viernes, 26 de febrero de 2010

Reseña de Hôtel Transylvania, de Chelsea Quinn Yarbro

En el siguiente enlace encontraréis la reseña dedicada a Hôtel Transylvania, de Chelsea Quinn Yarbro, publicada en Fantasymundo:

Hôtel Transylvania

Me gusta el comentario de que Chelsea Quinn Yarbro "consigue volver virtuoso el esnobismo", porque ésa es exactamente la sensación que tuve al leer Hôtel Transylvania, y me recordó mucho a la que me produjo en su momento A punta de espada de Ellen Kushner: esta última es un ejemplo supremo del subgénero conocido como mannerpunk, que vendría a traducirse como "fantasía de costumbres": la que se recrea en la descripción de ambientes corteses (¡y no digamos ya en la ropa estilo dieciochesco!). La diferencia es que, por supuesto, las costumbres en Hôtel Transylvania no tienen nada de fantasía.

Un detalle que probablemente habrá pasado inadvertido a mucha gente es que no hay ningún hotel en Hôtel Transylvania. El hôtel del título (nótese el acento circunflejo) es sencillamente "palacio" en francés. (El ayuntamiento de París, por ejemplo, es el Hôtel de Ville.) El vampiro inmortal Saint-Germain de la ficción de Chelsea Quinn Yarbro ha sobrevivivo a lo largo de su extensísima vida acudiendo a aquellas culturas cosmopolitas que no sospechan automáticamente de los extranjeros (una rareza histórica) y, presentándose como un acaudalado noble foráneo, consigue un lugar en la sociedad gracias a sus riquezas y habilidades especiales. Por ello, su primera acción al llegar a un nuevo destino es asegurarse una morada a tono con su personaje: un hôtel en Hôtel Transylvania, un palazzo florentino, una villa romana o un schloss bávaro en otras novelas... Lo intrigante es que el auténtico Saint-Germain, el histórico (un cortesano y probable espía que afirmaba ser alquimista e inmortal), ¡realmente vivió en el Hôtel Transylvania de París! Con una casualidad semejante, era inevitable que Chelsea Quinn Yarbro lo convirtiera en vampiro.

Las siguientes novelas de Saint-Germain, que son un buen puñado, conducen al protagonista por derroteros muy distintos a los reseñados. En la que estoy leyendo actualmente, Tempting Fate, Saint-Germain escapa de la revolución bolchevique (un momento histórico particularmente malo para ser un rico propietario de fábricas en Rusia) para caer en el ambiente malsano de los círculos fascistas de la Alemania de Weimar. Una delicia.

jueves, 25 de febrero de 2010

Novedades de Alamut para el primer semestre de 2010 (1 de 3)

Éstas son las novedades del sello Alamut para el primer semestre de 2010, por colecciones (primera parte de tres).

Serie Fantástica

24. Lovelock, de Orson Scott Card y Kathryn H. Kidd

Orson Scott Card ha ido cobrando presencia en los catálogos de Bibliópolis y Alamut con la recuperación de algunas de sus obras descatalogadas, como Esperanza del venado (una grandísima novela de fantasía que editamos en Bibliópolis, con nueva traducción, en 2006) y esta misma Lovelock, así como con la publicación el año pasado nada menos que de la inédita El cuerpo de la casa. En Lovelock, Card unió fuerzas con Kathryn H. Kidd, una autora que habitualmente trata temas mormones, para escribir una interesantísima novela que, con ocasión de su anterior publicación en España (hace ya quince años), fue saludada como una refrescante variación del estilo habitual del autor de El juego de Ender: Lovelock es más divertida, más cínica y más emotiva, aunque desde luego las marcas de fábrica de Card también hacen su aparición. Recuperamos la traducción que en su momento realizó Rafael Marín, e ilustra la cubierta Maciej Garbacz.

25. El viaje de Hawkwood (Las Monarquías de Dios, 1), de Paul Kearney

Paul Kearney es el autor más injustamente desconocido del panorama actual de la fantasía épica anglosajona. Sus libros, especialmente la serie de Las Monarquías de Dios, son el secreto mejor guardado de los buenos aficionados, que se los recomiendan de boca en boca. La prueba de su calidad: es la primera gran saga fantástica que editaremos en Alamut (Geralt de Rivia aparte). En ella encontraremos un continente trasunto de la Europa renacentista que se encuentra dividido entre, por un lado, las invasiones orientales (la acción comienza con la caída de Aekir, el centro religioso del continente), y por otro, el fanatismo religioso que conduce al enfrentamiento entre el poder político y el eclesiástico y, finalmente, al cisma. En este contexto, Richard Hawkwood es un marino que recibe el encargo de navegar hacia el oeste, en busca del mítico continente occidental, para poner a salvo a un puñado de magos y herejes perseguidos por las autoridades religiosas. Y esto es sólo el principio: en los siguientes volúmenes (Los reyes heréticos, Las guerras de hierro, El segundo imperio y Naves del oeste) asistiremos a la última defensa de los reinos occidentales, al despertar de una antigua magia, a las intrigas de reyes, sultanes y hechiceros, y al ascenso imparable de un soldado en una sucesión de campañas que han sido alabadas por los aficionados como las más realistas del género. La traducción es de Núria Gres, y la ilustración de cubierta corre a cargo de Alejandro Colucci.

26. La era de Drácula, de Kim Newman

Anteriormente conocido como El año de Drácula. Recuperamos esta joya de la historia alternativa y claro precendente de las amalgamas estilo La Liga de los Caballeros Extraordinarios, que describe con pavoroso detallismo una Inglaterra victoriana tomada por el vampirismo. El punto de inflexión es conocido: al final de Drácula de Bram Stoker, el vampiro es destruido, pero en La era de Drácula sobrevive y lleva adelante su plan de instalarse en Gran Bretaña, vampirizando a la reina Victoria y haciéndose coronar príncipe regente. Termina así la era victoriana, y comienza la era de Drácula. Donde Kim Newman es diabólicamente astuto es en la plasmación de la lógica sucesión de acontecimientos que se seguirían de un planteamiento así: Inglaterra se convierte en refugio para los vampiros de Europa, la corte se orientaliza con la aparición de los secuaces valacos de Drácula, y vampirizarse se convierte en un requisito imprescindible para medrar en sociedad. Pero los elementos que conocemos de la era victoriana siguen siendo reconocibles: ni siquiera el glamouroso vampirismo libera a las clases bajas de su miseria (al contrario, la acreciencia), y en los barrios marginales surge una figura paralela a nuestro Jack el Destripador que se dedica a exterminar prostitutas... vampiras. La traducción es de Jaume de Marcos, y la ilustración de cubierta de Alejandro Colucci.

27. La espada del destino (edición coleccionista), de Andrzej Sapkowski

Tras la buena recepción deparada a la edición coleccionista de El último deseo que publicamos el pasado mes de noviembre, continuamos la publicación de la Saga de Geralt de Rivia en tapa dura. Este semestre saldrá también la edición coleccionista de La sangre de los elfos, y para el próximo esperamos ofrecer Tiempo de odio y Bautismo de fuego, con lo que la conclusión de la colección quedaría para el primer semestre de 2011.

(continuará)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Sobre la serie holmesiana de Rodolfo Martínez

Para evitar convertir el blog en un chat, he pensado que, en lugar de responder a los comentarios de los lectores con otros comentarios a mi vez, será mejor idea dedicar una entrada a cada pregunta a la que pueda dar una respuesta de algún interés. Os ruego paciencia si tardo en responder alguna.

Anónimo preguntó:

Por cierto, ¿se sabe si Rodolfo Martínez va a continuar su serie holmesiana? Acabo de leer El heredero de nadie y me ha encantado. Con esta serie Rudy ha ido de más a más en cada novela.


Mis noticias son que Rodolfo no va a continuar la serie holmesiana, aunque no descarta escribir un libro de relatos de Sherlock Holmes de estilo más canónico que las novelas.

Publicar esta serie ha sido una de las grandes alegrías de mi vida editorial, porque la he visto crecer desde la semilla de La sabiduría de los muertos hasta convertirse en un árbol frondoso que ha lanzado ramas en direcciones absolutamente inesperadas. (A este respecto, Rodolfo también ha comentado que, aunque no habrá previsiblemente nueva novela holmesiana, sí que le apetece escribir una de superhéroes pasados por el tamiz realista que ha aplicado ya: una suerte de Liga de la Justicia paralela). He podido, además, ejercer una labor editorial más intensa que en la mayoría de los títulos que publico (que son traducciones, y por tanto vienen "bloqueados"), dando ideas y, al menos en un caso, sugiriendo una variación importante (la conversación con Lovecraft en Las huellas del poeta no iba originalmente por esos derroteros).

Una de las preguntas que me hago con frecuencia al pensar en esta serie es: ¿debí intentar contener el caudal inventivo de Rodolfo y pelearme con él para que mantuviera la serie dentro de límites más canónicos (otra cosa es que lo hubiera conseguido, claro)? Comercialmente, es casi seguro que habría sido una buena idea; pero me gustaba demasiado lo que Rodolfo estaba haciendo con todos esos personajes de la literatura popular. Todavía hoy, cuando me acuerdo del giro vertiginoso que aplica a cierto muchacho (y hasta aquí puedo leer) al final de El heredero de nadie, siento una especie de exquisito placer culpable que debe de ser mi lado friqui emergiendo de la tumba. Así pues, para bien o para mal acabé editando esta serie como lector y no tanto como editor.

Lo que es muy satisfactorio es comprobar que vamos consiguiendo exportarla poco a poco: La sabiduría de los muertos se tradujo primero en Portugal, luego en Turquía, el año pasado en Polonia y hace sólo unas semanas en Francia. En Turquía, además, tienen prevista ya Las huellas del poeta, y tengo mucha curiosidad por ver qué opinan los lectores turcos sobre la novela de ambiente más español de la serie (es la que comienza con Sherlock Holmes en la Guerra Civil).

martes, 23 de febrero de 2010

Reseña de La hija del dragón de hierro, de Michael Swanwick


En el blog Un Tintero de Sapphire se ha publicado la siguiente reseña de La hija del dragón de hierro de Michael Swanwick (la encontraréis pinchando en el enlace):

La hija del dragón de hierro

Siempre hace ilusión cuando una novela editada hace tiempo es comentada, porque eso supone que los lectores siguen encontrándola (lo que no suele ser tan fácil como sería deseable) e, idealmente, disfrutándola. En este caso se trata de un título que publicamos a principios de 2006.

Aunque la reseña no es uniformemente positiva, me ha gustado porque demuestra una comprensión del libro que no es frecuente. En concreto, me encanta que el reseñador, ante el hecho de que la novela no fuese lo que él esperaba, no salte inmediatamente a descalificarla, sino que admita que sus expectativas no son un baremo universal. Cualquiera que, al leer un libro, disfrute de la sorpresa de que éste aporta más de lo que promete, ése es uno de los míos (y por ende disfrutará mucho de la mayoría de los títulos que he publicado).

Aprovecho para comentar un detalle que se menciona en la reseña y que creo que nunca he tenido oportunidad de aclarar: como se indica nada más comenzar la novela, Jane, la protagonista, es una "niña trocada". El reseñador ha tardado en entender a qué se refiere esa expresión, y es comprensible: en el original es "changeling", es decir, es una niña robada por los duendes (que habrían dejado a un pequeño duende en su lugar, de ahí el intercambio). La propuesta de traducir "changeling" por "trocada" es, me parece, una valiosa aportación de Manuel de los Reyes, el traductor, pero es cierto que le faltan las connotaciones para ser inmediatamente comprensible (como suele suceder al traducir términos folklóricos ajenos), y que el contexto de la novela tarda en dar las pistas necesarias para adivinar de qué se trata. (Por cierto, si se capta, se disfruta mucho más el final, que incluye una interpretación realista del cambio de niños).

Toda la novela de Swanwick, ciertamente, es una revisión realista, dura y algo gamberra de los clichés de la fantasía. El País de las Hadas, en su versión, no es un lugar al que huir de lo cotidiano, sino un sitio donde la vida es igual de insatisfactoria. Para poblar su mundo, Swanwick hace acopio del rico acervo de la fantasía celta (tan explotado en la fantasía épica, lo que sirve para marcar el género a demoler), con muchas aportaciones originales, como esas fantásticas gárgolas parlanchinas que se alimentan de suicidas (o suicidados) y las derivadas de la industrialización a la que somete a Faerie, como los dragones de hierro. Pero lo más radicalmente contrario a la tradición de la fantasía comercial en La hija del dragón de hierro es que en ella el tiempo no es lineal, sino cíclico, y la búsqueda inherente a la fantasía no progresa, sino que se estanca. Como la vida misma.

No se me ocurre peor noticia que darles a los lectores de fantasía escapista, y hay que tener una mala uva muy refinada para meter este gol por la escuadra al lector y hacerle disfrutar al mismo tiempo. (Otro autor extraordinario, M. John Harrison, hizo lo mismo de forma simultáneamente más áspera y más colorista en la secuencia de Viriconium, de la que seguramente hablaré en otra ocasión.)

lunes, 22 de febrero de 2010

Novedades de Bibliópolis para el primer semestre de 2010

Éstas son las novedades que aparecerán este primer semestre de 2010 en el sello Bibliópolis, por colecciones:

Bibliópolis Fantástica

64. Tríptico de Trinidad, de Carlos Gardini

Gardini, traductor habitual de Bibliópolis y Alamut, entre otros muchos sellos editoriales, es además un escritor sensacional. En Tríptico de Trinidad nos presenta una ciudad, la Trinidad del título, que se encuentra justo en el eje del mundo de un universo de bolsillo muy peculiar, que a mí me recuerda mucho a las creaciones de Schuiten y Peeters. Pero lo maravilloso de este libro es la escritura de Gardini, como de línea clara (por seguir con la comparación con la bande dessinnée), que le lleva a uno en volandas, de maravilla en maravilla, hasta el apoteósico final. Ilustra la cubierta Alejandro Terán, al que se le dan de fábula las fantasías arquitectónicas. Probablemente el libro más hermoso que editaremos este año.

65. Luminoso, de Greg Egan

Egan no necesita presentación, pues, a pesar de la alta exigencia intelectual de su narrativa, ha sido profusamente editado en España. Este éxito relativo se explica quizá porque la ciencia-ficción de altos vuelos sigue manteniendo un atractivo intelectual que, para los que la apreciamos, está entre los mayores placeres literarios. Y no hay mejores muestras de este placer que los relatos de Egan (quizá sólo superado, y por los pelos, por ese otro gigante del relato intelectualmente escalofriante que es Ted Chiang). Luminoso es su segunda recopilación, tras Axiomático, y está al menos al mismo nivel. Traduce Carlos Pavón, quizá el mayor experto español en la obra de Egan.

66. La dama del lago 2 (Saga de Geralt de Rivia, 7), de Andrzej Sapkowski

Este semestre esperamos culminar la larga aventura de editar la Saga de Geralt de Rivia en España con la publicación de la segunda parte de La dama del lago. Nada será igual después de esto: para bien o para mal, quedará concluida una de las sagas fantásticas de mayor éxito de la actualidad, y probablemente la única que realiza el pequeño milagro de aunar una extraordinaria sofisticación literaria con un atractivo universal. Por fin sabremos (yo el primero) qué depara el destino a estos personajes que empezamos a seguir en 2002. Traduce principalmente Fernando Otero Macías, habitual de Bibliópolis y Alamut (las traducciones de El último anillo y El evangelio secreto de Kiril Yeskov son suyas, así como las de Muerte en Breslau y Fin del mundo en Breslau de Marek Krajewski), con la colaboración del traductor habitual de Sapkowski, José María Faraldo, para asegurar la uniformidad del estilo.

Bibliópolis Histórica

10. HMS Cockerel, de Dewey Lambdin

Sexta entrega de las aventuras navales de Alan Lewrie, de las que hemos publicado cuatro (cinco con ésta) en Bibliópolis Histórica y una en la Serie Histórica de Alamut (lo que no es lo ideal, desde luego, pero nos vino impuesto por las circunstancias). Dewey Lambdin, cuya serie ya abarca quince volúmenes y sigue en marcha, le ha quitado mucha rigidez a las sagas navales con estas narraciones de la vida de su peculiar héroe Alan Lewrie. No en vano, Lambdin es estadounidense, no inglés, por lo que sus novelas sobre la Armada real británica de finales del siglo XVIII resultan bastante menos chauvinistas y bastante más procaces de lo habitual. En mi opinión, funcionan muy bien como fantasías compensatorias (en este sentido, y sólo en éste, son a los lectores masculinos lo que la novela romántica a los femeninos), pero además están llenas de pequeños detalles sorprendentes en la reconstrucción histórica. Por ejemplo: ¿alguien se ha preguntado qué sucedió con los colonos americanos que, en la guerra de independencia estadounidense, se pusieron del lado de la Corona? Leyendo El almirante francés, la segunda entrega de la saga, lo sabréis. Traduce Núria Gres, la misma traductora del resto de la serie, cuyo trabajo ha sido muy alabado por los lectores especializados.

viernes, 19 de febrero de 2010

Bienvenidos

Durante mucho tiempo he pensado en abrir un blog. Ahora que empiezan a ser parte del paisaje (y, posiblemente, ya están pasados de moda), me ha parecido que es el momento. Como editor, por un lado echo un poco de menos el contacto más directo con los lectores que caracterizaba mi trabajo en sus primeros años; pero también me apetece ir dejando constancia de algunas reflexiones a las que me ha ido llevando ese mismo trabajo, y que pueden ser de interés para otros profesionales del libro. Por la flexibilidad del formato, que permite una entrada de una línea o de varias páginas, así como asociar entradas en categorías, un blog parece lo ideal para volcar estas diversas inquietudes.

Así pues, mi intención es publicar varias entradas a la semana: algunas, mero recordatorio de la aparición de un título o una reseña de un libro; otras, apuntes de mi labor día a día; y otras, espero, más extensas, que incluirán la recuperación de materiales interesantes de difícil acceso. Desde luego, el ritmo de publicación dependerá de la disponibilidad cotidiana, pero espero mantener cierta regularidad.

Bienvenidos, y permaneced atentos a este espacio.