciertan a los historiadores.

Lucky Starr 1, de Isaac Asimov (Alamut Serie Fantástica nº 36)

En este volumen recopilamos tres de las seis novelas que Isaac Asimov dedicó al personaje de Lucky Starr: David Starr, patrullero del espacio, Lucky Starr y los piratas de los asteroides y Lucky Starr y los océanos de Venus. Como es sabido, Asimov escribió esta serie con un público juvenil en mente, así como con la idea de una posible adaptación televisiva. Muy poco de todo esto se percibe en las novelas, más allá de un conato de dotar a su héroe de una doble personalidad en la primera entrega, y por supuesto de que levanta un universo nuevo, no relacionado con sus series de los robots o de Fundación. Sobre todo, las historias de Lucky Starr tienen mucha más acción de lo habitual en Asimov, y una atractiva mezcla entre los coloridos escenarios de un sistema solar que hoy sabemos imaginario (los campos de cultivo de Marte, los océanos de Venus) y una rigurosa atención a los detalles de la física real: resulta impresionante leer cómo las naves espaciales y los astronautas de Asimov maniobran en el vacío de forma realista muchos años antes no ya del Apolo, sino del Sputnik.

lunes, 25 de octubre de 2010

Librerías online y ventas al extranjero

Joserra preguntó:

¿Por qué no trabajan editoriales españoles con tiendas online que sirven a Sudamérica (sí, estoy pensando en Amazon, pero también hay otras como bookdepository o play.com)? ¿No merece la pena porque piden muchos ejemplares en depósito y demasiado margen de ventas o algo así?

No puedo responder por las demás editoriales, pero Bibliópolis y Alamut sí que trabajan con librerías online que sirven fuera de España: la Casa del Libro, por ejemplo. Supongo que alguna otra web de grandes almacenes también ofrecerá esta posibilidad, aunque no estoy seguro (¿quizá alguno de nuestros lectores americanos quiere contar cómo ha conseguido nuestros libros?); en todo caso, el envío le sale tan caro al comprador que es improbable que se generen muchas ventas por esta vía.

En cuanto a las posibles formas de colaboración con Amazon u otras librerías, las desconozco por completo, y estudiaré el asunto por si hubiese una ventaja que se me escapa, pero de entrada se me ocurre una razón evidente que dificulta la colaboración: sus almacenes están en el extranjero, y exportar los ejemplares en masa es complicado y caro. Una posibilidad intrigante sería ofrecer títulos a través de los sistemas de print on demand que ofrece Amazon, por ejemplo. Merece la pena que lo investigue. Gracias por la sugerencia.

domingo, 24 de octubre de 2010

Reseñas de La era de Drácula, de Kim Newman

Han aparecido sendas reseñas de La era de Drácula de Kim Newman en Fantasymundo y La Biblioteca Imaginaria:

La Biblioteca Imaginaria

Fantasymundo

En esta entrada ya me hice eco de una reseña anterior de este mismo título y comenté algunos aspectos de la novela de Newman y de su nueva edición en castellano por parte de Alamut. Ojalá que estas reseñas más recientes contribuyan también a despertar el interés de los lectores por el universo vampírico de este autor, cuyas siguientes entregas nos encantaría publicar.

viernes, 22 de octubre de 2010

(Más) Víbora, de Andrzej Sapkowski

Anónimo preguntó:

Off topic: ¿publicaréis Víbora, de Andrzej Sapkowski?

Otro Anónimo se sumó:

Sapkowski no decepciona nunca. ¿Se sabe cuándo aparecerá Víbora, su última novela?

Tenemos toda la intención de publicar Víbora, por supuesto. La buena noticia es que hemos convencido a José María Faraldo para que se encargue de la traducción. No hace falta decir que es un lujo contar con él, pero también debemos recordar que esta colaboración tiene sus servidumbres: nos gustaría editar este título en 2011, pero para ello la traducción tiene que llegar a tiempo. Confiemos en que sea así, y cuando tengamos más noticias os las comunicaremos.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cubierta de Lucky Starr 1


Ésta es la cubierta de Lucky Starr 1 de Isaac Asimov, el primero de los dos volúmenes en los que reuniremos las seis novelas protagonizadas por Lucky Starr, un agente del Consejo de la Ciencia que vive emocionantes aventuras por todo el sistema solar. La ilustración es de Maciej Garbacz y la maqueta de Alejandro Terán.

Este primer volumen incluye las novelas David Starr, patrullero del espacio, Lucky Starr y los piratas de los asteroides y Lucky Starr y los océanos de Venus, todas con nueva traducción de Manuel de los Reyes. En breve daré más información sobre su puesta a la venta.

martes, 19 de octubre de 2010

Novedad: Camino sin retorno, de Andrzej Sapkowski


Hoy se pone oficialmente a la venta la edición en Alamut de Camino sin retorno de Andrzej Sapkowski, un título que hasta ahora sólo estaba disponible en Bibliópolis. Una ocasión perfecta para conocer otros registros de este prodigioso autor. Aquí tenéis la ficha completa, y aquí la presentación en Artifex Plus.

lunes, 18 de octubre de 2010

Novedad: El color del dinero, de Walter Tevis


Hoy se ha puesto a la venta El color del dinero de Walter Tevis, la secuela de El buscavidas que fue llevada al cine por Martin Scorsese con Paul Newman en el papel protagonista. ¡No os lo perdáis! Aquí entontraréis la presentación que le dediqué en este blog.

Además, con esta novela retomamos la publicación de nuestro sello Malabares, en el que próximamente aparecerá también la biografía de Ryszard Kapuscinski escrita por Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek.

sábado, 16 de octubre de 2010

Reseñas de El cuerpo de la casa, de Orson Scott Card

Han aparecido varias reseñas de El cuerpo de la casa de Orson Scott Card:

La Biblioteca Imaginaria

Me Gustan Los Libros

No Puedo Parar de Leer

Este título estaba completamente inédito en castellano hasta su edición el año pasado en Alamut, lo que nos hace sentir especialmente orgullosos de haberlo publicado. Su recepción está siendo buena, aunque también parece que se ha editado tantísimo de Card en las últimas décadas que los aficionados a este autor seleccionan cuáles de sus libros comprar (¡sobre todo si no pertenecen a la serie de Ender!). Como se indica en las reseñas, disfrutarán más de esta novela quienes deseen leer una buena historia de personajes que quienes busquen un relato de terror: la casa está definitivamente encantada, pero Card evita (casi) toda la truculencia habitual del género.

jueves, 14 de octubre de 2010

Cubierta de Las cenizas de Ovidio


Ésta es la cubierta de Las cenizas de Ovidio de David Wishart, de próxima aparición en Alamut Serie Histórica. Es la primera entrega de la serie de casos de Marco Corvino, un patricio en la Roma de Tiberio que se ve envuelto en los dos grandes misterios (reales) de la época: ¿por qué fue desterrado el poeta Ovidio? Y, ¿cómo fue posible el desastre de Teutoburgo? La ilustración es de Alejandro Colucci, y el diseño de Alejandro Terán.

miércoles, 13 de octubre de 2010

La Bibliópolis Fantástica que no fue

Ousceed dijo:

¡City on Fire! (No, la película no.) No es 'quirúrgicamente' el mismo caso, pero algo hay.

Descomprimo el críptico comentario: Ousceed respondía a mi alegación de que "nunca he dejado a medio publicar una serie cuyos títulos terminen con un "continuará", y no voy a empezar ahora", arguyendo que no he publicado City on Fire de Walter Jon Williams, continuación de Metropol. Y es cierto, a mi pesar, que no he publicado City on Fire, una novela extraordinaria; pero no es cierto que Metropol termine con un "continuará", y mucho menos que no se entienda sin su continuación.

Es verdad que el final de Metropol es abierto, y es verdad que una continuación es posible; pero el relato de Metropol llega a una conclusión satisfactoria al final de esta novela, y su continuación responde más al interés de explorar el fascinante universo del plasma que a necesidades narrativas. Lo que es más, City on Fire sí que es una novela que no termina... y lo grave es que la continuación no se ha publicado todavía, ni es probable que sea publicada. Así que, por mucho que me entusiasme City on Fire y por mucho que lamente no haberla podido editar, lo cierto es que su publicación sí que habría supuesto dejar colgando al final a los lectores (aunque por causas no imputables a este editor, como digo)... mientras que Metropol es, en mi opinión, una novela autocontenida perfectamente disfrutable por sí sola.

Pero esta llamada de atención me da pie a entrar en un tema mucho más amplio e interesante: en cuántas, cuantísimas ocasiones no he podido publicar una continuación o una obra temáticamente sucesora de otra porque, de entrada, mi oferta inicial no ha encontrado el suficiente respaldo de los lectores. Podéis imaginar que, mientras preparo un libro, dedico una cierta reflexión a imaginar cómo aprovechar una posible buena recepción. Y a menudo, esta reflexión se frustra ante la respuesta del mercado.

Centrándonos en la colección Bibliópolis Fantástica, pero sin afán de exhaustividad, os propongo que entremos en el maravilloso mundo de los universos alternativos y repasemos lo que podría haber sido mi producción de los últimos años en mejores circunstancias. Éstos son algunos casos en los que, como sucedió con Metropol y City on Fire, si las ventas hubiesen sido (en algunos casos sólo ligeramente) mejores habría podido editar títulos que han quedado inéditos en castellano:

(Aunque no quisiera evitar motivos de regodeo a mis detractores, es de justicia indicar que no todos los títulos que se indican a continuación tuvieron pérdidas; en algunos casos, simplemente no tuvieron suficiente éxito para justificar la edición de continuaciones. Como ya he contado, éstas suelen tener ventas menores y, por tanto, pueden no resultar rentables o directamente comerse los beneficios de la primera entrega.)

El año de nuestra guerra (2005), de Steph Swainston: todavía me escriben lectores preguntando por los otros títulos de esta autora situados en su fantástico universo. De momento, son tres: No Present Like Time, The Modern World y Above the Snowline.

Los gigantes de caliza (2003) y Tierra de cometas (2006), de Keith Roberts: me quedé con las ganas de publicar su Molly Zero.

Juego de Enigmas (2004-2005), de Patricia A. McKillip: podría haberse continuado con alguno de sus dos Premios Mundiales de Fantasía, The Forgotten Beasts of Eld y Ombria in Shadow.

Los tejedores de cabellos (2004), de Andreas Eschbach: de no haber tenido una distribución inicial tan mala y haber tardado tanto en acumular buenas ventas, lo lógico habría sido publicar de corrido su continuación, Quest.

Siembra de jade (2004), de Alex Irvine: con gusto habría editado una estupenda novela posterior de Irvine, One King, One Soldier.

Magia de reina, magia de rey (2003), de Ian Watson: Watson es el maestro de las ideas extravagantes desarrolladas con razonable rigor, y tiene muchísimos libros inéditos tanto de fantasía como de ciencia-ficción. Por ejemplo, The Book of the River.

Tú, el inmortal (2004), de Roger Zelazny: otro autor con mucha obra interesante inédita. Por ejemplo, Jack of Shadows.

Cismatrix (2005), de Bruce Sterling: como ya conté en esta entrada, Sterling tiene dos novelas inéditas, Zeitgeist y The Zenith Angle, que me parecen mejores que muchas de sus obras traducidas.

La verdadera guerra de los mundo (2005), de Joao Barreiros: un autor al que veo capaz de hacer con la ciencia-ficción lo que Sapkowski con la fantasía, y que tiene montones de relatos y novelas inéditos.

Historia natural (2005), de Justina Robson: quedó inédita su continuación Living Next Door to the God of Love, y tiene tanto novelas anteriores ambiciosas (Silver Screen, Mappa Mundi) como una serie posterior más liviana (la en principio pentalogía Quantum Gravity).

La frontera del norte (2006), de Feliks W. Kres: su serie de libros autoconclusivos El Códice Absoluto tiene muchas más entregas, extremadamente populares en Polonia. La mejor parece ser El rey de las inmensidades, fantasía con piratas muy atractiva pero demasiado larga y cara de producir para editarla sin haber asegurado un buen número de lectores.

Línea de sueños (2006), de Sergei Lukyanenko: su continuación, Emperador de ilusiones, está inédita.

La muerte del nigromante (2005) y El fuego elemental (2006), de Martha Wells: quedó sin publicar la trilogía The Fall of Ile-Rien, situada en el mismo universo de las dos novelas anteriores y formada por The Wizard Hunters, The Ships of Air y The Gate of Gods.

La hija del dragón de hierro (2006), de Michael Swanwick: hubiera podido ser seguida por una de sus ingeniosas novelas inéditas, como Jack Faust. Y más recientemente ha aparecido otra novela situada en el mismo universo que La hija..., The Dragons of Babel, que he evitado leer no sea que me guste.

Dorada (2007), de Lucius Shepard: como pasa con Roberts, Watson, Zelazny o Barreiros, Shepard es un autor del que lamento no poder publicar más muestras de su abundante producción inédita o descatalogada. Mis favoritas: Viator y A Handbook of American Prayer.

Evenmere: La Gran Mansión (2007), de James Stoddard: quedó inédita la segunda parte, The False House, no tan buena como la primera pero bastante interesante.

Como ya he mencionado, hay otros casos (John Kessel, John C. Wright) en los que probablemente hubiese seguido publicando a autores que reportaron pérdidas, pero la intervención de las respectivas agentes me lo impidió (gracias a Dios). Y recientemente hemos sabido que se publicarán obras descatalogadas de Thomas M. Disch, de quien traduje En alas de la canción. Me hubiera encantado hacerlo yo, pero aunque en este caso las agentes (distintas de las anteriores) sí que me las ofrecieron, tuve que declinarlas. ¿La diferencia? Kessel y Wright se me escaparon en 2005 o 2006, y a Disch lo dejé escapar en 2009: se ve que, entre tanto, este editor había cambiado.

martes, 12 de octubre de 2010

La última noche de Hipatia, premio Ignotus a la mejor novela española


La última noche de Hipatia de Eduardo Vaquerizo ha resultado ganadora del premio Ignotus de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror en la categoría de mejor novela española.

En la misma categoría ha quedado finalista La red de Indra de Juan Miguel Aguilera, reciente ganadora del premio Celsius de la Semana Negra de Gijón (del que a su vez La última noche de Hipatia fue finalista).

Otros títulos de Alamut y Bibliópolis destacados entre los finalistas de diversas categorías son J.G. Ballard. El tiempo desolado de Pablo Capanna en mejor ensayo, y Visión ciega de Peter Watts en mejor novela extranjera.

lunes, 11 de octubre de 2010

Novedad: Los viajes de Joenes, de Robert Sheckley


Hoy se pone oficialmente a la venta Los viajes de Joenes de Robert Sheckley, que incluye la novela del mismo título y la colección de relatos La tienda de los mundos. Aquí encontraréis la ficha completa del libro, y aquí la presentación que hice de él en este mismo blog.

Como nota personal, éste es uno de los títulos que más alivio me ha producido editar, ya que era una espina que tenía clavada desde hace años. Como indica el número de colección (es el 44 de Bibliópolis Fantástica), este libro debía haberse publicado allá por 2006, y el retraso en su aparición ha sido tan grande que estoy seguro de que muchos lectores desesperaban de verlo editado. De hecho, como el número 22 de la colección Fantástica -El corcel, de Carol Emshwiller- también se retrasó inmoderadamente, hubo quien me sugirió dejar igualmente el hueco en el número 66, para al menos seguir una satisfactoria progresión de números desocupados; pero como es notorio, no sólo hemos acabado publicando los números 22 y 44 de la colección, sino que para el 66 hemos optado por Luminoso de Greg Egan: ahí es nada.

En este caso, el retraso no ha tenido que ver con la traducción ni con otros posibles problemas de producción, sino que ha sido una cuestión puramente de derechos de autor: en 2005, el año del fallecimiento de Sheckley, nos pusimos en contacto con sus herederos para adquirir los derechos de Los viajes de Joenes y La tienda de los mundos, y la persona con la que negociamos en aquel momento aceptó nuestra oferta. Comenzamos a preparar la publicación, pero hete aquí que cuando enviamos el contrato para su firma, nos dijeron que la herencia de Sheckley estaba todavía yacente (es decir, sin asignar), y no estaba claro quién podría firmar el contrato. Como la vida familiar de Sheckley fue, cuando menos, tortuosa, no me extrañó que hubiera dificultades para asignar la herencia, así que me resigné a esperar, y a esperar...

Y así pasaron los años hasta que volvimos a contactar con los herederos, esta vez con la viuda, y nos confirmó que ya podía firmar el contrato y aceptar el pago de derechos de autor. Posiblemente no habría supuesto ningún problema seguir adelante con la publicación con el acuerdo informal que nos habían dado en 2005, pero me preocupó que la situación se complicase más de lo previsto, y preferí ser meticulosamente legalista: sólo reactivamos la producción de este título una vez que el contrato firmado obró en nuestro poder.

viernes, 8 de octubre de 2010

Reseñas de Los reyes heréticos, de Paul Kearney

Han aparecido recientemente dos reseñas de Los reyes heréticos de Paul Kearney, la segunda entrega de Las Monarquías de Dios:

El Guardián del Capítulo

Sagacomic

De Las Monarquías de Dios he hablado repetidamente en este blog, porque desde su lanzamiento el pasado mes de abril con el primer volumen, El viaje de Hawkwood, se ha convertido en nuestra apuesta más importante, como demuestra la publicación a los pocos meses de una nueva entrega.

Aquí encontraréis la presentación de la primera parte, aquí un mapa y una descripción geopolítica del escenario, aquí la presentación del segundo volumen y aquí tres reseñas de la primera parte (y una que abarca también la segunda).

jueves, 7 de octubre de 2010

Sobre La edad de oro de John C. Wright

Víctor Derqui dijo:

Aprovecho para agradecerte la publicación de la trilogía La edad de oro, de la que ahora mismo estoy disfrutando: bien escrita, con un personaje protagonista digno de tragedia griega en un entorno de una imaginación deslumbrante... Con frecuencia alcanza la obra la intensidad de un poema gracias a la extrema energía y verosimilitud y sentido de grandeza del entorno que describe dentro de un sistema solar convertido en patio de juegos de una civilización inigualable: ese segundo sol conseguido al convertir a Júpiter en una bola de fuego ardiente; esos duquefríos que se alimentan de sí mismos en los satelites-iceberg de la frontera del sistema solar...

Tenía ya ganas de que surgiera la oportunidad de hablar en este blog de La edad de oro de John C. Wright (formada por La edad de oro, Fénix exultante y La trascendencia dorada), que fue al mismo tiempo una trilogía que edité con muchísima ilusión y que todavía recuerdo con cariño (y ganas de releerla), y un choque durísimo con la realidad del mercado.

Empecemos por la parte bonita. ¿Cómo describir el impacto de La edad de oro en el lector y ya editor que yo era hace casi una década? El debut de Wright me pareció la mejor primera novela de ciencia-ficción que leía desde Neverness, de David Zindell; es más, me pareció la mejor recapitulación del género, ofreciendo al tiempo la emoción de lo nuevo y la nostalgia de lo familiar, desde Hiperión de Dan Simmons. Pero La edad de oro es más, mucho más.

Su protagonista es un trasunto del hombre competente heinleniano, ingeniero para más señas, que hunde sus raíces en el objetivismo de Ayn Rand: si queréis tener una imagen de Faetón, nuestro héroe, la encontraréis en el plano final de Gary Cooper en El manantial. Su función en la trama es tener razón, contra todo y contra todos; y su discurso interno es de un megalómano más propio del villano de la función que del supuesto héroe. No es de extrañar: para su sociedad, la Ecumene Dorada, Faetón es un sociópata merecedor del ostracismo.

Y qué sociedad es ésta, sino una tan vasta y rica que puede albergar cómodamente a un fenómeno de la naturaleza como Faetón y tantos otros personajes principales sin venirse abajo (al menos, por un tiempo): una civilización de un abigarramiento tal que su propia forma de existencia se encuentra a varias revoluciones filosóficas de la nuestra, tanto en el plano mental como en el material o el puramente económico.

La diversidad de formas de ser de la Ecumene (con personas de diversas neuroformas, varios planos de realidad consensuada y múltiples facetas de manipulación mental) avasalla al principio, pero lo extraordinario de la inventiva de Wright es que la tormenta de sensaciones que supone el inicio de la primera novela acaba amainando: todos los detalles cobran sentido, todas las dudas se explican, y al final de la trilogía el lector conoce tan bien la Ecumene Dorada como uno de sus ciudadanos, y ya no es una sociedad extraña, sino que se siente tan familiar y cálida como el propio hogar. ¿Quiere esto decir que la trilogía va de mayor a menor complejidad? ¡Nada de eso! El tercer volumen se extiende en la descripción de un proceso de fusión mental masiva (no hay sorpresas, es algo anunciado desde las primeras páginas de la trilogía) que constituye un clímax increíblemente sostenido a lo largo de un centenar de páginas, un tour de force del que cualquier escritor con menos soberbia (o menos justificada) que Wright saldría malparado.

Estoy evitando deliberadamente dar detalles de la trama, porque desearía que los lectores que aún no conozcan esta maravilla se internen en ella sin demasiada información previa. Pero diré unas palabras en abstracto: de entrada, frente a la imaginería desbordante del escenario, me parece que Wright mantiene el argumento deliberadamente sencillo. Es, ni más ni menos, que la historia folletinesca del heredero injustamente privado de sus derechos que busca recuperar lo que es suyo, pero que antes de alcanzar su objetivo tendrá que conocer la necesidad y pasar penalidades; cualquiera puede seguir esta trama a lo largo de las escenas fantásticamente dialogadas de Wright, toda una lección en la aportación de muchísima información sin saturar la lector, sin que suene forzada y además sostenidamente fascinante. Ahora bien, ¡qué maestría la del autor a la hora de anudar cabos, y de arrojar nueva e inesperada luz sobre hechos que el lector ya creía conocer, dejándole helado! Por sencilla que sea la trama en su núcleo más simple, Wright realiza una auténtica filigrana de recovecos y meandros para hacer avanzar los temas de su obra.

Tampoco tocaré en profundidad los temas filosóficos y políticos que se enhebran en La edad de oro; baste decir que harían las delicias de los críticos que desguazan las obras punteando listas según van apareciendo temas de su interés. La cuestión de fondo, como no podía ser de otra forma en una obra de vastísimas perspectivas temporales, es cosmológica: cuál será la influencia de la humanidad en la evolución del universo. La otra cuestión inmediatamente perceptible es política: la Ecumene Dorada es una utopía liberal, y aunque sus planteamientos sean atacables sin demasiado esfuerzo, hay que decir que Wright realiza una defensa tan elocuente de su sistema inventado (al tiempo que adelanta sus defectos) que el lector se ve atrapado en sus redes ideológicas. O, como lo expresé en aquel momento: "No se me derretía el cerebro con tanto gusto desde que leía a Heinlein". Pero tan importante como éstas es la función de la cuestión clásica de la filosofía: cómo vivir la vida buena. Desde el egocentrismo razonado de Faetón a la independencia impulsiva de Dafne, pasando por la honorable sensatez de Atkins, los personajes de La edad de oro dan mucha importancia a fijar sus principios, y a decidir si entran en conflicto con los de su sociedad, y qué hacer al respecto. Toda una lección de éticas posibles.

Con todo lo dicho no he hecho sino arañar la superficie de la fascinante complejidad de La edad de oro. Que mantenga intacta su capacidad de fascinación para mí, y que yo recuerde tan bien tantos de sus detalles (y aun frases memorables), después de tantos años de haberla publicado, es testimonio del impacto que me produjo, y que algunos de quienes me lean comprenderán bien. ¿Cómo no entender entonces el chasco que me supuso que los lectores no entrasen en mayor número en el juego?

A parecer, el choque inicial de la llegada a la Ecumene Dorada disgustó a muchos; tanto, que no se dieron la oportunidad de descubrir la sencilla y adictiva trama que estaba sólo unas páginas de distancia. Entendí así, con no poco dolor, que una cosa es lo que los lectores de ciencia-ficción dicen querer leer, y otra lo que leen de verdad. Si fueran sinceros todos los argumentos sobre cuán grande y hermosa es la ciencia-ficción porque ha inventado tantos constructos ingeniosos para referirse a cuestiones tan profundas, La edad de oro sería el libro arquetípico del género, el no va más, el epítome. Pero no; los argumentos sobre la belleza y la importancia de la ciencia-ficción se dejan para las discusiones circulares sobre qué es el género; en la práctica, una parte (¿una mayoría, quizá?) de los lectores de ciencia-ficción desean obras que desafíen menos su entendimiento y que, a ser posible, cumplan el mismo papel que una buena consola portátil: entretenernos media hora por la mañana camino del trabajo. Para mi gran pesar como editor, la mayoría de las obras que valoro del género tal como se escribe hoy en día no pueden asimilarse con esos protocolos erróneos de lectura; por tanto, no encuentran suficientes lectores.

Quizá extraer una lección tan tajante del relativo fracaso comercial de La edad de oro sea excesivo. Podría pensarse que las razones bien pudieron ser más sencillas: por ejemplo, no tardé mucho en darme cuenta de que las cubiertas que elegí eran bastante feas (cualquiera puede tomar una mala decisión estética, pero es un error típicamente mío preferir la consistencia en el diseño de una serie a corregir el rumbo a mitad de su publicación), y no debe minusvalorarse la influencia de la cubierta en la compra de impulso (que es la mayoritaria); tampoco se pueden despreciar las consecuencias de la mala distribución que tuvo el primer volumen (al poco cambié de distribuidora, pero el daño ya estaba hecho). Quizá haya más lectores de ciencia-ficción de lo que parece que están abiertos a obras que les despierten el sentido de la maravilla de forma adulta (por oposición a las que buscan hacerlo con los mismos mecanismos que las que leímos a los doce años: para mi desgracia, a mí éstas ya no me sirven), y sólo hay que dar con ellos. No pierdo la esperanza, y entre tanto la satisfacción de haber editado una trilogía tan magnífica mantiene vivo mi entusiasmo y la ilusión por mostrar a los lectores las mejores formas de disfrutar ahora de esta vieja afición.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Cubierta de Kapuscinski. Una biografía literaria


Ésta es la cubierta de Kapuscinski. Una biografía literaria, de Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek, la primera biografía del legendario reportero y escritor, varias veces candidato al Nobel y premio Príncipe de Asturias, que publicaremos próximamente en nuestro sello Malabares.

Para presentar este título, nada mejor que citar el estupendo prólogo de José María Faraldo:

"Ya en vida, Kapuscinski se había convertido en un mito, una figura intocable, un maestro cuyas enseñanzas corrían el riesgo de ser tan malinterpretadas como plagiadas por ejércitos de epígonos, discípulos e imitadores. La muerte no ha hecho más que alargar la leyenda. Kapuscinski, que era la personificación de la vida, corría el riesgo de transformarse en una pétrea imagen de sí mismo, encarnando los deseos, esperanzas y hasta los prejuicios de quienes le alzaban hasta un pedestal que él nunca había buscado.

Por eso la biografía de Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek tiene la virtud de devolvernos al hombre, al ser humano, con todas sus virtudes y defectos, con todas sus inconsecuencias y debilidades, pero también con todas sus grandezas, sus trabajos y sus luchas, sus tristezas y alegrías, sus éxitos y sus fracasos. En las páginas de este libro Kapuscinski respira y vive, nos hace entrar en esa búsqueda que fue su vida, en sus exotismos lejanos y también en sus banalidades de vida común y corriente, de envidias ajenas y anhelos propios. Los autores nos llevan desde las hambres de una Segunda Guerra Mundial vivida en los confines de Europa hasta la cima de una profesión que le debió mucho al prodigio de una época y a las posibilidades que Kapuscinski, con su pluma de escritor y su intuición de periodista, supo aprovechar como pocos."

martes, 5 de octubre de 2010

Precio de los libros, confianza del lector, ventas a largo plazo

Víctor Derqui dijo:

Acabas de indicar el gran problema del lector en castellano de sagas del fantástico procedentes de otros países: si no desembolsas unas cantidades, en mi opinión, algo elevadas -dado el contexto económico actual en España- por una obra, no sólo inacabada (por ej.: volumen 2 de una saga de 5 libros), sino también con la incertidumbre añadida de ignorar si el total de libros de la serie va a lograr publicación (los 5 volúmenes de esa saga ficticia de 5 volumenes )... a lo que se añade un ritmo de publicación brutal de otros libros de literatura imaginativa, también integrantes de sagas o de escritores o títulos míticos o modernos o clásicos de gran renombre... pues la verdad que, en vista de lo rápido que desaparecen todas esas novedades de las tiendas, elegir qué obras o qué sagas comprar se convierte, para el aficionado, en un ejercicio muy cercano a... la amputación. Y lo triste es que uno opta por obras maravillosas en detrimento de otras obras o sagas... también maravillosas; que si continuaran algo más de tiempo en el mercado (no hablo de meses, hablo de años) pues, poco a poco, podrían ser "asumidas" por el lector-comprador... (por ejemplo, gracias a que continuaba en el mercado y a la referencia casual leída en tu blog hace unos meses -y a la maravillosa gestión de Cyberdark- pude hacerme -años despues de su publicación, y habiéndome interesado e intrigado y tentado desde su primerísima aparíción en el mercado- La historia de tu vida de Ted Chiang). Y ahora me planteo esta misma duda con tu saga de Las Monarquías de Dios, que, si sigue en el mercado -años, supongo-, acabaré, seguro, seguro, por adquirir... pero que, ahora, me es imposible por puros y simples motivos económicos. En fin, cada uno sus problemas.

Te he citado ampliamente porque tocas varios temas muy interesantes. En primer lugar, el precio de los libros. Sin duda, en España no tenemos una oferta editorial con la gama de precios de otros mercados. Sirva como ejemplo la relativa debilidad del formato de bolsillo en nuestro país, cuando en otros al parecer supone la mayor parte de las ventas. La realidad que está detrás de estos precios relativamente altos es sencilla pero muy difícil de aceptar para los lectores: las perspectivas de ventas de un libro cualquiera son bajas respecto a su coste. Como el mercado no es amplio, no puede preverse razonablemente que las grandes ventas de un título permitirán rentabilizarlo con un precio bajo; antes al revés, hay que temerse unas ventas escasas, lo que fuerza a un precio alto. Mientras el libro en España sea un producto minoritario, su precio será propio de un artículo de lujo. (Por cierto, que esté de acuerdo en que comparativamente el precio de los libros en España es alto no quiere decir que comparta la sensación, muy extendida entre los lectores de género, de que comprar libros supone un sacrificio inmoderado: cada vez que invito a cenar a dos o tres personas, por ejemplo, me dejo el equivalente al PVP de cinco o seis libros míos. ¡En una cena de una noche! Pero eso nadie lo encuentra escandaloso. Mientras que los libros, que duran toda la vida, se ven como excesivamente caros...)

En cuanto al problema de la incertidumbre y las dudas a la hora de escoger, me temo que ahí simpatizo menos. Es una elección de cada lector ser o no un consumidor informado, y en el caso del género fantástico, es relativamente fácil obtener información de sobra sobre títulos y editoriales para formarse una idea de qué interesa y qué no. Como editor antropológicamente optimista que soy, he apostado por realizar una inversión de cierta cuantía en fomentar que mis lectores potenciales confíen en mi criterio y mis prácticas editoriales; esta inversión va desde mantener a un mismo traductor para una serie entera, hasta terminar la publicación de series incluso acumulando pérdidas, pasando por detalles nada banales como ofrecer ilustraciones originales en una mayoría de los libros. El objetivo es que, al ver el logo de Bibliópolis o de Alamut, los lectores sepan que están en buenas manos. A veces tengo dudas de que esta estrategia sea completamente racional, ya que mis competidores, con prácticas notoriamente distintas (y objetivamente perjudiciales para el lector), obtienen resultados equivalentes a los míos en el mercado. No obstante, aunque en último término no sea más que por amor propio, no me veo desarrollando otra política.

Por otra parte, mencionas la necesidad de que los libros permanezcan en catálogo el tiempo suficiente (años) para acabar llegando a ellos, como te ha sucedido con La historia de tu vida (y apuesto que te sucederá con más títulos míos). No hace falta que te diga que comparto este criterio y por eso no he descatalogado títulos, por poco que se hayan vendido, ni tampoco he saldado. Siento un orgullo muy intenso por esos libros que siguen vendiéndose poco a poco y de los que he hablado ya varias veces. El problema es que de esos títulos no puede vivir una editorial; o, dicho de forma más dura, una editorial no puede depender de lectores que compran un libro cinco o seis años después de su publicación. (Dicho sea sin acritud; tú me cuentas tus problemas como lector, y yo te cuento los míos como editor.) Así pues, sentimentalmente aprecio muchos todos mis long sellers, pero financieramente tengo que aspirar a que mis libros tengan ventas más rápidas.

sábado, 2 de octubre de 2010

Reseñas de La leyenda de la piedra y Ocho honorables magos, de Barry Hughart

Se han publicado sendas reseñas de La leyenda de la piedra y Ocho honorables magos, de Barry Hughart, en Sagacomic:

La leyenda de la piedra

Ocho honorables magos

Estos dos títulos son, como se sabe, continuaciones de Puente de pájaros, una de las sorpresas de 2007, excelentemente recibido por los lectores y mucho mejor vendido de lo que esperaba, al tratarse de fantasía de ambientación oriental difícil de clasificar. Sin embargo, creo que la propuesta de Barry Hughart se entendió perfectamente: su combinación de intriga, mitología, humor y emotividad es sencillamente magnífica, y en mi opinión sólo comparable a la de ese otro mago en el arte de aunar tradición y posmodernidad, Andrzej Sapkowski. (Otro autor que publicamos con un dominio parecido del género y su variación virtuosa, Joao Barreiros, tuvo que conformarse con una recepción más tibia.)

¿Por qué entonces las ventas de La leyenda de la piedra y Ocho honorables magos no han sido particularmente buenas? Con la segunda entrega perdimos a la mitad de los lectores, de forma que a la hora de encarar la publicación de la tercera ya iba avisado de que sería imposible recuperar los gastos (otra vez). Creo que hay varias razones para este desplome. En primer lugar, las ventas de Puente de pájaros tampoco se han prolongado en el tiempo; es un caso más de título recomendadísimo, del que nadie tiene nada malo que decir y del que una búsqueda en internet arroja un puñado de reseñas entregadas... pero al que no acuden nuevos lectores. Es muy posible que, a largo plazo, le haya alcanzado la maldición china que yo temía en el momento de su publicación: el tema no es atractivo para una mayoría de los lectores, y la amalgama de géneros tampoco. Así parece demostrarlo que en la Feria del Libro de Madrid, donde como es sabido conseguimos vender muchos ejemplares de diversos títulos a base de entusiasmo recomendador, hayamos tenido que desistir de recomendar Puente de pájaros. Curioso, ¿verdad?

En segundo lugar, las vicisitudes de la vida editorial hicieron que editásemos La leyenda de la piedra en Alamut y Ocho honorables magos en Bibliópolis, lo que desde luego no es lo ideal para animar a continuar la serie. He tenido constancia reiterada (pero, ay, a posteriori) de esto con otros títulos a los que tampoco sentó bien el mareo del cambio de sello.

Y en tercer lugar, y yo creo que más importante, las reseñas de Sagacomic dan en el clavo: Puente de pájaros es una novela redonda que no necesita continuaciones, y aunque en mi opinión las siguientes novelas tienen sus puntos fuertes (no en vano Puente... fue la primera obra publicada de Hughart, y se nota que va ganando confianza en las siguientes), es cierto que no satisfacen tanto como la primera, aun siendo tremendamente divertidas, imaginativas y emocionantes.

En todo caso, hay que reconocer a Hughart no sólo que no haya estirado el modelo indefinidamente, sino que haya añadido elementos adicionales en cada novela (sobre todo sobrenaturales: los monjes zombies y el viaje al infierno de La leyenda..., por ejemplo, o los gules y la magia prehistórica de Ocho...) y, esto es particularmente interesante, que no haya abusado de la complicidad de los lectores reiterando frases populares. El mejor ejemplo es que la celebradísima presentación del maestro Li ("Mi apellido es Li y mi nombre personal es Kao, y hay un ligero defecto en mi carácter") ha desaparecido completamente a la altura de la tercera novela. ¿Qué hay más fácil que repetirla para ganar un aplauso fácil... y qué hay más lejos de la intención de un genio creador como Hughart?

El mundo está lleno de libros escritos con plantilla, libros que dan a los lectores exactamente lo que esperan; hacen falta más escritores como Hughart o Sapkowski que, pudiendo obtener ventas y fama simplemente repitiendo el numerito, se esfuerzan por añadir algo más en cada ocasión que se presentan ante los lectores. A riesgo, como vemos, de defraudar. Pero si no asumieran ese riesgo, ¿qué sentido tendría leer una nueva obra suya?

Mi interés personal por las novelas de Hughart es suficientemente grande como para, a pesar de las pérdidas, seguir planeando cómo darles nueva vida en el mercado. Un posible destino para estas tres novelas es recopilarlas en un único volumen, aunque tendríamos que superar de alguna forma las dificultades de una extensión enorme (nunca he publicado un libro tan largo como sería éste) y de la incertidumbre de si encontraría un público nuevo. No es, por tanto, un proyecto para el futuro inmediato, pero me haría mucha ilusión.