En el siguiente enlace encontraréis la reseña dedicada a Hôtel Transylvania, de Chelsea Quinn Yarbro, publicada en Fantasymundo:
Hôtel Transylvania
Me gusta el comentario de que Chelsea Quinn Yarbro "consigue volver virtuoso el esnobismo", porque ésa es exactamente la sensación que tuve al leer Hôtel Transylvania, y me recordó mucho a la que me produjo en su momento A punta de espada de Ellen Kushner: esta última es un ejemplo supremo del subgénero conocido como mannerpunk, que vendría a traducirse como "fantasía de costumbres": la que se recrea en la descripción de ambientes corteses (¡y no digamos ya en la ropa estilo dieciochesco!). La diferencia es que, por supuesto, las costumbres en Hôtel Transylvania no tienen nada de fantasía.
Un detalle que probablemente habrá pasado inadvertido a mucha gente es que no hay ningún hotel en Hôtel Transylvania. El hôtel del título (nótese el acento circunflejo) es sencillamente "palacio" en francés. (El ayuntamiento de París, por ejemplo, es el Hôtel de Ville.) El vampiro inmortal Saint-Germain de la ficción de Chelsea Quinn Yarbro ha sobrevivivo a lo largo de su extensísima vida acudiendo a aquellas culturas cosmopolitas que no sospechan automáticamente de los extranjeros (una rareza histórica) y, presentándose como un acaudalado noble foráneo, consigue un lugar en la sociedad gracias a sus riquezas y habilidades especiales. Por ello, su primera acción al llegar a un nuevo destino es asegurarse una morada a tono con su personaje: un hôtel en Hôtel Transylvania, un palazzo florentino, una villa romana o un schloss bávaro en otras novelas... Lo intrigante es que el auténtico Saint-Germain, el histórico (un cortesano y probable espía que afirmaba ser alquimista e inmortal), ¡realmente vivió en el Hôtel Transylvania de París! Con una casualidad semejante, era inevitable que Chelsea Quinn Yarbro lo convirtiera en vampiro.
Las siguientes novelas de Saint-Germain, que son un buen puñado, conducen al protagonista por derroteros muy distintos a los reseñados. En la que estoy leyendo actualmente, Tempting Fate, Saint-Germain escapa de la revolución bolchevique (un momento histórico particularmente malo para ser un rico propietario de fábricas en Rusia) para caer en el ambiente malsano de los círculos fascistas de la Alemania de Weimar. Una delicia.
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