¡City on Fire! (No, la película no.) No es 'quirúrgicamente' el mismo caso, pero algo hay.
Descomprimo el críptico comentario: Ousceed respondía a mi alegación de que "nunca he dejado a medio publicar una serie cuyos títulos terminen con un "continuará", y no voy a empezar ahora", arguyendo que no he publicado City on Fire de Walter Jon Williams, continuación de Metropol. Y es cierto, a mi pesar, que no he publicado City on Fire, una novela extraordinaria; pero no es cierto que Metropol termine con un "continuará", y mucho menos que no se entienda sin su continuación.
Es verdad que el final de Metropol es abierto, y es verdad que una continuación es posible; pero el relato de Metropol llega a una conclusión satisfactoria al final de esta novela, y su continuación responde más al interés de explorar el fascinante universo del plasma que a necesidades narrativas. Lo que es más, City on Fire sí que es una novela que no termina... y lo grave es que la continuación no se ha publicado todavía, ni es probable que sea publicada. Así que, por mucho que me entusiasme City on Fire y por mucho que lamente no haberla podido editar, lo cierto es que su publicación sí que habría supuesto dejar colgando al final a los lectores (aunque por causas no imputables a este editor, como digo)... mientras que Metropol es, en mi opinión, una novela autocontenida perfectamente disfrutable por sí sola.
Pero esta llamada de atención me da pie a entrar en un tema mucho más amplio e interesante: en cuántas, cuantísimas ocasiones no he podido publicar una continuación o una obra temáticamente sucesora de otra porque, de entrada, mi oferta inicial no ha encontrado el suficiente respaldo de los lectores. Podéis imaginar que, mientras preparo un libro, dedico una cierta reflexión a imaginar cómo aprovechar una posible buena recepción. Y a menudo, esta reflexión se frustra ante la respuesta del mercado.
Centrándonos en la colección Bibliópolis Fantástica, pero sin afán de exhaustividad, os propongo que entremos en el maravilloso mundo de los universos alternativos y repasemos lo que podría haber sido mi producción de los últimos años en mejores circunstancias. Éstos son algunos casos en los que, como sucedió con Metropol y City on Fire, si las ventas hubiesen sido (en algunos casos sólo ligeramente) mejores habría podido editar títulos que han quedado inéditos en castellano:
(Aunque no quisiera evitar motivos de regodeo a mis detractores, es de justicia indicar que no todos los títulos que se indican a continuación tuvieron pérdidas; en algunos casos, simplemente no tuvieron suficiente éxito para justificar la edición de continuaciones. Como ya he contado, éstas suelen tener ventas menores y, por tanto, pueden no resultar rentables o directamente comerse los beneficios de la primera entrega.)
El año de nuestra guerra (2005), de Steph Swainston: todavía me escriben lectores preguntando por los otros títulos de esta autora situados en su fantástico universo. De momento, son tres: No Present Like Time, The Modern World y Above the Snowline.
Los gigantes de caliza (2003) y Tierra de cometas (2006), de Keith Roberts: me quedé con las ganas de publicar su Molly Zero.
Juego de Enigmas (2004-2005), de Patricia A. McKillip: podría haberse continuado con alguno de sus dos Premios Mundiales de Fantasía, The Forgotten Beasts of Eld y Ombria in Shadow.
Los tejedores de cabellos (2004), de Andreas Eschbach: de no haber tenido una distribución inicial tan mala y haber tardado tanto en acumular buenas ventas, lo lógico habría sido publicar de corrido su continuación, Quest.
Siembra de jade (2004), de Alex Irvine: con gusto habría editado una estupenda novela posterior de Irvine, One King, One Soldier.
Magia de reina, magia de rey (2003), de Ian Watson: Watson es el maestro de las ideas extravagantes desarrolladas con razonable rigor, y tiene muchísimos libros inéditos tanto de fantasía como de ciencia-ficción. Por ejemplo, The Book of the River.
Tú, el inmortal (2004), de Roger Zelazny: otro autor con mucha obra interesante inédita. Por ejemplo, Jack of Shadows.
Cismatrix (2005), de Bruce Sterling: como ya conté en esta entrada, Sterling tiene dos novelas inéditas, Zeitgeist y The Zenith Angle, que me parecen mejores que muchas de sus obras traducidas.
La verdadera guerra de los mundo (2005), de Joao Barreiros: un autor al que veo capaz de hacer con la ciencia-ficción lo que Sapkowski con la fantasía, y que tiene montones de relatos y novelas inéditos.
Historia natural (2005), de Justina Robson: quedó inédita su continuación Living Next Door to the God of Love, y tiene tanto novelas anteriores ambiciosas (Silver Screen, Mappa Mundi) como una serie posterior más liviana (la en principio pentalogía Quantum Gravity).
La frontera del norte (2006), de Feliks W. Kres: su serie de libros autoconclusivos El Códice Absoluto tiene muchas más entregas, extremadamente populares en Polonia. La mejor parece ser El rey de las inmensidades, fantasía con piratas muy atractiva pero demasiado larga y cara de producir para editarla sin haber asegurado un buen número de lectores.
Línea de sueños (2006), de Sergei Lukyanenko: su continuación, Emperador de ilusiones, está inédita.
La muerte del nigromante (2005) y El fuego elemental (2006), de Martha Wells: quedó sin publicar la trilogía The Fall of Ile-Rien, situada en el mismo universo de las dos novelas anteriores y formada por The Wizard Hunters, The Ships of Air y The Gate of Gods.
La hija del dragón de hierro (2006), de Michael Swanwick: hubiera podido ser seguida por una de sus ingeniosas novelas inéditas, como Jack Faust. Y más recientemente ha aparecido otra novela situada en el mismo universo que La hija..., The Dragons of Babel, que he evitado leer no sea que me guste.
Dorada (2007), de Lucius Shepard: como pasa con Roberts, Watson, Zelazny o Barreiros, Shepard es un autor del que lamento no poder publicar más muestras de su abundante producción inédita o descatalogada. Mis favoritas: Viator y A Handbook of American Prayer.
Evenmere: La Gran Mansión (2007), de James Stoddard: quedó inédita la segunda parte, The False House, no tan buena como la primera pero bastante interesante.
Como ya he mencionado, hay otros casos (John Kessel, John C. Wright) en los que probablemente hubiese seguido publicando a autores que reportaron pérdidas, pero la intervención de las respectivas agentes me lo impidió (gracias a Dios). Y recientemente hemos sabido que se publicarán obras descatalogadas de Thomas M. Disch, de quien traduje En alas de la canción. Me hubiera encantado hacerlo yo, pero aunque en este caso las agentes (distintas de las anteriores) sí que me las ofrecieron, tuve que declinarlas. ¿La diferencia? Kessel y Wright se me escaparon en 2005 o 2006, y a Disch lo dejé escapar en 2009: se ve que, entre tanto, este editor había cambiado.
Buenas.
ResponderEliminarPues no se me ocurre un mejor editor (pequeño pero matón) para editar la obra completa de Disch. En uno de esos sellos mutantes y no abiertamente frikis iría como anillo al Hobbit. ¡Qué pena!
Yo tengo mucha curiosidad por leer esa última novela suya en la que Dick (Philip K) está en el infierno.
¿Y quién y cuándo va a publicar obras de Thomas M. Disch?
¿Y no había un Dick previsto en uno de esos sellos no abiertamente frikis? ¿Qué fue de él?
Un saludo y muchas gracias por su atención.
-Etiflaud
Tal vez una forma de poder publicar continuaciones poco rentables sea pasarse a la edición digital. Así se evitarían los gastos de distribución e impresión. Creo que es el momento ahora que algunas de las grandes editoriales han apostado por Libranda.
ResponderEliminarHoy por hoy es prácticamente imposible que una edición digital compense por sí sola los gastos de pagar al autor, la traducción, diseño y maquetación, etc., de obras como las que edita Luis. Las ventas de e-book son poco más que testimoniales y sería suicida lanzarlos en solitario. Además, un e-book que se vende es un libro de papel menos que se compra, así que el libro tiene que haber resultado ya rentable en papel para lanzarlo en e-book. A partir de ahí, sí, resulta ventajoso... A no ser que, dado el éxito, quieras reimprimir o reeditar la obra más adelante.
ResponderEliminarEsto, a vuelapluma y sin haber tomado mi café de las mañanas. Vamos, que los peros son muchos.
Como comentas en tu post, aunque inicialmente la acogida de "Los Tejedores de Cabellos" fue fria, pero luego con el tiempo sí ha llegado a tener un buen nivel de ventas. Además los comentarios de los aficionados por la red, los mios incluidos, no pueden ser más positivos. ¿No nos queda ni la más mínima esperanza de que llegue a nuestras manos "Quest"?, ¿mantiene la calidad de "Los Tejedores de Cabellos"?
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