martes, 3 de septiembre de 2013

Habla el traductor: El ladrón cuántico, de Hannu Rajaniemi

Como recordaréis, en la sección sobre traducciones de Artifex Plus aparecieron las siguientes aportaciones de traductores de la casa:

Manuel de los Reyes habla de Sólo el acero (aquí)

Carlos Gardini habla de Shadowmarch. La frontera de las sombras (aquí)

Manuel de los Reyes habla de Trilogía de Fundación (aquí)

Carlos Pavón habla de Zendegi (aquí)

Esta entrada, aunque se incluye entre las etiquetas de dicha sección, no es exactamente una nueva entrega, sino simplemente un recordatorio de la aparición de un interesante artículo de Manuel de los Reyes sobre El ladrón cuántico en la revista La Linterna del Traductor:

El ladrón cuántico en La linterna del Traductor

Destaco a modo de acicate para su lectura el siguiente párrafo:

"En toda novela de temática fantástica es fácil distinguir tres capas o niveles lingüísticos que exigen distintas destrezas al traductor. La primera de estas capas comprendería los rasgos morfosintácticos inherentes a la lengua de partida del texto que se va a traducir: ortografía, gramática, signos de puntuación, cursivas, mayúsculas, etcétera. También las particularidades propias del estilo de cada autor (aliteraciones, coloquialismos, repeticiones...) encajarían en este primer nivel, que envuelve a todos los demás y presta cohesión al conjunto. La segunda capa tendría que ver con el lenguaje especializado de la novela, con todas aquellas palabras y expresiones fruto de la labor de documentación del autor: atuendos de época, lenguaje técnico, argot callejero, terminología científica... El lector de fantasía suele estar familiarizado (cuando no es un auténtico experto en la materia) con la nomenclatura de las armas medievales, por ejemplo, o de los elementos arquitectónicos de la época victoriana, o de los hábitos alimentarios en la América precolombina; y lo mismo ocurre con el lector medio de ciencia-ficción, en no pocas ocasiones aficionado a la informática, la biología o la astronáutica (cuando no directamente profesional en ejercicio de esas especialidades). Los escritores lo saben y dedican muchas horas a investigar y documentarse sobre los temas más peregrinos, y al traductor le tocará hacer lo propio para respetar ese esfuerzo y satisfacer las expectativas de los lectores más exigentes. La tercera y última capa, consustancial a los textos de índole fantástica, sería el fruto exclusivo de la fértil imaginación del autor, aquélla en la que confluyan seres, plantas, objetos y acciones sin equivalente fuera de la novela, en el mundo real. Aquí es donde se dan cita los hobbits de Tolkien, los primigenios de Lovecraft y los robots de Asimov; el nadsat de Burgess, el soma de Huxley y los morlocks de Wells; el quidditch de Harry Potter, las rastrevíspulas de Los juegos del hambre y los huargos de Juego de tronos; cenobitas, replicantes, midiclorianos; mecha, eidolón, kriptonita... La mente del ser humano es una auténtica fábrica de maravillas."


1 comentario:

  1. Acabo de leer esta novela y es estupenda: ideas tipo Egan pero aplicadas a una historia que en ningún momento pierde de vista el Sentido de la Maravilla. Y eso es lo bueno, no es una narración o tesis de ideas, es una novela... pero ¡¡no termina!! ¿Para cuándo la segunda parte? Estoy deseoso! Gracias!

    David

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