Terminándome La cañonera del rey, me acabas de dejar en la estacada hasta septiembre, Luis.
Espero ser de los primeros en devorar La fragata Cockerel y los siguientes siete, que espero no se demoren demasiado, llevo enganchado a la serie desde Al servicio del rey.
Gracias por vuestro esfuerzo en las traducciones, ya que el lenguaje naval no es, desde luego, el más facil.
Gracias a ti por seguir la serie de aventuras navales de Alan Lewrie, por Dewey Lambdin. Como conté en esta entrada, nos vimos obligados a posponer la publicación de la sexta entrega de la serie, La fragata Cockerel, porque con el libro ya preparado y listo para entrar en imprenta me di cuenta de que se pondría a la venta en fechas muy malas para la distribución. En 2009 ya tuvimos la experiencia de que ningún libro publicado en junio tuvo una distribución ni siquiera medianita, sino que todos fueron directamente un desastre, causando en conjunto un agujero financiero que sólo se pudo salvar porque el resto del año fue excelente (el mejor desde que edito profesionalmente). Lo cierto es que en 2010 no hemos escapado completamente de esta suerte, ya que aunque evitamos editar ningún título después del 15 de mayo, hemos sufrido igualmente una distribución muy mediocre en mayo. Parecería que todo lo que sea publicar después del Día del Libro (23 de abril) es mala idea para las distribuidoras.

Por último, me alegra que aprecies el trabajo puesto en las traducciones, que desde luego son como son gracias al trabajo de la traductora, Núria Gres. Mi intervención se ha limitado a asegurarme de que una misma persona traduce todos los títulos de la serie, algo que es obviamente aconsejable pero que parece cada vez más raro en el actual mundo editorial. Un aspecto a destacar de la traducción de Gres que resulta invisible al lector español es su labor desentrañando no el lenguaje técnico naval (que tiene su miga, pero en esencia es cuestión de glosario), sino los diálogos en jerga cuasifonética que Lambdin pone en boca de sus marineros: por Dios que en inglés son casi incomprensibles, y no dejo de maravillarme cada vez que compruebo que la traductora capta y traduce su sentido. Es verdad que se pierde algo de sabor al eliminar ese registro casi completamente, pero no sé si la alternativa sería mejor. La serie naval de Alan Lewrie es quizá el único ejemplo que manejo de libros escritos en inglés (y, por tanto, que puedo leer en su edición original antes que en castellano) que NO recomiendo que quien pueda los lea en su idioma de origen, por muy acostumbrado que esté a leer en inglés: sencillamente, en la traducción se entienden muchísimo mejor.
Ya se acaba agosto, y paseo inquieto por FNAC, La Casa del Llibre y Bertrand... pero "La fragata Cockerel" no aparece por el horizonte.
ResponderEliminarEs duro, muy duro, pero sin duda la espera templa el ánimo !
Desde mi insomne espera, saludos cordiales,
Enric
yo me pregunto cuando saldra el septimo,ya que son diez y ocho en inglés
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