miércoles, 28 de septiembre de 2011

Nueva reseña de La era de Drácula, de Kim Newman

Ha aparecido la siguiente reseña de La era de Drácula de Kim Newman:

El Emperador de los Helados (Fotogramas)

De esta novela se ha hablado bastante desde su publicación en 2010, como atestiguan las entradas de este blog que dediqué a recoger cinco reseñas anteriores, y que encontraréis aquí, aquí y aquí, mientras que en esta otra entrada podéis ver la presentación que hice de ella en Artifex Plus.

martes, 27 de septiembre de 2011

Cubierta de El segundo imperio


Ésta es la cubierta de El segundo imperio de Paul Kearney, la cuarta y penúltima entrega de Las Monarquías de Dios, que se pondrá a la venta próximamente. La ilustración corre a cargo de Alejandro Colucci (Epica Prima), y el diseño es de Alejandro Terán.

martes, 20 de septiembre de 2011

Cubierta de Rito de paso


Ésta es la cubierta de Rito de paso de Alexei Panshin, que publicaremos próximamente en Bibliópolis Fantástica. A pesar de haber recibido el premio Nebula en 1969, es una de esas novelas que los lectores españoles apenas han tenido ocasión de leer, ya que sólo conoció una edición en castellano en 1974. La ilustración es de Maciej Garbacz y el diseño de Alejandro Terán.

viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Castigo por la división de La dama del lago?

Anónimo propuso:

¿No podría estar jugando en vuestra contra todo el lío que se originó con La dama del lago [de Andrzej Sapkowski]?

Un posterior anónimo se sumó:

También puede influir lo que ha dicho el anterior anónimo y que los fans del brujo estén algo mosqueados.

Un tercer anónimo elevó la anécdota a categoría:

¿Y no sería mejor abandonar la política de dividir los libros para que el lector tenga una mejor opinión de la editorial?

Os agradezco la preocupación, pero podéis estar tranquilos: con los datos en la mano, la posibilidad de que estemos sufriendo una suerte de boicot por parte de lectores disgustados es prácticamente descartable.

(Para aquéllos que no conozcan la historia, en esta entrada hay un resumen.)

Las razones por las que creo que esta idea no tiene base son dos. En primer lugar, si las ventas regulares o malas de ciertos títulos actuales (del periodo 2009-2010) se debieran a un desafecto generalizado producido por el disgusto de muchos lectores hacia nuestras decisiones editoriales, ¿cómo se explica que esas ventas caigan a cifras que ya habíamos sufrido repetidamente en periodos anteriores (2003-2008)? ¿Estábamos sufriendo un castigo retroactivo, o qué?

Por ejemplo, El viaje de Hawkwood de Paul Kearney (inicio de la serie de Las Monarquías de Dios, cuya suerte comercial suscitó estos comentarios), publicado en 2010, ha tenido ventas sustancialmente iguales a las de muchos, muchos títulos de 2003-2008. Varios de los títulos mencionados en esta entrada se encuentran en ese nivel de ventas. Y varios otros títulos de 2009-2010, también.

Naturalmente, se puede argumentar que esos diversos resultados comerciales decepcionantes se deben a razones diferentes, y que estoy atribuyendo a una causa común consecuencias que pueden tener diferentes orígenes. Pero mi planteamiento es que, si el mercado arroja resultados similares para diversas propuestas en diferentes momentos, es que a esas consecuencias subyacen fenómenos estructurales (por ejemplo: pequeño tamaño del mercado y deficiencias de comercialización y distribución) antes que causas concretas separadas. Que pueden tener su importancia, claro, pero ésta se diluye según se acumulan los casos y emerge el posible patrón común. Dicho de otra manera, si vender poco es algo relativamente habitual, me resulta difícil creer que cuando ciertos títulos venden poco se deba a causas extraordinarias.

Y además hay una segunda razón que me hace dudar de la explicación del castigo de los lectores. Si damos por bueno el argumento de que nos hemos creado mala fama con la publicación en dos volúmenes de La dama del lago (que indudablemente generó mucha desilusión y agresividad en algunos lectores que ya estaban muy nerviosos por el retraso en su aparición, lo que lamento, como expliqué en esta entrada), ¿no tendríamos que suponer que esta mala fama habría afectado precisamente a la serie directamente relacionada con este disgusto de los lectores, es decir, la Saga de Geralt de Rivia? Sin embargo, en el periodo 2009-2010 esta serie se ha vendido, de media anual, bastante más que en el periodo 2003-2008.

Digo esto sin ninguna soberbia: la Saga de Geralt de Rivia bien podría dejar de venderse mañana mismo, o bien podríamos empezar a vender mejor títulos que hasta ahora vendíamos poco. ¿Quién sabe? El futuro es indeterminable. Mi argumento es que en el pasado no encuentro una correlación entre el disgusto de los lectores, por violentamente expresado que esté, y las ventas de los libros (buenas o malas).

Todo lo anterior sugiere que, contra la impresión que se han llevado los anónimos cuyos comentarios he recogido al comienzo de esta entrada, las desaforadas expresiones de desaprobación que ha suscitado esta decisión editorial (y otras, por contagio) no han tenido un reflejo relevante en las ventas.

¿Mi hipótesis? Las manifestaciones de disgusto, por muy espectaculares y morbosas que resulten y por mucha atención que conciten, suponen probablemente una parte muy minoritaria de la reacción de los lectores ante nuestros libros. Que tengan un impacto reseñable en nuestro negocio editorial es, con los datos en la mano, improbable.

Y, en algunos casos, se trata de una fantasía vengativa que, en su desproporción, me parece evidente que responde a causas ajenas a nuestra actividad editorial: véase, por ejemplo, cómo el tercer anónimo citado más arriba nos atribuye nada menos que una política de división de libros, cuando en realidad hemos dividido poco más del 1% (uno por ciento) de los libros que hemos publicado. Concretamente: dos de entre casi doscientos. O bien se nos está confundiendo con otra editorial o, lo que es más probable, el lector siente que ahora es lícito desahogar sobre nosotros frustraciones provocadas por otros editores. En ambos casos, se está dirigiendo a la editorial equivocada.

(Sobre el tema de cómo y por qué se difunden con tanto ahínco opiniones sin base no me voy a extender, porque se sale del objeto de esta entrada, pero muy oportunamente, en el blog Literatura en los Talones ha aparecido una entrada que explica mucho mejor de lo que yo podría hacerlo el seductor hábito internetero de opinar sin contrastar... a pesar de que el medio electrónico debería facilitar justamente lo contrario.)

martes, 13 de septiembre de 2011

Reseñas de Las guerras de hierro, de Paul Kearney

Aunque Las guerras de hierro de Paul Kearney (la tercera parte de Las Monarquías de Dios) no se pondrá a la venta hasta el 4 de octubre, ya durante el pasado mes de agosto aparecieron estas tres elogiosas reseñas de dicho libro:

Sagacomic

Via News

La Espada en la Tinta

¿Cuál es razón de que se publicaran reseñas tan tempranamente? Por un lado, es obvio a estas alturas que Las Monarquías de Dios está generando mucho interés entre quienes se han atrevido a leerla, y como podéis ver en las reseñas, los que han alcanzado el tercer volumen de la serie la colocan sin dudarlo entre las mejores publicadas en los últimos años.

Pero por otro, me parece particularmente emocionante que la mayoría de los reseñadores de las anteriores entregas (El viaje de Hawkwood y Los reyes heréticos) se mostraron tan entusiasmados con Las Monarquías de Dios y respaldaron con tanto ímpetu la iniciativa de suscripción para publicar íntegramente la serie que ¡se acabaron suscribiendo!, cuando no tenían ninguna necesidad de hacerlo para seguir recibiendo sus ejemplares como servicio de prensa (si es que se conseguía sacar adelante la publicación, claro).

Ésta me parece la prueba más definitiva de que la suscripción a Las Monarquías de Dios fue realmente una iniciativa muy especial, que suscitó grandes simpatías, y de que hay muchas ganas de reivindicar la calidad de esta serie. Ojalá que consigamos relanzarla, porque todo este entusiasmo merece compartirse ampliamente.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Reseña de El color del azar, de Simon Ings

Ha aparecido recientemente esta reseña de El color del azar, de Simon Ings:

Aburreovejas

Como indica la reseña, esta extraordinaria novela pasó perfectamente desapercibida. Probablemente, por culpa mía, aunque su fracaso comercial se inserta en la dinámica más compleja de la dificultad para sacar adelante un proyecto de aire mainstream.

Brevemente, el intento de sacar la patita del género con Malabares y Marelle (sellos que son sustancialmente el mismo, y que sólo se diferencian por haberse integrado el primero en la distribución de Bibliópolis, y el segundo en la de Alamut) me ha permitido comprobar que las reglas del juego para este tipo de libros son distintas que las que conocía. Sin un trabajo concienzudo de prensa y librerías, y sin un apoyo firme por parte de la distribuidora, es imposible abrirse camino en este campo. Vaya descubrimiento, diréis; y sí, algo de ingenuo tiene mi perplejidad. No desconozco que tener buenos contactos es importante para lanzar una línea editorial (después de todo, usé a fondo mi posición en el fandom de la época para poner en marcha Bibliópolis Fantástica en 2002), pero también cuento con un ejemplo de que no es imprescindible: los libros de novela histórica que se han vendido bien o muy bien en Alamut y Bibliópolis lo han hecho sin que yo forme parte de ningún club, y sin esfuerzos especiales de promoción. Parecería que lo que vale para un género (el histórico) no vale para los libros sin etiquetas. Lección aprendida.

En cuanto a El color del azar, os invito a que aprovechéis esta referencia para repescarlo. Es una novela mosaico que parece formada por fragmentos aislados, pero que tarde o temprano se van hilando para formar una gran historia coral del siglo XX. ¡Y qué fragmentos! Los intereses de Simon Ings van desde los preparativos para resistir los bombardeos alemanes sobre Londres en la Segunda Guerra Mundial hasta el tráfico de seres humanos en la actualidad, pasando por las matemáticas y la descolonización. Su mirada tiene un algo que resultará muy familiar a los lectores de género fantástico: sin que en el libro suceda nada sobrenatural (salvo en el prólogo), Ings tiene la capacidad de hacernos ver que nuestra realidad más prosaica es interminablemente compleja e interesante. Trae, por así decirlo, una interpretación de pura ciencia-ficción sobre el mundo.

Este acercamiento me recuerda, como cita la reseña, a otro autor británico, David Mitchell, aunque Ings es mucho menos virtuoso en el sentido exhibicionista del término: su prosa es más seca, más punzante, y más monocorde, pero al cabo engancha como pocas. Con toda mi admiración por Mitchell, que arma estructuras verdaderamente estupendas en sus novelas, prefiero a Ings, porque su corazón está claramente más del lado del género fantástico (y concretamente de ese segmento cínico del género representado por autores como M. John Harrison, Peter Watts o Greg Egan).

Hace poco he podido leer el manuscrito de la nueva novela de Ings, Dark Water, y he quedado deslumbrado. La estructura es muy parecida a la de El color del azar, pero los temas, obsesiones y corrientes subterráneas que la recorren son muy diferentes. Sobre todo, el elemento fantástico es mucho más patente, pero también destaca lo que tiene de novela negra y a veces extraordinariamente violenta. Ha sido una lectura magnífica, y no sé si tendré fuerzas para hacer lo que me pide el mercado y no publicarla.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cabecera de septiembre y concurso

Ahí arriba tenéis la nueva cabecera del blog para el mes de septiembre. Y como de costumbre, os propongo la siguiente pregunta: ¿a qué cubierta de Bibliópolis o Alamut corresponde esta imagen?

El ganador será el primer lector que indique en los comentarios de esta entrada el título exacto del libro correctamente identificado. Su premio: un ejemplar de La tarde dorada de Andrzej Sapkowski. ¡Suerte y buen ojo!