jueves, 28 de junio de 2012

Habla el traductor: Trilogía de Fundación, de Isaac Asimov

Tras las entradas anteriores, en que Manuel de los Reyes nos hablaba de Sólo el acero (aquí) y Carlos Gardini de Shadowmarch. La frontera de las sombras (aquí), volvemos a contar con Manuel de los Reyes para que en esta ocasión nos narre su experiencia con Trilogía de Fundación de Isaac Asimov, algo que como veréis ha abordado de forma muy original.

* * *

Trilogía de Traducción

[1]
Traducción

Cuentan que un buen día, en un país que limitaría con España de no ser por la terca inmovilidad de Francia, un traductor de modestas aspiraciones y equiparable aptitud recibió un inteligrama que habría de alterar absoluta e irreparablemente su hasta entonces plácida existencia. El fatídico -mas no por ello menos escueto- comunicado rezaba, palabras textuales: "[...] planes para volver a traducir la trilogía de las Fundaciones de Isaac Asimov. ¿Aceptas? y/n".

El alocado protagonista de nuestra historia, víctima de quién sabe qué extraña trepidación, se apresuró a rechazar semejante ofrecimiento, comprensiblemente temeroso de no estar a la altura de una empresa que llevaba décadas ocupando a sus compañeros de gremio más abnegados. "Yo no...", comenzó a teclear. Era tal su precipitación que, ¡ay!, demasiado tarde reparó en el hecho de que la primera letra de su misiva no había sido otra que la Y, precisamente aquella que se proponía evitar, aquella que no debería haber oprimido jamás... a menos que alguien estuviera manipulando su subconsciente, alguien cuya identidad continúan negándonos aun los más pormenorizados códices de la galaxia.

¿En qué nueva temeridad se había embarcado? ¿Qué terrible pecado se empeñaban en hacerle pagar las fuerzas invisibles que mueven los hilos editoriales de nuestro universo? Hubieron de transcurrir varios microciclos antes de que el citado traductor, atemperado ya en parte por varios cilindros expulsores de humo azulado y no pocas visitas al dispensador de grappa venusiano, diera en desenredar las últimas madejas de duda que quedaban enganchadas en su mente y aceptara el último encargo de su misterioso benefactor como lo que en realidad era: un desafío. Una oportunidad. Y -¿por qué no decirlo?- un honor.

[2]
Segunda Traducción

Comoquiera que el héroe a su pesar de nuestro relato contaba en su haber, en el momento de acometer esta nueva empresa, aproximadamente con 2.000 páginas traducidas al español de Isaac Asimov -repartidas entre varias antologías y recopilaciones de relatos-, cabría suponer que atacó el encargo investido de no pocas dosis de confianza, aderezadas tal vez con un pizca del característico atrevimiento que afecta a quienes ejecutan una y otra vez las mismas tareas. Nada más lejos de la verdad. Suficiencia y presuntuosidad no son palabras que consten en los diccionarios que nuestro traductor tenía a su disposición. Y tenía muchos.

Antes bien, como impulsor que había sido de una serie de holotratados que versaban, precisamente, acerca del noble y no pocas veces incomprendido arte de la retraducción (a disponibilidad de los eruditos galácticos aquí y aquí), no tardó en sucumbir a la glacial serenidad propia de quienes tienen ante sí una labor importante. Envuelto, por tanto, en los escudos deflectores de distracción que tantas veces habían salvado su trabajo en el pasado, se arremangó y enumeró para sí las características que habrían de marcar su estrategia: lo que -quizá comprensiblemente- todavía nadie ha pensado en denominar "Las Tres Leyes de la Retradubótica".

1
Un traductor no debe copiar la traducción de ninguno de sus antecesores ni, por falta de inspiración, permitir que la traducción de sus antecesores influya en la suya

2
Un traductor debe obedecer aquellos parámetros de la antigua traducción con los que estén familiarizados los lectores, salvo cuando dichos parámetros contravengan las leyes de la Semántica y la Morfosintaxis

3
Un traductor debe ser capaz de justificar las discrepancias que introduzca en su propia traducción, siempre y cuando dichas justificaciones no contravengan ni la Primera ni la Segunda Ley
Repitiendo como un mantra, para sus adentros, este sencillo trío de directrices, el traductor puso manos a la obra. ¡Y qué obra!

[3]
Los límites de la Traducción

Pues, como bien saben todos los habitantes de la Federación civilizada, la Trilogía de Fundación -compuesta por Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación- lleva siete décadas ganando adeptos para la causa de la ciencia-ficción novelada. Algunos cronistas aseguran que no son pocos los curtidos lectores que la cuentan entre sus obras de referencia y la recomiendan sin paliativos para iniciarse en el género... género del que cabe suponer que sea uno de los máximos exponentes, habida cuenta de las muchas veces que se ha reditado y retraducido.

De las versiones más recientes de tan magna obra, firmadas por correligionarios contemporáneos como Manuel Mata Álvarez-Santullano o Marta García, con los que el traductor de nuestra historia ha tenido el gusto de tratar en un pasado no muy lejano, nuestro protagonista resolvió no extraer ningún referente terminológico. Esta decisión surge del voto que había hecho años atrás, al enfrentarse a su primera retraducción de los cuentos de Asimov: apoyarse nada más que lo imprescindible en las traducciones de términos inventados durante los años setenta, cuando desembarcaron en España las primeras historias de Asimov en castellano, para no antagonizar de frente con los aficionados más veteranos del Buen Doctor. Consustancial a ese propósito era la voluntad de crear un corpus lingüístico propio, con una coherencia interna sólida, que permitiera a los nuevos lectores reconocer el tono y la voz de Isaac Asimov de una novela a otra, de uno a otro relato. O, dicho de otra manera, que los visiphones de los distintos originales fueran siempre visífonos en las distintas traducciones, y no «videófonos» o cualquier otro palabro.

Esto significa que los lectores más veteranos, los que se dejaron seducir por la Fundación traducida de Pilar Giralt en los setenta, reconocerán términos tan emblemáticos como el antedicho vísifono, Primer Orador, Era Galáctica o Neotrantor. Los warlords of Kalgan, sin embargo, ya no son «señores» -a secas- de Kalgan, sino caudillos; y los aircars ya no son «coches aéreos», sino aerocoches, entre otras modificaciones sutiles pero inevitables si se pretende imponer siquiera un atisbo de homogeneidad terminológica entre las distintas novelas traducidas de Asimov.

Mas cometió el protagonista de nuestra historia un error... varios, sin duda, pero al menos uno de bulto: implicarse en el ingente proyecto que lo ocupaba hasta descubrir que ni siquiera los clásicos -o quizá los clásicos menos que ninguna otra obra, por su ilusoria condición de incontrovertibles- están a salvo de los caprichos de los duendes de la imprenta y la tijera vil del censor. Le sobrevino esta epifanía devastadora mientras bosquejaba las últimas líneas de Fundación e Imperio, durante el discurso final de uno de los personajes más emblemáticos de la serie. En él, el citado personaje declara ante otra persona: "Si las cosas fueran de otro modo, hacerla feliz sería lo más sencillo del mundo", pero esas palabras (If things were otherwise, I could make you happy very easily, en el original) no constaban en el texto de partida del que disponía nuestro traductor... mientras que, tras cotejar otras traducciones antiguas, saltaba a la vista que algunos de sus antecesores sí habían tenido acceso a otros documentos más completos. ¡Eso abría un preocupante abismo de incertidumbre a sus pies! ¿Qué hacer?

Comenzó entonces una frenética búsqueda de materiales de referencia en pos de párrafos expurgados, frases censuradas, palabras misteriosamente desaparecidas... una búsqueda tan exhaustiva como infructuosa que devino en un injustificable retraso en la entrega de su trabajo, y todo por aquella simple declaración, aparentemente inocua: "Si las cosas fueran de otro modo...". Pero no lo eran, nuestro protagonista se había obsesionado con la búsqueda de esa entelequia que es la traducción perfecta, una falacia quimérica que llegó a hacerle perder días enteros analizando cuál podría ser la mejor manera de transmitir la ascendencia judía de uno de los protagonistas, evidente en algunas de las locuciones con las que se expresaba (Time, shmime!), antes de que las personas cercanas a él le obligaran a respirar hondo y apartar la nariz de su trabajo. A unos pasos de distancia, como mejor aprecian todos los creadores sus obras, nuestro protagonista comprendió que la «traducción perfecta» no existe, tan sólo la «mejor traducción posible en un momento dado». ¿Era eso lo que tenía ante sus ojos?

Era, cuando menos, lo mejor que podía dar de sí en esos momentos. Había llegado la hora de comprimir su trabajo, adjuntarlo a un inteligrama y remitírselo todo a su misterioso benefactor. Satisfecho, ya sólo le resta esperar que los demás ciudadanos de la galaxia disfruten tanto como él de la que es, sin lugar a dudas, una de las obras cumbre más inmortales que nos ha legado la literatura de ciencia-ficción.

sábado, 23 de junio de 2012

Recibida la traducción de Los guerreros de Dios

Hace unas semanas, Fernando Otero Macías (que ha realizado el grueso del trabajo) y José María Faraldo (que ha revisado amablemente el texto de Fernando) han terminado la traducción de Los guerreros de Dios de Andrzej Sapkowski, el título que continúa la Trilogía de las Guerras Husitas tras Narrenturm. Si todo va bien, este título se pondrá a la venta el próximo mes de septiembre.

Como habréis advertido, se ha convertido en costumbre en este blog no avisar de la publicación de nuestros próximos títulos hasta que ya los tenemos prácticamente encima. Esto se debe a que no es nada agradable anunciar un libro que luego se retrasa, por lo que he preferido cada vez más no pillarme los dedos. Y como es sabido, cuando se trata de las traducciones de Sapkowski, el retraso es poco menos que inevitable.

Por esa razón aún no había dado la noticia de la finalización de la traducción de Los guerreros de Dios, pero hace poco he recibido un mensaje de un lector interesándose por él y lamentando la falta de noticias al respecto, y he entendido que, una vez tenemos la traducción en la mano, merecía la pena anticipar ya la fecha de publicación de este libro.

Así que ya lo sabéis: Los guerreros de Dios de Sapkowski, en septiembre en Alamut.

martes, 19 de junio de 2012

Nuevas reseñas de Sólo el acero, de Richard Morgan

Os traigo dos nuevas reseñas de la novela Sólo el acero de Richard Morgan:

La Espada en la Tinta

Via News

De la primera reseña me gustaría destacar este párrafo: "El mundo que el autor nos presenta en Sólo el acero es, por así decirlo, un tipo de fantasía épica a la que podemos definir tranquilamente como fantasía crepuscular. Lejos de los habituales estereotipos de la fantasía, de grandes héroes que son protagonistas de las leyendas que escuchan los niños en la cama antes de dormir, lo que Morgan quiere hacernos ver es que todo puede tener también su lado malo, o más bien "degenerado". No quiero decir que los héroes de Sólo el acero sean unos villanos de tomo y lomo ni mucho menos, sino todo lo contrario. Son héroes que han conocido tiempos mejores (por más que dos de ellos superen en poco los treinta años de edad), fueron partícipes de una lucha pasada a la que a menudo hacen mención, e incluso sueñan con ella en sus peores -o mejores- pesadillas. Tanto Egan el Matadragones como Ringil "Ojos de Ángel" Eskiath, o Archeth Indamaninarmal, mitad humana, mitad kiriath -una desaparecida raza con conocimientos de tecnología avanzada, cuasi inmortales-, son los protagonistas de esta fantasía crepuscular que habla de tiempos pasados que fueron mejores que los presentes, aunque dichos tiempos significaron en su momento un espeluznante baño de sangre que el mundo trata de olvidar, no así nuestros héroes".

Y de la segunda: "De un tiempo a esta parte la fantasía está madurando, yendo un paso más allá de lo que venía a ser el "viaje del héroe", la epopeya que le lleva a crecer, madurar y derrotar al villano. Personalmente comencé a palpar esos comienzos con Añoranzas y Pesares, de Tad Williams (curiosamente Alamut acaba de publicar Shadowmarch, del mismo autor, libro al que estaremos atentos), donde el héroe las pasaba realmente canutas, donde la historia se volvía algo más cruda. Esa trilogía me permitió avanzar un pasito como lector y buscar algo de fantasía más adulta, algo que era más complicado en aquellos momentos y que ahora se ha vuelto más habitual, gracias en gran parte al éxito de Canción de Hielo y Fuego, aunque no es menos cierto que la saga de Malaz, la Primera Trilogía, Las Monarquías de Dios, etc., también han abonado un camino que ahora transitan muchos autores con gran acierto. Sólo el acero es una novela, primer libro de la trilogía A Land Fit For Heroes, que ha cosechado un gran éxito de crítica y ventas y que nos ha llegado de la mano de Alamut en una gran edición."

En esta entrada podréis encontrar otra reseña de Sólo el acero, y en esta otra la presentación que le dediqué en Artifex Plus.

viernes, 15 de junio de 2012

Novedad: Trilogía de Fundación (edición coleccionista), de Isaac Asimov


Se ha puesto a la venta Trilogía de Fundación (edición coleccionista) de Isaac Asimov, que incluye en un solo tomo las novelas Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación con nueva traducción de Manuel de los Reyes.

En esta entrada de Artifex Plus encontraréis mi presentación de este título.

jueves, 7 de junio de 2012

Reseña de Shadowmarch. La frontera de las sombras, de Tad Williams

Os traigo la primera reseña que ha aparecido de Shadowmarch. La frontera de las sombras, de Tad Williams:

Sagacomic

De ella destaco el siguiente párrafo: "Shadowmarch es un principio de serie muy satisfactorio. Una novela argumentalmente compleja, con diversas líneas -muchas más de las que podría especificarse en una reseña sin chafar las sorpresas- y multitud de personajes, con abundantes giros y sorpresas. Llena de acción épica -aunque tampoco haya exactamente grandiosas batallas, los combates, con su extraña ambientación brumosa y desconcertante, dejan más que satisfecho- que permite no obstante los momentos justos para algún romance normalmente trágico. Y sobre todo es una historia cargada de intrigas, tanto en el norte como en el sur, haciendo que no se sepa en ningún momento en quién se puede confiar realmente, quiénes son los buenos y quiénes los malos, donde cualquier descuido puede acarrear funestas consecuencias, donde la lucha por la supervivencia y la conservación del poder no deja respiro, donde los supuestos amigos no siempre muestran su verdadero rostro, y donde las espadas pueden volverse contra uno en el momento más inesperado... Un mundo de magia por explorar, desconcertante y furiosa, de gigantes dormidos y reyes ciegos, con una frontera en disputa y ominosas amenazas por todos lados".

En Artifex Plus podéis encontrar la presentación que hice de este título (aquí), así como un comentario del traductor, Carlos Gardini, sobre algunos aspectos de su trabajo (aquí).

miércoles, 6 de junio de 2012

Novedad de junio 2012

Ésta es la novedad que se pondrá a la venta este mes de junio en Alamut:

Trilogía de Fundación, de Isaac Asimov (Alamut Serie Fantástica nº 49)

Continuamos nuestra labor de recopilación de la obra de Asimov en volúmenes ómnibus con la joya de la corona: la clásica Trilogía de Fundación (es decir, las tres novelas originales del llamado "ciclo de Trantor": Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación), con la que tantos lectores, entre ellos el que suscribe, se iniciaron en la ciencia-ficción. Objeto de elogios tan extravagantes como, quizá, merecidos, esta trilogía recibió el premio Hugo a la mejor serie de la historia, nada menos, y recientemente fue mencionada por el Nobel Paul Krugman como una de las lecturas más influyentes de su vida. Nos enorgullece presentarla en una edición recopilatoria en tapa dura y con nueva traducción (como es habitual en nuestras recuperaciones de clásicos) a cargo de Manuel de los Reyes, cuya labor en anteriores trabajos asimovianos (Relatos completos 1 y 2 y Lucky Starr 1, por ejemplo) ya ha sido recibida con agrado por los lectores. Para quienes leímos a Asimov hace décadas en traducciones aún más antiguas, resulta toda una experiencia revisitarlo en inglés o en estas nuevas traducciones, ya que pierde buena parte del acartonamiento que se le atribuye y resulta un escritor mucho más moderno y dinámico. Con esta nueva entrega de nuestro proyecto de recuperación ordenada y sistemática de la obra de ciencia-ficción de Asimov invitamos al lector, por tanto, a un auténtico redescubrimiento de este autor.

viernes, 1 de junio de 2012

Nueva reseña de Visión ciega, de Peter Watts

Acaba de aparecer la siguiente reseña de Visión ciega, de Peter Watts:

C

Me encanta esta reseña porque repasa con admirable exhaustividad las virtudes que hacen de la novela de Watts una de las mejores experiencias a las que puede enfrentarse hoy en día un lector de ciencia-ficción, y que vienen a ser las mismas que intento transmitir sintetizadamente a los lectores que en la Feria del Libro de Madrid se interesan por este título.

En Artifex Plus encontraréis otras dos reseñas en esta entrada, y algunos comentarios más sobre Visión ciega aquí, aquí, aquí y aquí.

lunes, 28 de mayo de 2012

Habla el traductor: Shadowmarch, de Tad Williams

Si en la entrega que abría esta nueva sección del blog Manuel de los Reyes nos contó algunos detalles de su experiencia traduciendo Sólo el acero de Richard Morgan, en esta ocasión es otro de nuestros traductores habituales, Carlos Gardini, quien nos propone esta reflexión al hilo de la traducción de Shadowmarch. La frontera de las sombras de Tad Williams.

* * *

Muchos años atrás, cuando se realizaban los primeros intentos de hacer traducciones por máquina, se pidió a un ordenador que tradujera al inglés la frase: "El espíritu está pronto, pero la carne es débil". El programa tradujo: The whisky is ready, but the meat is underdone. Es decir: "El whisky (o güisqui, si somos fundamentalistas de la castellanización) está listo, pero la carne no está bien cocida". Obviamente, el programa interpretó "espíritu" como bebida espirituosa y "carne" como producto comestible (meat), no como la vil sustancia que es presa de las tentaciones terrenales (flesh). Produjo una versión muy coherente en sí misma, aunque no precisamente fiel al texto evangélico original.

Puede ser escalofriante recordar esta anécdota cada vez que leemos la traducción de un texto literario. ¿La traducción estará tan alejada del original como el whisky del espíritu?

Ante todo, debemos resignarnos a aceptar que ninguna traducción dice lo mismo que el original. Puede respetarlo, distorsionarlo, arruinarlo, desfigurarlo, imitarlo y hasta mejorarlo. Nunca puede reproducir en forma idéntica el mundo de evocaciones y connotaciones propios de otro idioma y otra cultura, la música de otra lengua.

Aun así, no es preciso llegar a los extremos de aquel programa informático, que no era infiel a la lógica sino al contexto. (Carne, flesh: ¡qué concepto extravagante para una aplicación de software!) No podemos reproducir un texto con exactitud, pero podemos reflejarlo de tal modo que el lector experimente la misma gama de emociones, reflexiones y situaciones que presenta el original.

¿Qué hace el traductor para reflejar el populoso mundo de fantasía de una novela como Shadowmarch? Una respuesta detallada sería tan larga como la novela misma, pero mucho menos amena, así que me limitaré a un ejemplo sencillo, casi pedestre, pero ilustrativo precisamente por eso. La traducción es un campo minado donde son frecuentes los obstáculos rutinarios pero traicioneros. Hay más valles que picos, pero de esos valles depende la armonía del conjunto.

Como cabe esperar, en la saga de Shadowmarch abundan los seres imaginarios: hay caverneros, techeros y crepusculares, y también hay un pueblo que vive en el agua, los Skimmers. Los Skimmers son humanos, pero tienen características físicas especiales, propias de su hábitat. Aclaremos que aquí no hay ningún alarde literario del autor. El verbo to skim es una palabra común, que podemos traducir por rozar, patinar o deslizar, e incluso por desnatar o espumar. Por describirlo de un modo gráfico, es lo que hace un guijarro cuando lo arrojamos al agua, de modo que patine por la superficie antes de hundirse.

Los Skimmers, pues, serían "deslizadores". ¿Puede haber un gentilicio más torpe e irritante? Cuando un personaje los mencione sin mayores aclaraciones, ¿el lector recordará que los deslizadores son personas? Cuando se hable de un "pescador deslizador", ¿el lector entenderá de qué se trata, suponiendo que perdone la cacofonía? Nótese, además, el detalle de la mayúscula inicial, que en inglés es obligatoria para los gentilicios. En castellano uno es chino, italiano u ona, pero en inglés es Chinese, Italian u Ona. No hay posibilidad de confundir un skimmer (un vehículo que se desliza por el agua) con un Skimmer (miembro de un pueblo imaginario de la saga de Shadowmarch).

Los deslizadores no funcionan. Debemos buscar otros caminos, quizá con ayuda de una lista mental o escrita de palabras reales o inventadas. Veamos. Los Skimmers flotan y nadan. ¿Serán flotadores, flotantes, flotones, floteros, flotangos? ¿Nadadores, naderos, nadantes, nadosos, natatorios? Algunos de estos candidatos son decididamente absurdos, o bien se niegan a colaborar, pues no quieren desprenderse de sus acepciones habituales. Pero no excluimos ninguno de antemano, ya que cualquiera de ellos puede inspirar una solución. En este caso, flotante nos lleva a boyante, y en principio no está mal. Hasta suena simpático hablar del pueblo de los boyantes. Eureka. Damos el problema por resuelto, hasta que recordamos que "boyante" tiene una connotación de prosperidad o pujanza, como cuando hablamos de una economía boyante. Los Skimmers de Shadowmarch no sugieren prosperidad ni pujanza: viven en casas precarias en la zona del puerto.

El espíritu está pronto, pero la carne es débil. Queremos ceder a la tentación de pensar que la palabreja es intraducible. Lamentablemente, a ningún traductor le pagan por llegar a esa brillante conclusión.

Reiniciemos la búsqueda. ¿Qué caracteriza a los Skimmers? Son pescadores y nadadores, boteros y cazadores de tiburones, y en general no se alejan de la orilla. La sencilla respuesta, vergonzosamente obvia: los caracteriza el agua. Agua, pues, y una nueva lista de candidatos. ¿Aguales, aguateros, aguacates, aguamaniles? ¿Acuíferos, acuosos, acuantes, acuálidos?

Acuanos, quizá. Los habitantes de un mismo país o región son paisanos. Los habitantes del agua bien podrían ser acuanos. La palabra sugiere un gentilicio, como afgano, valenciano, marciano o venezolano. Es un tanto insulsa, pero un gentilicio tiene derecho a ser insulso. Es modesta, pero su modestia garantiza cierta eficacia: no queremos que proclame a gritos que resultó difícil de encontrar. No imita servilmente el original, pero refleja su intención, mentar un pueblo imaginario entre otros pueblos imaginarios.

Quizá el camino que va de Skimmer a "acuano" sea tan tortuoso como el que va de "espíritu" a "whisky", pero en este caso el resultado es más amable con el original. Las misteriosas criaturas acuáticas de Tad Williams llegan discretamente a buen puerto.

jueves, 24 de mayo de 2012

Novedad: Trilogía del Imperio (edición coleccionista), de Isaac Asimov


Recientemente se ha puesto a la venta Trilogía del Imperio (edición coleccionista) de Isaac Asimov, que reune en tapa dura las novelas Polvo de estrellas, Las corrientes del espacio y Un guijarro en el cielo, todas con traducción de Carlos Gardini.

En esta entrada de Artifex Plus podéis ver la presentación que dediqué a este título.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Novedad: Shadowmarch. La frontera de las sombras, de Tad Williams


Estos días se ha puesto a la venta Shadowmarch. La frontera de las sombras de Tad Williams, traducido por Carlos Gardini.

En esta entrada encontraréis la presentación que hice de este título en este mismo blog.