Se trató de la primera ocasión en que solicité, y obtuve, una caseta. Con frecuencia había pensado que sería una buena idea probar y ver cómo se venderían mis libros en la Feria de Madrid, pero dos razones me detuvieron durante años: la primera, que me parecía evidente que sólo sería interesante exhibir mi fondo editorial en la Feria cuando éste fuera verdaderamente amplio (y como mis primeros años de editor -de 2002 a 2004- fueron de crecimiento muy cauteloso, tardé mucho tiempo en acumular títulos suficientes); y la segunda, que desconocía los mecanismos de participación en la Feria (algo que tenía fácil solución, pero, ¡cuántas cosas deja uno de hacer por la pereza de tener que aprender cómo se hacen!).
En 2009, sin embargo, el fondo combinado de mis sellos editoriales era ya considerable, y además conté con el impulso externo de Carlos Alonso, de Ediciones Pàmies, un editor al que ayudé a poner en marcha su proyecto y que a su vez me ha servido a menudo de acicate para replantear el funcionamiento del mío (el altruísmo, ya se ve, es su propia recompensa, y no lo digo en un sentido ético). Asociarse con otro editor para llevar conjuntamente una caseta era una idea atractiva, además, por varias razones: permitía dividir el coste económico de la Feria (principalmente, la tasa de la organización), así como el esfuerzo puramente humano de atender una caseta durante dos semanas largas. De hecho, la política de la organización de la Feria es forzar a los pequeños editores a llevar casetas conjuntamente, y para ello en los últimos años se ha ido subiendo el umbral de requisitos (principalmente, títulos totales publicados) para poder aspirar a una caseta individual. Así pues, tanto por convicción como por necesidad, el año pasado compartí caseta con Carlos y sus Ediciones Pàmies.
Mis expectativas sobre el rendimiento de la Feria eran moderadas. Mi experiencia anterior era muy limitada: se reducía prácticamente a las itinerantes HispaCones (convenciones españolas de ciencia-ficción) y a la Semana Negra de Gijón. En ambos casos, se trata de ocasiones que reúnen a un público menos numeroso que la Feria de Madrid, y durante menos tiempo (en el caso de las HispaCones, mucho menos numeroso y durante mucho menos tiempo), pero que por otro lado compensan esta diferencia de tamaño con la intensidad del interés de los asistentes: en las reuniones especializadas, la proporción de público susceptible de comprar mis libros es enorme. Mi cálculo más pesimista era que entre el público masivo asistente a la Feria de Madrid no habría necesariamente más personas interesadas en mis títulos que en una HispaCon. Por ello, procuré reforzar la oferta publicando para la ocasión una novedad comercialmente interesante, Narrenturm de Andrzej Sapkowski, de forma que por muy mal que se diera la venta en general, hubiera unos ingresos asegurados.
Afortunadamente, me equivoqué: se vendieron muchos más ejemplares de los que esperaba, de títulos que no necesariamente esperaba que se vendieran. Tuve razón, no obstante, en una cosa: si nos remontamos a las HispaCones más populares (digamos que hasta la de Cádiz de 2004), se confirma que en esas citas de unos pocos cientos de aficionados se podían vender cantidades de ejemplares de unos títulos concretos equiparables a las que vendimos en 2009 en la Feria de Madrid. (Algunos ejemplos: en Zaragoza 2001 vendí unos 50 ejemplares de Sombras en la eternidad de Ángel Torres Quesada; en Barcelona 2002 vendí unos 50 ejemplares de El último deseo de Andrzej Sapkowski; en Getafe 2003 vendí unos 50 ejemplares de Luz de M. John Harrison; todo lo cual supone un buen resultado... y en la Feria de Madrid 2009 vendí unos 50 ejemplares de La red de Indra de Juan Miguel Aguilera, que igualmente es una cifra significativa.)
Pero lo que subestimé por completo fueron dos fenómenos propios de la Feria: el primero, la cantidad de lectores que, simplemente, se interesaban por un libro porque les parecía atractivo, sin conocerlo previamente (la compra de impulso); y el segundo, la cantidad de lectores que eran susceptibles de ser convencidos mediante una explicación sugerente de las bondades de un título (la compra reflexiva). En ambos casos, la clave es la cantidad... aunque no hay que subestimar tampoco la rapidez: el lector medio convencido que sigue paseando por la Feria para hacer la compra más tarde... no vuelve casi nunca.
Así pues, la experiencia de la Feria en 2009 fue muy positiva comercialmente, y además me ayudó a comprender un poco mejor cómo se toman las decisiones de compra de libros: me da la impresión de que, en la mayoría de los casos, la decisión se adopta en el momento de ver la cubierta, y que cuando se lee la cubierta posterior o se pregunta por el libro se están buscando argumentos para apuntalar la decisión tomada (lo que no quiere decir que en algunos casos lamentables no pueda suceder justo lo contrario: que se desanime la compra). Tomé nota también de que convenía disponer de catálogos que entregar a los interesados (a pesar de lo cual, mis torturadas reflexiones al respecto pueden leerse en esta entrada) y de que sería interesante adornar un poco más la caseta con cartelería (lo que me ha llevado a encargar algunas reproducciones de cubiertas realmente espectaculares que espero que luzcan tan bien que los lectores que nos visiten no puedan dejar de notarlas).
¿Cuáles son mis expectativas para la Feria de 2010, entonces? De nuevo he editado una novedad extremadamente interesante comercialmente, La dama del lago 2 de Sapkowski; y creo que sé algo más que el año pasado sobre qué hace a los libros atractivos para el público de la Feria. Por ello, y por lo que de mí depende, espero vender un 20% o un 30% más que en 2009. Con la inestimable ayuda de Daniel Gonzalo, que atenderá la caseta buena parte del tiempo (no hay pérdida: me saca una cabeza; el señor barbudo y con gafas de al lado seré yo). Naturalmente, es imposible hacer ciencia con un solo ejemplo: habrá que ver cuánto del éxito de 2009 es coyuntural, y cuán frágiles son las condiciones de venta (se me ocurre que una tormenta en un fin de semana puede reducir drásticamente los ingresos, por ejemplo).
Por último, y a modo de testigo, dejo aquí la lista de los veinte títulos más vendidos en la Feria del Libro 2009. (Cuando hubo varias ediciones de un mismo título a la venta simultáneamente, se indica el sello al que pertenece cada una.) Al cierre de la edición de este año publicaré aquí la lista de 2010, y creo que será interesante compararlas.
1. Narrenturm, de Andrzej Sapkowski
2. El águila en la nieve, de Wallace Breem
3. Trilogía del Imperio, de Isaac Asimov
4. El último deseo (Alamut), de Andrzej Sapkowski
5. La red de Indra, de Juan Miguel Aguilera
6. El último deseo (Bibliópolis), de Andrzej Sapkowski
7. El tapiz del vampiro, de Suzy McKee Charnas
8. Mundo de dioses, de Rafael Marín
9. Bóvedas de acero, de Isaac Asimov
10. Alejandro Magno. Imperio de ceniza, de Nicholas Nicastro
11. Hijos de Esparta, de Nicholas Nicastro
12. La espada del destino (Alamut), de Andrzej Sapkowski
13. A punta de espada, de Ellen Kushner
14. El corsario del rey, de Dewey Lambdin
15. Los tejedores de cabellos, de Andreas Eschbach
16. El robot completo, de Isaac Asimov
17. La espada del destino (Bibliópolis), de Andrzej Sapkowski
18. La hormiga que quiso ser astronauta, de Félix J. Palma
19. Sherlock Holmes y la sabiduría de los muertos (Alamut), de Rodolfo Martínez
20. Esperanza del venado, de Orson Scott Card
(Hay que añadir que el vigesimoprimer título por orden de ventas, Visión ciega de Peter Watts, se agotó a los pocos días de comenzar la Feria, por lo que no sabemos qué posición habría podido alcanzar de haber habido ejemplares, pero estimo que probablemente se habría colocado en la mitad de la lista.)
Yo estuve por vuestra caseta en la feria 2009, estuvimos hablando de la polémica con los libros de Geralt de Rivia, y me compré "Esperanza del Venado", de Orson Scott Card, por una recomendación vuestra (muy acertada, por cierto)!.
ResponderEliminarHe de decir que fue un placer charlar con todos los que estaban allí, y que la caseta de Bibliópolis va a ser una de mis paradas seguras este año. Buen trabajo!
Buenas.
ResponderEliminarHablando sobre Visión Ciega y Peter Watts, ¿quieren decir esas ventas que es probable que veamos traducida la continuación de VC, State of Grace?
Bueno, claro, cuando el señor Watts la escriba y la publique; por lo visto parece que la cosa va por buen camino.
Sapko no estuvo el año pasado, ¿no? Me pregunto cuál es el efecto que la presencia del autor provoca en las ventas.
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