Trascurrido el segundo fin de semana de los tres que abarca la Feria de Madrid, se empieza a vislumbrar la forma final que tendrá la experiencia de Bibliópolis y Alamut este año. Para empezar, se confirma la tendencia ya notada en mi entrada anterior sobre el tema: en 2010 nuestras ventas están siendo muy superiores a las de 2009. Concretamente, en los primeros diez días de la Feria hemos ingresado casi un 40% más que el año pasado. No obstante, este excelente resultado debe matizarse: en 2009 hubo durante la Feria un jueves festivo (por lo tanto, más concurrido) que en 2010 ha caído igualmente durante la Feria pero en la semana anterior, por lo que una mayor proporción de los ingresos previsibles se ha generado antes. Con esta cautela, yo diría que estamos en buen camino para que el resultado final alcance ese aumento del 25 o 30% que fijé como objetivo plausible (aunque por las razones equivocadas: vendemos menos de lo que esperaba de La dama del lago 2, por las causas ya apuntadas, y vendemos más de todo lo demás).
Este fin de semana he tenido la sensación de que había considerablemente menos actividad que el anterior: hizo mucho calor, sobre todo el sábado, y posiblemente estemos notando algún efecto de la posición relativamente menos conveniente de nuestra caseta este año (en 2009 ocupamos la número 126, y en 2010 la 186; en general, y con excepciones, parece que cuanto menor el número, mejor), aunque podríamos haber tenido peor suerte. Sobre todo, esperábamos mayor actividad porque presumíamos que este fin de semana central acumularía un mayor número de compradores, mientras que los otros atraen a un número considerable de curiosos y paseantes. Efectivamente, las cifras muestran que los ingresos se redujeron un 14% frente al fin de semana anterior, pero mi impresión era que serían aún más bajos, por lo que una vez más se pone de manifiesto que la intensidad con la que vivimos esta experiencia y los objetivos que nos fijamos nos conducen a ser exageradamente críticos con los resultados que vamos apreciando.
Esta intensidad tiene su lado bueno: ya son varios los lectores que nos han alabado la actitud activa que tenemos para hablar con los transeúntes y hacerles el panegírico de nuestros libros, ya que el tono habitual de quienes atienden las casetas es más pasivo, incluso indiferente. No puedo culparles: quizá en el curso alto de la Feria (las primeras decenas de casetas) se den amontonamientos de clientes que exijan atención permanente, pero aquí, en el curso medio, la multitud se remansa y las peticiones de orientación, consejo y compra vienen a rachas, como objetos agrupados por la corriente. Así, a momentos de intensa actividad (cuando dos o tres lectores piden un libro mientras otros dos o tres reciben explicaciones: en nuestros dos metros de frontal no caben más) se suceden momentos de calma total (cuando nadie se para ante el stand, a pesar de nuestras ofertas voceadas de catálogos y marcapáginas): la combinación de ambos ritmos resulta, al cabo de las horas, demoledora. A menudo he pensado que resultaría más fácil sostener un ritmo alto constantemente que sufrir estos altibajos; y por eso comprendo bien a quienes se refugian en la pasividad, e incluso pienso que posiblemente esa actitud no afecte enormemente a las ventas (no en vano una gran proporción de los lectores se llevan exactamente lo que habían venido a buscar y que sabían que querían de antemano)... sólo que de momento escojo no adoptarla, porque es más divertido ser activo y estar atento.
Una de las razones por las que creo que estamos vendiendo más ejemplares este año es que partimos de la experiencia del año pasado respecto a cómo colocar los títulos y cómo recomendarlos. Así, comprobamos que el punto principal de atención de la caseta, con mucha diferencia, es el mostrador; por tanto, los libros que no puedan mostrarse en él se venderán muy poco o nada. El tamaño del mostrador (más o menos dos metros de largo por casi uno de ancho) y de nuestros títulos (16 por 23 centímetros en casi todos los casos) implica que no es posible exponer a vez más de treinta y pocos... y nuestro fondo supera los ciento cincuenta. Por ello, hay que realizar una seleción muy estricta. Una forma de elegir sería simplemente exponer los títulos más recientes, pero en 2009 ya vimos que esto no era necesariamente efectivo: por la Feria pasa mucho público que no conoce nuestro catálogo y que por lo tanto no espera nuestras novedades; y en sentido inverso, muchos títulos que consideramos antiguos (y de los que presumimos que ya han hallado a su publico) resultan sorprendentemente atractivos para este público nuevo.
Así pues, este segundo año hemos seleccionado para el mostrador una combinación de novedades y de títulos de fondo que hemos comprobado que despierta suficiente interés. El resultado es que, entre los libros que estamos vendiendo mejor, se encuentran títulos como El águila en la nieve (2008), El robot completo (2008), Trilogía del Imperio (2007), Bóvedas de acero (2003), Los tejedores de cabellos (2004), Esperanza del venado (2006), Visión ciega (2009), Hijos de Esparta (2008) o Ángeles asesinos (2006), que como se ve no son precisamente novedades. Aunque también se venden más que notablemente títulos de 2010 como Las fuentes del paraíso, La era de Drácula y El viaje de Hawkwood. Todo ello sin mencionar La dama del lago 2, que en sus dos ediciones y junto con los demás títulos de Sapkowski supone algo más de un 30% de los ejemplares totales vendidos hasta ahora.
Nos quedan menos días de Feria por delante que los que ya han transcurrido, y aunque esto signifique que el final está más próximo, el cansancio va haciendo mella y la semana que queda por delante se ve muy larga. Además, el miércoles llegará Sapkowski y el jueves lo pasaremos con él en Barcelona, por lo que me perderé varios días de Feria (aunque la caseta estará atendida tanto por Daniel Gonzalo como, por parte de Ediciones Pàmies, por Carlos Alonso). Y el fin de semana que viene tanto la Feria como la visita de Sapkowski culminarán con las firmas de éste en diversas casetas. Es una buena receta para acabar extenuado, pero cuando todo haya terminado volveré a escribir con las conclusiones de la Feria.
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Ánimo! Yo iba pensando en comprar sólo Narremturm, con la idea de que me lo firmara Sapkowski, y conseguistéis convencerme de llevarme otro (A punta de Espada).
ResponderEliminarPero sobre todo yo me siento, de verdad, muy agradecido por el placer que resulta poder mantener una conversación con el editor, recibir un par de consejos... creo que no sólo es la mejor forma de vender en la propia feria, sino de fidelizar al cliente: el hecho de que veamos que conocéis cada libro, que tenéis un motivo para escoger cada uno de los títulos que habéis escogido para publicar, nos hace sentirnos más confiados a la hora de comprar un libro editado por vosotros en el futuro. Yo mismo iba este año muy dispuesto a comprar lo que me aconsejárais, después del buen resultado de vuestras sugerencias el año pasado